TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. César Aira es el Vila-Matas divertido.
2. Soltada la boutade, me explico: la diversión, sabemos, tiene múltiples matices. Uno puede divertirse leyendo un tratado de Schopenhauer o viendo una película de Disney. A mí Vila-Matas me divirtió como me puede divertir Schopenhauer, y Aira como me puede divertir Disney, pero espero que esto no se vea como un desmérito para el escritor argentino, porque
3. no soy un buen lector de Vila-Matas: leí varios de sus libros, con interés, con cierto aprovechamiento, pero ya no tengo ganas de leer más: me he rendido como lector, o me ha perdido como lector, porque quizás el problema sea suyo y no mío, eso puede pasar cuando alguien no entra en tu obra para quedarse. Sin embargo, sigo queriendo leer a Aira.
4. Sebald quiso escribir ensayo y le salieron novelas posmodernas; Vila-Matas quiso escribir novelas posmodernas y le salieron decimonónicas; Aira se empeñó en novelas pulp, serie B, y le salieron ensayos.
5. Lo de Aira es el absurdo realista. Y sí, juego con el término «realismo mágico», pero convierto el adjetivo en sustantivo porque eso es lo que veo: absurdo (realismo) con toques de realismo (magico) que aportan el entramado suficiente para que no se venga abajo todo.
6. Absurdo es el planteamiento de Varamo: un oficinista al que, sin haber escrito nunca nada, las circunstancias le llevan a redactar el mayor poema de la literatura hispanoamericana. El absurdo en La villa se cuela poco a poco, y es ese elemento que va convirtiendo una novela costumbrista en una de superhéroes; en El congreso de literatura el absurdo da un salto mortal: sobre el planteamiento (hacer un clon de Carlos Fuentes) Aira multiplica el absurdo como única salida posible: la desmesura surrealista como conclusión del plagio.
7. Porque esa es otra sensación en sus novelas: la improvisación: todo parece que es provisional, que la trama puede girar, y gira, en cualquier momento hacia el lugar más extraño, que su ficción está controlada por un dios anárquico y caprichoso y genial que dirige a sus personajes a impulsos de un alcohol iluminador.
8. Y los inadaptados, marginados sociales, los raros que protagonizan sus historias sintetizados en Cómo me reí, donde Aira autor-narrador se queja cuál Cervantes quijotesco de que él no escribe novelas de humor como todo el mundo piensa, y para ello (ay, Lázaro de Tormes) cuenta su adolescencia de extraño e imposturas.