«Quizás sea el momento de explorar otra percepción de los desvíos, de buscar desde otros ángulos, de observar en los destellos del espejo, de describir la ofuscación, de voltear la entelequia, de sopesar qué perversidad o cuál aborto corroe la naturaleza. Momento, quizás, para una nueva teratología.» #. Marcos Taracido escribe cada jueves Textos del cuervo. Teratología dejó de actualizarse en marzo del 2008. Foto: Joan Fontcuberta, El Ciclop, reproducida con el permiso del autor
Era un inmenso cuerpo sin forma, como un trozo de arcilla blando de humedad pero dejado sin molde. Alguna extremidad surgía levemente con la imprecisión de una mancha en un mapa, y la boca y los ojos eran el único norte para el que se aventurase a observarlo, aunque nada hubiese en ellos que anunciase su unidad con el resto de la carne. En los días más cálidos lo acercaban a la orilla, y con un arnés y unos flotadores desmedidos lo metían en el agua, y sólo entonces emitía algún sonido, un arrullo ténue que crecía hasta un vagido doloroso que nadie, en los dos extremos que se formaban en la playa, sabía si era un grito de placer o un llanto seco de aterrado.
2007-07-26 14:07
Yo voto por el girto de placer. A no ser que en el agua tema deshacerse del todo y dejar de existir para siempre. Claro que eso bien puede ocurrirle en la arena.
Al socorrista ese de rojo, que disperse a la gente de una vez, que esto no es un espectáculo.
Un beso
2007-07-26 17:50
El monstruo me inquieta. Y afronto estas lecturas con una, ya conocida, desazón. Hoy siento un alivio, provocado por su grito de placer. Gracias por permitirnos ponerles un fin a tus relatos.