«Quizás sea el momento de explorar otra percepción de los desvíos, de buscar desde otros ángulos, de observar en los destellos del espejo, de describir la ofuscación, de voltear la entelequia, de sopesar qué perversidad o cuál aborto corroe la naturaleza. Momento, quizás, para una nueva teratología.» #. Marcos Taracido escribe cada jueves Textos del cuervo. Teratología dejó de actualizarse en marzo del 2008. Foto: Joan Fontcuberta, El Ciclop, reproducida con el permiso del autor
Aparece inmóvil entre el bullicio de los otros; ojea los libros con una lentitud de ameba y los vuelve a dejar sobre sus estantes, como en un abandono. En medio del rostro surge un precipicio, pues la boca no nace sino en el cuello, y entre los labios no hay acuerdo, el superior engrandecido, como queriendo recuperar la posición perdida, el inferior perdido en el volcán sin dientes. La frente es un roquedo que apenas disimula algún cabello. Un hombre se acerca, la atrae con un suave gesto de la mano y hunde su lengua en el cráter, en busca de la lava.
2007-10-04 21:54
El título me confirma que el percibo monstruo es el monstruo.
Hay tantos de este tipo de fauna que es difícil dar una pista a nadie para que los reconozca hasta que no actúan; entonces se definen.
Un beso.
2007-10-04 22:07
Pues no sé si irás descaminada… y creo que entiendo donde puede estar el fallo; por lo pronto, no tomes “homo” como “macho”, sino como genérico de humano. Después, creo que no conseguí darle a la escena la ternura que pretendía.
Saludos
2007-10-05 12:30
Bueno, el fallo puede estar en que lo reinterpreté con los títulos (sobre todo haciendo caso al de Puella disturbata), porque de primeras sí me pareció que había ternura en el hombre que se acercaba, ternura y sensualidad. (Hasta me recordó [no por la ternura, que no es lo suyo en esta canción] a una canción de ¿Sabina?, creo que sí, en que dice que él prefiere la pasión de la fea Lola a las insipideces de las guapas oficiales; por aquello de que el hombre sabe que ahí está «la lava».)
Bien, reinterpreto ahora: precioso texto, con la ternura y la sensualidad con que uno se acerca a la pasión que esconde aquella a la que tantos otros, por su exterior, ignoran.
Un beso.