La fotografía no ha muerto, sólo ha cambiado de formato. Sus valores y normas tampoco han desaparecido, sino que se han actualizado y nos obligan a mirar el mundo de otra manera. En Profundidad de Campo, cada día 23 repasaremos su evolución en un intento por demostrar que las dudas que origina son similares tanto cuando hablamos de megapíxeles y Photoshop como cuando hablamos de daguerrotipos y granos de plata, y explicaremos cómo interpretar un arte y oficio que, a su vez, interpreta el mundo para nosotros.
En muchas ocasiones mis benévolos amigos me presentan en sociedad como fotógrafo, apelativo ante el que siempre respondo con un “En eso estamos”. No es tanto un exceso de humildad como una duda honesta: para ser totalmente sincero, no tengo ni la menor idea de si soy un fotógrafo.
¿Quién es fotógrafo, hoy en día? ¿Lo son las vacas sagradas, los nombres con mayúscula que parecen haber estado ahí siempre, sin que nadie se fije en cómo llegaron? ¿Lo somos todos los que llevamos una cámara en el bolsillo todos los días y media docena de formas para enseñarle al mundo nuestra muy particular visión del mismo? ¿Lo son los que pueden decir que viven de ello hasta el punto de poder tomarse vacaciones de ser fotógrafos? ¿Se es por formación? ¿Por vicio? ¿Por publicación? ¿Porque se te considere así?
Robert Capa, antes de revolucionar el fotoperiodismo, era un juerguista que se metió en la fotografía en parte por su ideario político y porque algo había que hacer; Cartier-Bresson no tuvo que preocuparse jamás por sobrevivir y Robert Frank vivía en un roñoso apartamento neoyorkino donde su única preocupación era la fotografía; García-Alix confiesa que nunca tuvo referentes, que no empezó a interesarse por el trabajo de otros fotógrafos hasta que no llevaba revelados varios cientos de carretes y se dio cuenta de que se le daba bien.
Eugène Atget no fue considerado fotógrafo hasta después de muerto, cuando alguien rescató sus negativos de un ático parisino y lo convirtió en un documentalista clave tanto para la historia de París como para la de la fotografía en general. Vivian Maier retrató con su Rolleiflex a toda una sociedad americana y si otro fotógrafo no llega a comprar sus cajas de negativos en un mercadillo por puro frikismo hoy no estaríamos hablando de uno de los mayores fenómenos fotográficos que ha dado el siglo XX desde, precisamente, Eugène Atget. ¿Se consideraba Maier fotógrafa?
En lo que parece que estamos de acuerdo es en que hay que hacer fotos. Muchas fotos. Para los más esencialistas (entre los que no me incluyo; o sí; no sé) un fotógrafo es “alguien que hace fotos”, y lo que luego quiera hacer con ellas queda a su discreción. Si vas a un taller de fotografía encontrarás una mayoría de gente, entre profesores y alumnos, que te dirá: Haz muchas fotos. Millones de ellas. Un gritón de fotos. Y cuando tu dedo índice ya no responda y cada vez que cierres los párpados oigas el ruido de la cámara cada vez que aprietas el obturador, detente, da un paso atrás, contémplalo todo y saca de ese muchillón de fotos un trabajo fotográfico de la misma manera que Miguel Ángel te sacaba un David del bloque de granito. Por lo que podríamos concluir que un fotógrafo es, en esencia, un editor: un señor que separa el grano de la paja. Pero hay fotógrafos que necesitan que los edite otra persona. Yo, en ocasiones (muchas), necesito darle mis fotos a una persona de mi total confianza que me oriente sobre qué mola y qué no mola y, sobre todo, que me componga una visión externa de lo que estoy haciendo, porque en esas ocasiones tengo la sensación de que me limito a hacer fotos, a apretar un botón. Esta persona de total confianza (a la que para abreviar llamaremos Quino, nombre que puede ser ficticio o real) es precisamente una de las pocas personas que conozco que no me machaca con el mantra de hacer fotos hasta que puedas nadar en ellas como Tío Gilito con su dinero. Quino puede salir ocho horas cámara en mano y es capaz de volver con siete fotos tiradas de las cuales sólo le gustarán dos, que se quedarán en una en una futura edición final. ¿Quién es aquí el fotógrafo? ¿Era Raymond Carver el escritor de éxito o fue su editor el que convirtió una serie de relatos en canela fina?
Reconozco que me siento muy cómodo con la posibilidad de que no sea necesario ahogarse en fotos, pese a lo mucho que eso traiciona la máxima de que aquí y en la China popular la práctica hace el talento. Claro que luego conoces el método con el que Cristobal Hara —probablemente el mejor fotógrafo que ha dado este país desde Ramón Masats— elaboró sus dos libros sobre España, Autobiography y An Imaginary Spaniard (Steidl los dos): ocho horas al día, con su descansito para el bocata, haciendo fotos. Como en un trabajo rutinario. Y luego ya de ahí sacas tu edición, se la mandas al más famoso editor fotográfico de Europa, y ahí tienes tu librito: la práctica hace el talento.
La actualidad hace el tema mucho más difuso: la fotografía digital, los móviles, Instagram, los filtros, Fontcuberta y sus collages de fotografías de otros porque para él sí que ya está todo fotografiado y sólo nos queda editarlo. Antes, si no sabías revelar con tus cubetitas y sin tu cuarto oscuro no eras fotógrafo; imagino que si ahora no manejas con los ojos cerrados los presets del Lightroom, tampoco lo eres. Hay gente que no considera a los fotógrafos de boda parte del club, y otros que sólo consideran el oficio como esencia verdadera; y los partidarios del arte, claro. Considerando que casi dos siglos después se sigue debatiendo con fiereza qué es la fotografía —verdad, mentira, testimonio, manipulación— no es raro que la figura del fotógrafo se siga cuestionando.
Mientras tanto, sigamos haciendo fotos. Pocas o muchas. Las que queramos.
2013-09-23 18:23
genial!
he pensado muchas veces y le he dedicado horas a tratar de descifrar qué o quién es un fotógrafo/a, o si yo lo soy..
salgo días enteros con mi cámara que pesa como un kilo y hace dos meses que no logro terminar un rollo, pero a veces eso me alegra también porque creo que es un signo de que me detengo más a mirar y pensar antes que disparar.
saludos
2013-09-23 22:47
Fotógrafos comerciales: Aquellos que establecen una relación comercial con un cliente a cambio de un monto económico. Por el contrario, no será un profesional aquel que esté dispuesto a regalar o infravalorar su trabajo. (Moda, arquitectura, producto, interiorismo, bodas…)
Reportero gráfico: Es aquel que se ocupa de hacernos llegar lo que está pasando, casi en tiempo real, en nuestro entorno, ciudad, país, alrededor del globo. Algunos se juegan la vida en los diferentes conflictos por aportar imágenes que nos permiten conocer de primera mano el mundo en el que vivimos.
Estos a diferencia de los fotógrafos comerciales pueden ir a desarrollar su trabajo contratados por una agencia o bien de freelance, estos últimos sin garantía alguna de que sus fotografías vayan a ser compradas por alguna agencia.
Fotógrafo artístico: Es una forma de vida. Se trabaja en torno a uno o varios conceptos con la idea de desarrollar un lenguaje personal. No se suelen servir de imágenes aisladas y predomina un discurso coherente entre imagen, teoría y representación. Eso es lo que representa ser un fotógrafo artístico, al margen de que tenga galería que lo represente o no.
En este caso la parte económica puede o no puede existir y por supuesto es muy necesaria, pero eso, a diferencia de otros casos, no lo puede dominar el artista.
En principio, lo esencialmente importante es el compromiso y la búsqueda de la homogeneidad en el discurso.
Y por último, personas que hacen fotos y fotos sin más intención que la de hacer: Es absolutamente lícito y maravilloso que la fotografía como soporte y como técnica se haya perfeccionado y democratizado tanto. Pero estas personas que hacen fotos por el puro placer de hacerlas, fotos que congelan un instante, fotos para el recuerdo, divertidas, obscenas, delatoras… Son eso, personas que hacen fotografías y disfrutan del medio fotográfico, en ningún caso fotógrafos.
Llegados a este punto sería bueno aclarar que, ni Robert Capa, ni Cartier-Bresson, ni Eugène Atget, ni el último descubrimiento, Vivian Maier, hacían fotografías sin saber lo que estaban buscando. Otra cosa es que vivieran o no de estas, o que esta última se considerara o no fotógrafo, su obra la ha hecho fotógrafa.
En fin, aunque faltan muchos detalles, esta es una opinión muy personal de lo que puede ser o no un fotógrafo.
Un saludo,
2013-09-24 12:17
Hace unos años me gané la vida durante una temporada trabajando como fotógrafo de bodas. Tuve un compañero que a diario trabajaba como protésico dental y los fines de semana cogía su Bronica y se ganaba un sobresueldo. No tenía conocimientos de fotografía, ni de fotógrafos, ni de tendencias, ni leches. Solo que con su Metz 45 y con este u otro diafragma rebotando aquí o allá la foto salía bien, y que para un contraluz tenía que hacer esto o aquello porque un día nuestro jefe le dijo que tenía que hacerlo así, a piñón fijo. Y bastaba. ¿Este señor era un fotógrafo? Al hilo del tema, cuantos organismos públicos, a través de centros culturales, exposiciones, concurso o eventos varios fotográficos, han dado cancha a fotógrafos armados de un excelente discurso semántico que dudo mucho el concejal de cultura de turno entendiera. ¿Eran fotógrafos u “artistas” que utilizaban la fotografía como medio de expresión? No cito nombres porque estoy seguro de que conocéis unos cuantos. ¿Quién se acuerda de ellos? ¿Quién se acuerda del protésido dental? ¿Quién era “más fotógrafo” de los dos? Cuantas dudas…
2013-09-24 12:25
Excelente artículo. No me ha resuelto ninguna de las dudas que siempre me he planteado, pero sí que me ha servido para poderlas expresar de una forma coherente y a su vez, la agradable sensación de compartir las mismas inquietudes. Sinceramente, muchas gracias.
En mi caso no me gusta denominarme fotógrafo, sino simplemente definir como alguien que hace fotografías e intenta contar historias a través de ellas. Aunque en determinados círculos pueda sonar a postureo, sinceramente es así como me veo.
Saludos y a disparar!
2013-09-25 18:31
A mí me gusta el significado etimológico crudo de fotógrafo: El que plasma la luz.
El pintor es un observador, el fotógrafo sin su cámara también, cualquiera lo es; pero la cámara no, no contempla ni interioriza, simplemente capta y almacena el momento en que el obturador dejó paso a la luz.
Fotógrafo será, pues, quien con talento, técnica o fortuna nos haga creer que una foto fue lo que cámara pensó al verlo.
2013-09-29 22:21
Muy buen artículo Adrián, aunque me quedo con la definición de Miguel A. Román: “Fotógrafo será, pues, quien con talento, técnica o fortuna nos haga creer que una foto fue lo que cámara pensó al verlo.”
2013-09-29 23:32
Está claro que esos fotógrafos que tan bien tipifica José Luis entran dentro de un orden perfecto del mundo, y cuando he acabado de leer su comentario me he dicho ¡eso es!
Yo hago fotos así, a lo loco, y luego no las vuelvo a mirar, o sí, pero siempre me encuentro con una decepción bastante importante. Se que de vez en cuando, una cada 500 o 1000, me sale una foto buena, una foto que dice algo o que enseña lo que yo vi y quise guardar de aquel instante.
Nunca me he considerado fotógrafa ni lo haré, porque no lo soy (ni lo quiero ser), porque no tengo ese discurso, esa visión global, que yo sepa, ni la busco, ni nada. Porque utilizo la fotografía como un turista, porque no siento que tenga nada que contar.
Pero ahora mismo opino que dentro de esa descripción genérica de lo que José Luis considera “no fotógrafos”, entre los que obviamente me incluyo, sin embargo sí puede haber fotógrafos también. Y dentro de las otras, tal vez los haya que no lo son tanto.
Porque en lo que respecta a las personas, en mi opinión, es mucho más difícil hacer taxonomías. Organizar a los seres humanos en cajones es un sistema que, a mi parecer, no funciona bien.
Supongo que eres fotógrafo si no puedes evitar serlo.
2013-09-30 00:21
Mi
abuelo
y
mi
padre
fueron
fotógrafos.
Lo
fueron
por
que
la
economía
familiar
dependió
siempre
se
su
arte,
creatividad
y
técnica
en
este
oficio.
Recuerdo
las
uñas
de
mi
abuelo
manchadas
por
en
continuo
manejo
de
los
químicos
y
las
canicas
con
las
que
yo
y
mis
amigos
jugábamos
de
niños
que
eran
las
que
mi
padre
utilizaba
para
que
en
los
botes
del
revelador
no
entrara
aire
y
evitar
su
oxidación.
La
primera
vez
que
vi
aparecer
de
la
nada,
una
foto
familiar
de
un
papel
sumergido
en
un
líquido
y
rodeado
de
una
luz
rojo
me
pareció
magia.
El
recuerdo
de
las
horas
que
mi
padre
pasó
enseñándome
a
introducir
una
película
en
un
tanque
de
revelado
en
la
absoluta
oscuridad
hoy
me
emociona.
También
yo
he
vivido
de
este
oficio,como
fotoperiodista
hasta
que
la
crisis
ha
llegado
a
los
medios
me
comunicación.
Ahora
el
paro
intenta
apoderarse
de
mi
creatividad
y
de
mi
oficio.
Pero
no
dejaré
de
ser
fotógrafo
por
que
lo
he
vivido
desde
niño.
En
eso
estamos….