Érase una niña marciana que gustaba de salir con su nave espacial a matar terrícolas con sus amigos. Volaban en formación, atacaban por turnos, controlaban los mandos. Si uno moría, no importaba: tenía otra vida. Arrasaban ciudades, masacraban naciones, devastaban el mundo. Era un juego divertido… La niña se llamaba Febe. También le gustaba escribir. Lo hace cada día 13 en este sitio.
Reconozco que me gusta masacrar planetas y civilizaciones. Al fin y al cabo, forma parte de mi cultura marciana. Pero también odio las injusticias. Quiero decir, no soporto que una civilización se autodestruya por dentro. Eso me quita trabajo y el placer de hacerlo yo. En concreto, vosotros los terrícolas me tenéis cada vez más contrariada.
Sois una especie curiosa. Necesitáis un cambio. Un cambio sustancial. No hablo ya de la forma de gobierno, de la estructura interna, del sistema capitalista. Hablo de un cambio sociomental. Esto es, de objetivos. No tenéis el mismo objetivo. Ni como especie, ni como cultura, ni como entidad macroscópica. Ese es vuestro principal fallo.
Habéis creado infinidad de piezas artísticas, especialmente en el Séptimo Arte, también en el Octal, en las que sufrís el ataque precisamente de un “enemigo común”, habitualmente “de naturaleza extraterrestre”, contra el que os unís en masa para vencer al opresor. La verdad es que es algo que me produce tal cantidad de ironía hilarante como de pena deprimente.
El enemigo lo tenéis en casa. La serpiente está en vuestro jardín. Sois vosotros, vuestro sistema, vuestra parsimonia, lo que hace que la autoextinción esté próxima. Tal vez no lo queráis ver, reconocerlo, afrontarlo. Pero la memoria genética es sabia, antediluviana, cósmica. La balanza y equilibrio del Universo son exigentes e implacablemente inevitables.
La realidad es que la ficción ya no es tan improbable. ¿Qué hace falta para que os pongáis en marcha? ¿De verdad necesitáis que convoque a mis congéneres en ataque masivo rumbo a la Tierra para estar unidos y mirar por el bien global de vuestra especie completa por encima del individuo? Es posible que no me estéis dejando otra opción.
Vuestros dirigentes no se están portando bien, no están haciendo las cosas bien. Desde un punto de vista objetivo esto es, de hecho, bastante extraterrestre. Vuestra moneda de cambio ya no es el dinero, sino la caradura. Pregonan lo que no hacen, ejecutan lo que no dicen, desmienten lo que afirmaron. Pongamos algunos ejemplos históricos claros.
- En marzo del año 2009 la industria del videojuego español gana un puesto de honor al ser considerado cultura.
- Unos meses después, la aDeSe pide al Gobierno que por tanto se regule dicha industria con la legislación correspondientemente oportuna.
- En el año 2010, la misma asociación trata la piratería como el mayor cáncer de la industria y anuncia que denunciarán todas las webs de descargas ilegales.
- En ese mismo año, el Ministerio de Cultura lanza un “videojuego” online de preguntas y respuestas (habitualmente caído, no intentéis acceder mediante los enlaces desde las otras páginas que lo anunciaron como esta ) sobre cultura general de España. Habría que saber cuánto gasto público ha supuesto, así como cuánta cultura aporta al tamiz del saber popular .
- En 2011 la aDeSe apoya firmemente la “Ley Sinde” y pide al gobierno que tome medidas urgentemente para aplicar a los que la infrinjan. Asimismo, mantiene su postulado de que la piratería y el P2P son los culpables de la caída de ingresos de la industria que factura más que el cine y la música juntos.
- La ex-ministra Sinde, pese a los intentos de la sociedad por impedirlo, lanza su famosa ley homónima (con Wert) en 2012, respaldada por la aDeSe como “máximos portavoces” de la llamada “patronal del gremio de desarrolladores del ocio interactivo español”.
Claro que en todo esto hay algunas cosas y datos que no se están teniendo en cuenta, que curiosamente son muy similares a otras industrias culturales, tales como la literatura o la música, claramente dominadas por un entramado mercantilista que impide la proliferación de nuevos talentos y nuevos proyectos, digamos, no aceptados comercialmente.
Para empezar, intentemos destapar dos hechos que están relacionados con esa caída de ingresos, también atribuida a la crisis en muchos casos (*) :
1) ¿Tanto daño hace el P2P?
2) ¿Por qué es mejor, ergo más barato, comprar los mismos juegos fuera de España?
(*) Atribución que no es cierta dado el volumen creciente de gamers que compran juegos para quedarse en casa en su tiempo de ocio, dado que el precio/hora de entretenimiento sale mucho más barato con un juego de 60€ y 50 horas de juego que irse de cañas, tapas y copas finde sí, sinde también.
Ahora hablemos de otras iniciativas educativas que parecen encaminadas a fortalecer el crecimiento del sector dentro del panorama nacional español, como las que proponen algunas universidades públicas o privadas, que lanzan masters de diseño y desarrollo de videojuegos o incluso ya existen Grados Oficiales.
El objetivo principal es promover la proliferación de títulos y tecnología de entretenimiento digital e interactiva dentro de las fronteras de ese país, evitando así la fuga de talentos. Pero curiosamente, también aquí se producen casos curiosos.
Algunas de las citadas iniciativas sí que cumplen todos los estándares y requerimientos administrativos y de demanda del mercado, pero sin embargo otras no son más que intentos desaventurados de satisfacer las ilusiones de jóvenes que desean alimentar su fuerte vocación creativa, a seis mil euros la matrícula anual.
La cosa está chunga. Os lo dice una niña que ha visto cómo civilizaciones mucho más avanzadas y organizadas que la vuestra han caído, dejándonos a los marcianos tan solo la postapocalipsis que empiezo a ver se os avecina si no hacéis algo pronto.
No me defraudéis, disfrutad un poco, salid a la calle, hoy es viernes trece, magnífico día para hacerlo. Además, un poco de masacre tampoco es tan mala. Renueva el espíritu demográfico y hace respirar al entorno macrosocial.
Dicho de otro modo, al cáncer hay que extirparlo por la vía más dura…
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“El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.”
Burke, Edmund
“Un pueblo desgraciado hace los grandes artistas.”
De Musset, Alfred