Érase una niña marciana que gustaba de salir con su nave espacial a matar terrícolas con sus amigos. Volaban en formación, atacaban por turnos, controlaban los mandos. Si uno moría, no importaba: tenía otra vida. Arrasaban ciudades, masacraban naciones, devastaban el mundo. Era un juego divertido… La niña se llamaba Febe. También le gustaba escribir. Lo hace cada día 13 en este sitio.
Pronto llegará el momento en que vuestro insulso planeta haya dado tres vueltas alrededor del sol y tendré que elaborar algo especial para el tercer aniversario de mis marcianas confesiones desde esta luna de Saturno en la que tanto me gusta escribiros. A falta de muy poco para que ese momento llegue, me encuentro un tanto melancólica.
Llevo varios giros sobre mi propio eje tratando de comprender la razón por la cuál aún no os he destruido y he alcanzado varias conclusiones. La primera es por curiosidad, por saber hasta dónde podréis llegar demostrando vuestra creciente estupidez. La segunda es por vaguería, al fin y al cabo soy una niña caprichosa que se cansa rápido de todo, incluso de destruir planetas.
Por último he llegado a una tercera mucho más íntima. Tal vez haya algunos ejemplares que sí merezca la pena salvar. Quizá nazcan cada cierto tiempo en diversas zonas del globo algunos elegidos, iluminados, personajes que deban ser salvados del holocausto. Por supuesto, no pueden ser más que grandes ilustres del arte octal. Ellos serán los indultados.
He decidido que a partir de ahora iniciaré una especie de subsección dedicada a estos terrícolas que dividiré en varios artículos separados cada cierto tiempo, de manera que en cada uno abordaré a un genio distinto. Para inaugurar esta iniciativa, he elegido probablemente al más característico de todos ellos: Shigeru Miyamoto.
La razón de por qué comienzo con él y que de hecho ha sido la fuente de inspiración para comenzar esta subsección temático-biográfica no es otra que el Premio Príncipe de Asturias a la Comunicación y las Humanidades, recientemente otorgado a los sociológos Touraine y Bauman, que han dejado al maestro japonés con las manos vacías como finalista.
El alma de Nintendo, empleado de dicha compañía desde hace más de treinta años, Miyamoto está considerado uno de los máximos exponentes en la industria del videojuego, del ocio interactivo y el entretenimiento digital. Se le ha llegado a nombrar como el padre del videojuego moderno y ha sido pionero en gran cantidad de ideas. Sus títulos y personajes así como sus revolucionarias innovaciones han sentado precedentes de gran repercusión. El más conocido sin lugar a dudas es Mario, ese entrañable fontanero que surgió inicialmente como carpintero para Donkey Kong , el testarudo gorila lanzador de barriles. |
Gracias a aquel comienzo, se dice que Miyamoto sacó a Nintendo de la posible bancarrota y a partir de ahí su trayectoria ascendente fue imparable. Entre sus muchos éxitos, destaca el hecho de que Mario es el primer personaje en moverse libremente por la pantalla en un entorno tridimensional en Super Mario 64 .
Pero ahí no queda la cosa. Otro de los grandes éxitos sin lugar a dudas es la saga que empezó con The Legend of Zelda , primer videojuego de la historia en el que podía grabarse la partida en el propio cartucho para poder continuarla en otro momento pudiendo apagar la consola. Aquello fue toda una revolución en la época.
Siguiendo el éxito de la épica saga, también basada en la recurrente tónica en el diseñador nipón del rescate de princesas en apuros, acumuló gracias a ella otro gran galardón con la versión para Nintendo 64, el afamado Ocarina of Time , considerado el mejor videojuego de la historia.
Tenemos otro curioso título destacable, los adorables pero no demasiado inteligentes Pikmin , inspirados en el jardín del propio Miyamoto, donde en una apacible tarde de contemplación se planteó cuánta vida podría haber en un pequeño jardín familiar. Sin duda otro concepto de juego altamente entretenido y adictivo.
Fanático de los perros, de hecho criador semiprofesional, obtuvo otro gran éxito con Nintendogs . Cuesta creer su afición y pasión a dichos animales teniendo en cuenta que el encadenado perro de su vecino lo atormentó en la infancia. Más curioso aún es el hecho de que precisamente de ahí surgiera uno de los monstruos más peligrosos e invulnerables de la saga Mario: “Chain Chomp”, una bola con afilados dientes enganchada a una cadena.
Pero no sólo se trata de títulos y más títulos o sagas completas. No es una mera cuestión de firmas y franquicias, de las que podríamos añadir a las ya citadas las de StarFox o F-Zero , entre otras. Al imaginativo creador se le puede elogiar también por sus ideas renovadoras en cuanto al concepto de videojugador, ya que ha sido el principal precursor de las plataformas Nintendo DS y Wii.
Gracias a ellas, ha surgido el nuevo perfil de jugador casual, aquel que habitualmente no se ponía a los mandos como el jugador tradicional, pero que ha descubierto un submundo de entretenimiento o enriquecimiento personales al encontrarse envuelto de nuevas experiencias de juego o cooperación, entretenimiento familiar o nuevos desafíos mentales y a los sentidos.
Todo un maestro o genio del que sin duda habría mucho que aprender y admirar. Alguien para quien el arte octal no es un medio de vida sino el fin de la vida misma. Creador imparable, productor incansable, personaje excéntrico. Merecedor sin lugar a dudas de ser el primero en encabezar esta nueva subsección de terrícolas indultados.
Ahora sólo queda que os devanéis los sesos pensando en quién será el siguiente de vosotros en ser juzgado…
—
“El perdón es la única venganza aprobada por el Universo.”
Schmidt, Silvia
“¿Los videojuegos son malos para ti? Lo mismo dijeron sobre el Rock ‘N’ Roll.”
Miyamoto, Shigeru
2010-07-15 10:00
Totalmente de acuerdo y agradecido ante semejante reconocimiento (via indulto) a Miyamoto de parte de vuestra reverenda misericordia galáctica.
Ahora quisiera proponer otro candidato al indulto, si no mi persona que poco miedo le tiene a la muerte mas sin embargo mucho teme de abandonar la vida sin llegar a apreciar vuestro magnánimo rostro, sea entonces considerado Maynard J. Keenan o Chespirito.