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Matando terrícolas por La Pequeña Febe

Érase una niña marciana que gustaba de salir con su nave espacial a matar terrícolas con sus amigos. Volaban en formación, atacaban por turnos, controlaban los mandos. Si uno moría, no importaba: tenía otra vida. Arrasaban ciudades, masacraban naciones, devastaban el mundo. Era un juego divertido… La niña se llamaba Febe. También le gustaba escribir. Lo hace cada día 13 en este sitio.

Reestrenos de cartelera

La adaptación es sin duda alguna un arte en sí mismo. Consiste en transformar mediante un toque personal o unos criterios determinados una obra artística (generalmente literaria o cinematográfica, en las que se desarrolla un hilo argumental conductor) en otra, trasladándola de medio en muchos casos e intentando conseguir el mismo u otros efectos que en el original mediante recursos distintos.

La obra de partida puede tener mucho, poco o nada que ver con su versión adaptada. Ambas pueden tener el mismo nombre o ni siquiera eso. Pueden aparecer o desaparecer nuevos personajes, escenarios y tramas con total libertad. Se emplean diversas tecnologías y técnicas narrativas, siendo fiel a la historia inicial o por el contrario dándole tanto una nueva forma como variando su contenido al hacer ambos más atractivos, al enfocarlos hacia otro tipo de público, etcétera.

Pero la adaptación es también una fuente de ingresos considerable en términos de royalties. Se recurre a ella constantemente en cine, series de televisión, literatura y todo tipo de obras que entrañen contar una historia que pueda derivar en sagas de interminables secuelas. Y no olvidemos que el videojuego no es sólo arte, sino también industria. Es por ello que existen no pocos casos en los que se han realizado adaptaciones en los dos sentidos.

Veamos unos cuantos ejemplos que hasta un terrícola pueda entender. Para ello haremos una comparación muy simple: diremos que Marte representa los videojuegos y que la Tierra representa todas las otras formas artísticas. Allá vamos.

De la Tierra a Marte:

Uno de los casos quizá más representativos de este sentido de la metamorfosis lo tenemos en Tron, el primer videojuego basado en una película. Disney decidió arriesgar como pionera en esta práctica que repetiría insaciablemente. En este juego odíamos internarnos a modo de mini-pruebas en algunas representativas escenas del film, como la batalla de lanzamiento de discos o la conocida persecución de las motos de coloridas estelas.

En la misma línea del cine llevado a recreativas, ordenadores y consolas hemos tenido algunas otras voluminosas colecciones de títulos bajo el mismo membrete que desde sus mismos inicios no han parado (ni lo harán) de producir más y más sucedáneos, como las incombustibles Star Wars o la ya mencionada Factoría Disney al completo, que para cada nueva producción en la gran pantalla lanza el videojuego homónimo por las mismas fechas. Claro que discusión aparte merece la colaboración con Squaresoft (madre de los renombradísimos Final Fantasy) para Kingdom Hearts, uno de los mejores RPGs ( role playing game ) de la Historia en el que aparecen Mickey Mouse, el Pato Donald, Goofy y un surtido elenco de otros muchos personajes y escenarios de sus clásicos.

De todas formas Disney no es la única que aprovecha sus películas como excusa perfecta para sacar a la venta un videojuego más o menos calcado de la misma. Esta es una práctica muy común. Cuando aparece una nueva película de la que se espera gran recaudación (sobre todo si es de animación o para público infantil-juvenil) no falta la adaptación para videoconsola y PC. Habría miles de sonados ejemplos de dos o tres décadas tales como las Tortugas Ninja, Robocop, Terminator, Alien, Indiana Jones, Matrix o las últimas de James Bond. Es ésta sin duda una maniobra comercial pero muy efectiva, que en ocasiones hace que los ingresos obtenidos de las ventas de los juegos sean mayores que los del rollo original en taquilla. Como dato curioso adicional, ha llegado a darse el caso incluso en que la fecha de salida del videojuego en los almacenes ha sido anterior al estreno en cartelera, lo que ha llevado a situaciones en que algunos completaban los juegos en dos días, destripándose el argumento de la película y desvelando a otros el final antes incluso de su llegada a las salas.

Dejando ya por fin la gran pantalla, saltemos a la pequeña, donde principalmente en series de anime (animación japonesa) no podemos dejar de mencionar las decenas de títulos de Dragon Ball, el más reciente e imparable Naruto y otros más modestos pero significativos Sailor Moon, Neon Genesis Evangelion o Captain Tsubasa. Esta última serie, más conocida para los terrícolas españoles como “Oliver y Benji” o “Campeones”, tenía un modo de juego innovador en el que el jugador elegía mediante menús el siguiente movimiento (pasar, chutar, correr…) de los protagonistas y según las opciones elegidas se cargaban unas animaciones u otras en pantalla, según decidiera el propio juego.

En la mayoría de estos casos nos encontramos que, aún siendo a su vez adaptaciones televisivas de un manga original, los juegos han nacido sin duda de la mayor espectacularidad de la primeras respecto de los segundos, como el caso especial del ya mencionado Dragon Ball de Akira Toriyama. Pero también ha habido adaptaciones directas de la versión en papel. Precisamente de este mismo autor tenemos Go Go Ackman, basado en un manga corto y poco conocido que llegó hasta la tercera parte para Super Nintendo, aunque no saliese de Japón.

Y ya que hemos pasado al papel escrito, vayamos a lo último que nos queda: los libros. Quizá aquí nos encontremos el mismo caso que con los comics. Tiene que salir en primer lugar la película adaptada del libro para que de ésta ya veamos el juego que le haría honor. Tales son los casos de Harry Potter o El Señor de los Anillos, por ejemplo. Sin embargo, El Hobbit y Don Quijote de la Mancha tuvieron sendas aventuras conversacionales en los ochenta, por citar dos excepciones.

Por último, una rápida mención a los juegos de rol de mesa y wargames como Dungeons & Dragons, Vampiro la Mascarada o Warhammer, que también han licenciado buena cantidad de títulos, algunos realmente buenos.

De Marte a la Tierra:

De la misma manera que empezamos en el anterior viaje de ida, lo haremos en este de vuelta. Super Mario Bros. fue el primer y vergonzoso intento de adaptar un videojuego inadaptable al cine, con un nefasto resultado que nada tenía que ver con aquel fontanero saltimbanqui y su espigado hermano.

Tras eso llegaron algunas más, la inmensa mayoría un tanto forzadas o de dudosa (por no decir nula en algunos casos) similitud con los argumentos de los videojuegos originales. Empezando por Tomb Raider, seguiríamos con Resident Evil, Alone in the Dark, House of the Dead, Silent Hill o Dead or Alive, hasta llegar a una misma conclusión. En muchos de estos casos nos encontramos más una mera tendencia que busca simplemente sacar dinero con algo de efectos especiales y argumentos mediocres en lugar de producir buenas producciones. Es esta una nueva moda reciente en la que se aprecia que los videojuegos no son ya simples sucedáneos. También puede ser al revés.

Yéndonos a las series de televisión, volvemos a los Hermanos Mario con una extraña pero mejor adaptada serie de dibujos animados, incrustada en un mini-show con un par de actores (Mario y Luigi) que aparecían brevemente al principio y al final en disparatadas situaciones. En algunos pocos episodios, la serie interior del show fue cambiada por una basada en el célebre Legend of Zelda. Igualmente, la compañía rival de Nintendo por excelencia en los noventa, SEGA, decidió producir una serie también sobre su mascota, Sonic el Erizo, que tampoco tuvo mucho éxito.

En cuanto a libros también se han dado no muy numerosos pero sí destacables casos de la mano de Blizzard con Warcraft, Starcraft o Diablo; las novelas de Doom, de Halo o Sonic the Hedgehog de nuevo, editadas estas últimas exclusivamente en el Reino Unido.

* * *

Con esto dejamos bien claro que no todos los videojuegos nacen de la nada ni tienen por qué morir sin descendencia. Que pueden hacer mucho ruido o venir de sitios ruidosos. Que un bombazo en taquilla o en librería puede quedar relegado a un segundo plano incluso si modelizas sus personajes y te dejan decidir cuándo, cómo y dónde dispararán esa flecha y a quién. Y, por tanto, cuando te lo impongan en una pantalla de cine o en unas líneas en un papel, sepa a poco. Ahí reside la diferencia.

Claro que entonces quizá cabría en el otro lado valorar aquellos otros títulos más originales sin punto de partida (o de llegada) pre-(o pos-)masticado. Pero aquí ya entraríamos en temas más relacionados con la Inspiración, la Musa y ese viejo misterio que hace que los artistas (llámense pintores, poetas, músicos o programadores) den forma a cosas que no existen ni nunca existieron ni lo harán jamás. Así que mejor lo dejamos por hoy.


“La ilusión que un artista desea crear es mucho más subjetiva y mucho más importante que los medios físicos, objetivos, con los que intenta crearla.”
Escher, M.C.

“Discúlpeme, no le había reconocido. ¡He cambiado tanto!”
Wilde, Oscar

La Pequeña Febe | 13 de diciembre de 2007

Comentarios

  1. Senior Manager
    2007-12-13 17:38

    Todo este rollo de película, libro y juegos comenzó en cierta forma cuando George Lucas pidió (inteligentemente) a la 20 Century Fox de quedarse con los derechos de marketing de todos los productos alusivos a su película “Star Wars”...A partir de aquí los industriales se dieron cuenta de que se podía sacar dinero de prácticamente todo lo que se publicase, ya sea en libros o en películas y así fue naciendo este mercado tan conocido hoy en día. Ahora se ha desvirtuado la idea y han nacido estos engendros de películas o videojuegos que no sirven para nada y que no han contribuido a positivar la esencia del marketing, que es vender en masa lo que todos no sabían que deseaban tener.

  2. gsc
    2007-12-14 11:06

    En las adaptaciones (en este caso, de videojuegos) también hay ejemplos curiosos de “intertextualidad”: El creador de Monkey Island escribe sobre Piratas del Caribe.

  3. Alex
    2008-01-14 13:26

    También hay casos que de tanto viaje Tierra-Marte-Tierra-Marte son retorcidos y tienen que provocar fiebre espacial.
    Me refiero sin ir más lejos, ahora que estamos en fechas, a Alien Versus Predator.

    Primero estuvieron las películas de Alien y Depredador, de las cuales ya se contamplaba hace muchos años hacer una película que pusiese a los dos bichejos juntos. Pero no cuajó. Sin embargo, hubo cómics y luego Monolith desarrolló Alien Versus Predator y Alien Versus Predator 2, que son, sobre todo el segundo en mi opinion, obras maestras. Y entonces unos años después por fin hacen la película. Y ahora llega una segunda parte, que mira por donde… ¡tiene videojuego!


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