Desde que Francis Fukuyama predijera el fin de la Historia hasta que Pedro Solbes descubriese el impacto de la desaceleración económica el día en que Zapatero decidió congelarle el sueldo, no ha pasado casi nada. Y lo que ha pasado, apenas tiene importancia. Bienvenidos a la Era de la Poseconomía Ignorante. El periodista y profesor Manuel Ortiz, autor de la bitácora Apuntes de bolsillo, publica una reseña pseudoeconómica todos los días 14 de cada mes.
Decía Ortega que “la historia siempre nos sorprende; luego vienen los historiadores y nos dicen que era inevitable”. Si trasladamos este pensamiento al terreno de la economía, la sentencia del filósofo español cobra aún más sentido. Pese a la demostrada inutilidad de sus vaticinios en asuntos financieros y monetarios, decenas de supuestos expertos de las mejores universidades de todo el mundo siguen empeñados en acariciar la esfera mágica con incansable fruición y adelantarnos sus inefables predicciones. El resultado de estos cálculos cabalísticos, además de patético, mueve a la carcajada. Al final, siempre sale a relucir alguna variable con la que no contaban y que finalmente lo ha trastocado todo, pero ellos siempre encuentran una explicación a su error y saben salir más o menos airosos del enredo, para volver inmediatamente a la carga con renovado ardor profético. Otros, cuando ocurre lo inevitable, aseguran que ya adelantaron meses atrás lo que ahora está sucediendo pero que nadie les hizo caso. ¿Cuándo y dónde lo dijeron? No lo explican, y como tampoco nadie se lo pregunta, se sienten en condiciones de seguir mareando al personal con nuevos vaticinios que jamás se cumplirán. Bueno, en realidad sí hubo quien predijo acertadamente esta crisis: fueron algunos viejos profesores universitarios estadounidenses que escribieron artículos en los periódicos hablando sobre este asunto, artículos con los que los analistas financieros de Wall Street envolvieron distraídamente su sándwich de media mañana.
Asistimos así a un juego tan estúpido como surrealista ―éste de las predicciones― que parece no tener fin, aunque sirve para tener entretenido a un montón de gente en foros doctísimos y en sapientísimas tertulias audiovisuales. Pero este juego sería completamente inocuo si todo quedara ahí: en un simple divertimento de salón. El problema es que muchos de estos cerebros predictores del pasado son quienes asesoran hoy a los gobiernos. Y luego pasa lo que todos conocemos.
La cuestión es que estamos ante una pescadilla que no es que se muerda, es que se devora la cola. Por ejemplo, el foro internacional de mañana, que reunirá a los países del G-20 más España, y en el que supuestamente se habrá de debatir sobre los asuntos económicos tan graves que ahora nos ocupan, no ha sido organizado por los departamentos de economía de los países representados, no, sino por los ministros de Asuntos Exteriores. Nada más lógico, según éste cuasi silogismo, que pedir a un carnicero que nos hornee el pan tras solicitar al panadero que nos ase bien la carne. Vemos, pues, cómo en perfecta comunión, políticos y economistas resbalan en el mismo aceite burocrático. De esta manera, y teniendo en cuenta que el foro durará aproximadamente unas tres horas, no parece que en ese nimio espacio de tiempo podamos asistir a otra cosa que no sea la de observar a Angela Merkel tratando de huir de Nicolas Sarkozy, en su papel de Harpo Marx incansable perseguidor de coristas, o a Silvio Berlusconi rivalizando en morenez y asuntos capilares con sus homólogos internacionales, Obama al margen. En tres horas, no sólo parece improbable que esta gente pueda proceder a la “refundación del capitalismo” sino que, como diría Woody Allen, ni siquiera encuentre sitio para aparcar. Todo ello, bajo la presidencia de alguien, George W. Bush, que estaría bastante mejor desempeñando el digno papel de aparcacoches.
Pero no seamos tan pesimistas, no cedamos al desaliento. Ni predicciones fatuas ni agonías decadentes. Porque, de triunfar el invento, este nuevo capitalismo exprés refundado y bronceado, bajo en calorías y sin colesterol, podría ver la luz en apenas 180 minutos. Jamás en la historia de la humanidad algo tan importante se habría gestado en menos tiempo. O quizá sí: el ‘Big Bang’, que dio origen nada menos que al Universo en millonésimas de segundo. De lograrlo ―para qué ponerlo en duda―, nuestros aguerridos veinte héroes más uno podrían alcanzar la gloria eterna al reinventar toda una estrategia social modelada durante siglos en apenas dos horas más una. Y, de paso, abrir una nueva fuente de esperanza: de hipotecas a precios reducidos; de créditos fáciles para economías delicadas; de adquisición de paquetes accionariales de complexión universal cuyas fluctuaciones alcanzarían cotas inimaginables de rentabilidad en segmentos temporales supersónicos; de súbita liquidez total como sangre nueva inversionista que fluyera veloz por los mercados financieros y bursátiles; de resurgir de la producción a ritmos hasta ahora nunca vistos; de transacciones comerciales cósmicas libres de tasas con una valoración de rentabilidad desconocida; de expansión del universo capitalista desde una singularidad primigenia, donde su aceleración se establecería a través de una colección de soluciones de ecuaciones relativas jamás imaginadas hasta la fecha. ¿O me equivoco y quizá todo esto está ya inventado y no ha funcionado demasiado bien?
Tal vez, pero aún así no seamos gafes ni agoreros. Tampoco nos pronunciemos con presuntuosas predicciones que no harían sino debilitar nuestro espíritu, ya de por sí hoy mermado, ante la sola perspectiva de contemplar la eventualidad del fracaso. Tengamos fe en nuestros veinte más uno superhéroes del universo capitalista y lancemos un mensaje a la humanidad en el que se perfile ante todo claramente el valor incontestable ―tal vez contradiciendo a Ortega e incluso hasta a Manrique― de que la historia, aún siendo imprevisible, siempre se justifica por el consuelo que supone mirar hacia atrás y encontrar tiempos peores.
2008-11-14 11:48
Bernd Schuster reconocía anteayer que no tiene ni idea de por qué a su equipo le meten tantos goles
Que el bien pagado entrenador de uno de los más prestigiosos clubes afirme no conocer la causa de una situación de hecho raya en el absurdo, y si no fuera por el historial verborreico del alemán, sería tenido por un ejercicio de honradez… previa a su dimisión.
Mañana se reunirán los 20’5 grandes con similar desorientación: no tienen ni idea de cómo les han metido estos goles, y sin embargo se presentan como salvadores dispuestos a aportar las soluciones.
¿Qué soluciones?
La palabra más citada es “regulación”. Estados Unidos no la quiere ni en pintura, pero para los europeos es la panacea.
¿Regular qué? ¿El mercado financiero? ¿el hipotecario? ¿el de valores? ¿la fiscalidad? ¿el petróleo?
¿Vaticinios? Esta reunión ya la contó un tal Esopo hace 25 siglos. Al final todos estarán de acuerdo en que lo lógico es ponerle un cascabel al gato y que cuando se mueva suene. El siguiente problema también lo previó Esopo: ¿y eso cómo se hace?
Schuster debería tomar buena nota: es posible que los males del R.Madrid se solucionen poniendo diez defensas… y dos porteros.
2008-11-14 20:43
Yo voy una vez más a lo de siempre: el papanatismo de los medios: ¿es que ninguno tiene un reportero como nuestro Ortiz que diga las cosas como son? ¿O lo tienen pero no les interesa utilizarlo? Qué aburrimiento.
2011-11-11 06:41
Aunque a toro pasado, porque esta reunion turistica de los G 20.5 ya se dio ,opino lo siguiente Estos señores politiqueros, maestros del engaño y la simulacion que unidos a la mala prensa, a la malaTV, y a sus amos los banqueros ,hacen muy armoniosamente “el verdadero crimen organizado internacional”, porque juegan y se burlan de los pueblos que representan y que los miran con desconfianza y con recelo, es tiempo que en Europa, en USA, y en el resto del mundo haya una llamada de atencion a la “unoporcientocracia” que mal gobierna el planeta desde hace mucho y que sus actividades visibles se regulen y se vigilen, antes de que regresemos a la era de las cavernas con una tercera guerra mundial. Se que sueno como otro agorero de calamidades ..pero convencerse por favor que a estas fechas ni Alemania , ni Italia , ni Japòn han pagado su deuda de haber perdido la 2a. guerra mundial, por los mismos bancos que hoy tienen en virtual quiebra a USA y a Europa. Salu2