Libro de notas

Edición LdN
La trituradora porcentual por Manuel Ortiz

Desde que Francis Fukuyama predijera el fin de la Historia hasta que Pedro Solbes descubriese el impacto de la desaceleración económica el día en que Zapatero decidió congelarle el sueldo, no ha pasado casi nada. Y lo que ha pasado, apenas tiene importancia. Bienvenidos a la Era de la Poseconomía Ignorante. El periodista y profesor Manuel Ortiz, autor de la bitácora Apuntes de bolsillo, publica una reseña pseudoeconómica todos los días 14 de cada mes.

Para qué sirve un Banco o ¿dónde está mi dinero?

La pregunta es la siguiente: ¿Para qué sirve un Banco? Observe el lector inteligente que hemos escrito Banco con inicial mayúscula para atajar cualquier posible confusión: todo el mundo sabe que un banco con minúscula es ese asiento alargado, con o sin respaldo, en el que duermen los borrachos en los parques sus excesos de Don Simón. He de hacer constancia ―ahora que todavía estamos a tiempo―, de que en esta sección de economía imbécil será habitual que aparezcan los nombres de muchas empresas y marcas. Y al hilo de lo que pretendemos explicar en un futuro, nada mejor que sea Don Simón la primera que quede reseñada. Aclaradas, pues, estas pequeñas cuestiones preliminares, procedamos a reformularnos la pregunta que de verdad nos trae aquí. Decíamos: “¿Para qué sirve un Banco?”.

Pese a que algunos no terminen de verlo muy claro, es obligado precisar desde el primer momento que un Banco es una cosa tan inútil como apenas descriptible. La Real Academia de la Lengua Española se encarga además de añadir su tradicional toque de mayor confusión cuando dice que un Banco es un “establecimiento público de crédito, constituido en sociedad por acciones”.

“¿De crédito?”, nos preguntarán algunos. “Pero si a mí no me han concedido un crédito jamás”, dirán. “¿Público?”, nos interrogarán igualmente los más aviesos. “¿No habíamos quedado en que el 99% de los bancos eran empresas privadas?”, seguirán argumentando, enarcando inteligentemente las cejas mientras cargan la pipa con una nueva remesa de tabaco. “¿Acciones?”, nos dirán algunos más, para añadir a renglón seguido: “¡Si no hay cosa más inmovilista que los bancos!”.

“Bueno”, les diremos nosotros ―todos nosotros―, añadiendo más azúcar al café, “tampoco hay que tomarse las cosas tan al pie de la letra, pero es verdad que tienen ustedes buena parte de razón”. Y alguien dirá entonces: “¿Letras, a qué tipo de letras se refieren?”.

Miro primero fijamente a los ojos del graciosillo que ha hecho esta última pregunta. Miro después a mi alrededor, tratando de encontrar gente a mi lado que complete el coro. Y reconozco esta vez que el uso del plural mayestático puede jugarme a veces ciertas malas pasadas. Así que a partir de ahora hablaré en singular, asumiendo enteramente toda mi responsabilidad civil subsidiaria, incluso en previsión de daños a terceros.

Porque, amigos míos, en efecto: los bancos ―aclaradas las cosas, ya puedo regresar a las minúsculas― son una cosa tan inútil como inescrutable. Por eso, bien es cierto que a veces resulta bastante complicado explicar su función, sobre todo cuando es el caso de ese señor de allí, que ha dicho antes que a él jamás le habían concedido un crédito. Y es que, efectivamente, si uno no posee un crédito bancario, aparte de ser considerado como una piltrafilla económica y fiscal, y el hazmerreír de la comparsa, ¿de qué le sirve tener allí el dinero, con lo cómodo que es guardarlo en tu propia casa en una sencilla caja fuerte o, en su defecto, en un metálico envase de almendrados? ¿Qué sentido tiene estar buscando un cajero automático como un poseso a las cuatro de la madrugada en una noche de frío, viento y nieve, caminando junto a ―seguro― peligrosos malhechores, para sacar 50 miserables euros y encima tener que pagar una insultante comisión?

Bien, no es éste el caso de la mayoría de la gente, que sí ha solicitado no uno, sino tres, cuatro, cinco, seis créditos o más para colmar sus sueños de misérrima opulencia, de burguesa hambruna. Y para ellos, un banco es entonces el lugar aparentemente más fiable donde domiciliar su nómina, la hipoteca, el seguro de vida y las letras de la Vespa de la niña. Atención, porque entramos aquí ya de lleno en la clave del juego de la sociedad económica capitalista y, por ende, de las entidades bancarias: nosotros guardamos en los bancos el dinero que no tenemos para que ellos lo inviertan en operaciones fantasmas.

A partir de este momento, masas ingentes de no dinero comienzan a circular por todo el orbe, en una sinfonía desmelenada de acciones e inversiones, créditos y pagarés, pólizas e hipotecas, fianzas y comisiones. A partir de la presencia de ese dinero inexistente, se articula todo el sistema financiero mundial. De manera que no es extraño que, como está ocurriendo ahora, algunos bancos se hayan visto con el agua al cuello a la hora de tener que hacer real lo que era hasta la fecha tan sólo un ente abstruso.

En consecuencia, cabe decir que un banco es una entidad artificial que especula con la confianza que la gente deposita en ella. Y por eso, a algunos les joroba tanto que el señor banquero de turno les niegue un simple crédito para comprar una lavadora, cuando es aquél precisamente quien está viviendo de la nómina del que le solicita ese crédito. Y resulta aún mucho más molesto que nos sean exigidos infinidad de avales, cuando el cliente ya de por sí debería constituir el mejor aval: sin él ―sin ellos, los clientes― el banco no es nada, sólo una fachada con un luminosos rótulo ridículo y gente muy aburrida en su interior.

Como se observará, esta aguda reflexión nos lleva a concluir ―y ahora sí utilizo el plural porque esto nos compete a todos― que son los bancos quienes nos deben a nosotros y no nosotros quienes debemos a los bancos. Pero no: por la misma extraña razón que consiguen hacernos creer que son propietarios de un bien que no poseen, piensan también que gozan de la prerrogativa de concedernos o no ese crédito para comprar la lavadora o la moto de la niña. Y nosotros, pobres idiotas, vamos y no sólo nos lo tragamos, sino que todavía les lloramos para solicitarles, en el peor de los casos, que nos concedan graciosamente un adelanto sobre nuestra nómina, es decir, que nos presten un dinero que siempre ha sido nuestro.

Pero la realidad, que es sabia y tozuda, ha venido ahora a poner las cosas en su sitio: ni los bancos se fían de la gente, ni la gente se fía tampoco de los bancos. Por no hacerlo, ni siquiera los propios banqueros confían en los otros bancos. Con lo cual, llevamos el exótico camino de regresar a una sociedad preindustrial, en la que no cabría descartar el trueque como futura y única moneda de cambio.

A nadie debe extrañarle, en consecuencia, que el pasado martes negro 30 de septiembre tan sólo un único valor subiera más de un cuartillo en el índice Down Jones: las sopas Campbell. Y es que la gente ―como ha quedado dicho― afortunadamente cada vez se fía menos de los bancos y prefiere apostar en tiempos de crisis ―es comprensible― por la sopa boba. Que siempre ha sido mucho más rentable.

Manuel Ortiz | 14 de octubre de 2008

Comentarios

  1. mano
    2008-10-14 14:49

    Bienvenida, y prometedora presentación. A los bancos se les permite lo qu ea ningún otro en un Estado, salvo a la Iglesia: comerciar con espíritus. Y sí, ya sé que es demagógico sacar un dato descontextualizado, pero, ¿que me dicen de los beneficios bancarios que recién acaban de hacerse públicos?

  2. MiKeL
    2008-10-14 15:19

    Diana total, esto debería leerlo todo cristo. Retiremos todos el dinero de los bancos, a ver con qué cara se quedan (claro, que yo no tengo hipotecas de ningún tipo y me es muy fácil hablar).

  3. Félix
    2008-10-15 00:25

    Sabía que no defraudarías… Me ha gustado especialmente esta idea: “Nosotros guardamos en los bancos el dinero que no tenemos para que ellos lo inviertan en operaciones fantasmas”.
    Enhorabuena por tu “ingreso” en LdN, es una página que conviene visitar casi a diario, y sin el casi.
    Un abrazo.

  4. abrancejo
    2008-10-15 01:52

    Te felicito. Gracias.

  5. Jessie
    2008-10-15 05:45

    ¡Me encanta tu blog! Estoy en una clase de español, y un parte de mi tarea es comunicar con el autor de un blog. Por favor, visita mi propio blog http://lamujercontenta.blogspot.com/ y déjame un comentario. Todo que hablas en este artículo es la verdad. La economía es el tema que es en los pensamientos de todo. Cada día nosotros vemos las noticias del banco y el mercado de stock. Poca gente se da cuenta que los bancos nos necesitan, no el otro manera alrededor. Pero, que es el problema. Si la gente tiene miedo y por eso toma todo su dinero afuera sus cuentas en el banco, nosotros vamos a tener otro “Depression”. Pero, el otro problema es que los bancos gastan nuestro dinero para hacer negocios. Si nuestro banco cierra, perderemos el dinero. Esto es un mal tiempo.

  6. yodio
    2008-10-15 10:16

    Gran comienzo. Enhorabuena por el fichaje.

  7. María José
    2008-10-15 15:23

    Me sumo a los elegios, aunque debo decir que hacía tiempo que no me sentía tan estúpida como me he sentido después de leer esto:

    “¿Qué sentido tiene estar buscando un cajero automático como un poseso a las cuatro de la madrugada en una noche de frío, viento y nieve, caminando junto a ―seguro― peligrosos malhechores, para sacar 50 miserables euros y encima tener que pagar una insultante comisión?”

  8. Cayetano
    2008-10-16 09:43

    Buenos dias.

    Una forma, en mi opinión mejor, de plantear la pregunta es:

    ¿Dónde está mi tiempo?

    Un saludo

  9. Cayetano
    2008-10-16 17:50

    Me gustan estos juegos :-)

    El día 17 de octubre a las 00:00 (osea mñana) estreno mundial de un artículo escrito por Cayetano Lupeña titulado ¿Crisis financiera o ética?

    La autoestima: un equilibrio necesario, pero complejo

    Una persona que no está satisfecha consigo misma no podrá afrontar la vida con la decisión y optimismo necesarios, lo que desembocará en una falta de confianza en su entorno y en todos los ámbitos de su vida

    Al parecer, no solo tengo desequilibrado el ego sino que, además, voy sobrado … de autoestima digo. Parezco un artista ;-)

    No hace falta que me den las gracias, ya se que me las merezco.

    De nada.

  10. Cayetano
    2008-10-17 16:15

    Holas

    ¿Cuántos han leido aquí, Momo, la novela escrita por Michael Ende y publicada en 1973?

    Mi comentario anterior tiene bastante de cachondeo, y era para anunciar que poco a poco iré dejando de hacer comentarios en los blog que no estén libres de nofollow

    En esto de la Red soy terriblemente pragmático, mi decisión no tiene nada que ver con “mi ego mal herido” ni creo que LdN, ni ningún otro sitio web, necesite de mis comentarios. ;-)

    Sin embargo, eso que llaman Mercado de la Atención depende en gran medida de Google y el hecho de que no esté de acuerdo con el uso de dicha etiqueta, no significa que no estime y sienta un profundo respeto por los editores, articulistas, comentaristas, etc que pueblan este planeta llamado Libro de Notas.

    La sinceridad mata: Yo tambien quiero rentabilizar mi tiempo y mis proyectos web.

    Saludos

  11. Cayetano
    2008-10-17 16:18

    La pregunta no es, en mi modesta opinión, ¿Dónde está tu dinero? sino ¿Dónde está tu tiempo? … De eso va, tambien, la etiqueta nofollow

  12. Agus
    2008-10-17 17:30

    Uf! Qué difícil se me hace escribir, viendo que voy a ser el único que discrepa por ahora.

    Me parece que también los elefantes agonizantes merecen algo de compasión (aunque sea de una hiena que desearía probar un mordisco mientras los buitres se ceban).

    Coincido en pensar que “el sistema” (no sólo los bancos sino los políticos, reguladores, etc) han hecho la vista gorda mientras todo el mundo recibía su parte de la tajada aunque fuesen cosas con valor virtual (paralelo total con el tema inmobiliario) y que vivir del aire no le funciona a nadie, ni a los poderosos banqueros.

    Pues bueno, los bancos sirven, entre otras cosas, para que el dinero que unos no utilizan AHORA mismo (ahorros) se use por parte de otros que sí lo necesitan AHORA (crédito). La regla que suele olvidarse es que hay que devolver lo que nos han dejado hoy, que no es nuestro sino del ahorrador, con lo que ganemos mañana, pasado mañana, etc. Si la cosa se rompe, pues se acabó.

    Probad con un amigo de vuestra máxima confianza: Os quedais sin trabajo, no tenéis ingresos, tenéis la hipoteca pagada solamente en una pequeña parte, hacéis caso de los anuncios y os compráis sólo lo imprescindible para vivir: Un 4×4, dos casas, la crema de baba de caracol, un móvil de 5ª generación, vacaciones en el Caribe,…. Le pedís que os deje todos sus ahorros (que os permitirán cancelar la hipoteca y todos los demás préstamos) y que no se preocupe de nada que ya se lo devolveréis un día de estos.

    Otra premisa que no se suele tener en cuenta es que, cualquier empresa funciona normalmente con financiación de terceros en gran parte. En el caso de los bancos, aproximadamente el 90% del dinero y/o recursos que pueden emplear para dar préstamos provienen de los fondos ajenos. En las empresas esto oscila más y puede ser alrededor del 60/75%. Queda claro que si todos los acreedores y depositantes se ponen de acuerdo en retirar su financiación A CUALQUIER EMPRESA, esta empresa se hunde de hoy para mañana.

    Otra cosa útil de los bancos (del sistema financiero) es que permite mover el dinero de forma rápida y con seguridad. Imaginaros cómo sería la vida si tuviésemos que pagarlo todo con dinero físico y qué pasaría cuando hay que mandar transferencias a otras ciudades o países.

    Añadir que las Cajas de Ahorros no tienen capital, sino un Fondo constituido por los beneficios que han acumulado a lo largo de su existencia y que no tienen accionistas (al menos en este país) aunque sí pueden ser ellas accionistas de otras empresas. Lo que siempre me ha hecho mucha gracia es que son “Entidades sin ánimo de lucro”.

  13. Rafael del Barco Carreras
    2009-02-02 12:12

    BENEFICIOS BANCARIOS 2008

    Rafael del Barco Carreras

    Los cuatro pilares financieros de ESPAÑA, BSCH, BBVA, CAIXA Y CAJA MADRID, declaran unos tan sustanciosos beneficios que los telespectadores, ¡todos!, ricos, la gran alta y baja clase media, y pobres, afectados en sus bolsillos por una CRISIS DE CABALLO, jamás vista y sufrida, y metido su cerebro en un baile de cifras y vecinos en paro y quiebras, se encogen de hombros. Nadie entiende nada. ¿Puede estar el País en quiebra y quienes manejan el 80% de todo su dinero flotar en beneficios? En teoría podría ser, los quebrados son los endeudados o hipotecados (lo comprado vale menos que lo debido, como si se hubieran comido parte del piso a mordiscos), pero el prestamista, el explotador, haber engordado hasta el insulto. Podría, pero es mentira. Otra falacia. Si el País está sumido en la debacle, al igual los ACTIVOS de sus instituciones financieras. Simplemente, si el activo está formado por créditos e inversiones a quebrados que no pagarán, ese activo no vale nada.

    En el INSTITUTO BANCARIO del Consejo Superior Bancario, edificio Banco de España, Plaza de Cataluña, Barcelona, cursos 1958-1961, nos enseñaban que los activos se contabilizan en el Balance Anual de Situación por su “precio real de mercado”, y los beneficios, “una vez consolidados”. Es decir, se presta un euro, y hasta que ese euro no ha sido devuelto, ni intereses ni comisiones pueden contabilizarse como beneficio. Ninguno de los dos preceptos se cumple. Hoy se generan extrañas operaciones entre “empresas dependientes” por la enormidad de sus créditos, participadas, e incluso regidas por comunes ejecutivos, y se contabilizan como beneficios diferencias del prefabricado precio, por ejemplo “operación RIOFISA” (ver Internet), o la simple comisión de una VISA, un gran negocio para ellos y pésimo para sus usuarios.

    Recuerdo otro precepto, en los balances los préstamos hipotecarios aparecían como CRÉDITOS CON GARANTÍA REAL, y hoy, si contabilizaran el PRECIO REAL de lo que garantiza las hipotecas, o sea, inmuebles (la mitad del activo), y “provisionaran” diferencias, LAS PERDIDAS SERÍAN MONSTRUOSAS. HIPOTECAS NINJA Y BASURA. Y sin mencionar los créditos con garantía de acciones cotizadas, pignoraciones, pues en el 2008 la Bolsa perdió un promedio del 50% en el mejor de los casos, y muchas inmobiliarias casi un 100%. La suma de los créditos que las grandes inmobiliarias han impagado, o renovado, más o menos lo mismo, supera en mucho los “beneficios” declarados. No entraré, para otra ocasión, en las curiosas cifras publicadas, que en lugar de renovarse deberían estar en CONTENCIOSOS, pero no en los juzgados de lo Mercantil, sino en los de Penal. Y ni elucubrar con los desastres en inversiones y colocaciones por América del Norte y del Sur.

    La única reflexión que me cabe es que la Tele y Prensa deben tanto dinero, y contratan tanta publicidad de esos cuatro grandes… que se prestan al engaño, a la publicidad, al publirreportaje, cuando deberían, como mínimo, mostrarse escépticos… comentar… pues no están hablando de unas empresas cualquiera maquillando sus balances, se trata de TODO el dinero del País, y avalados por el ESTADO…

    Si ¡ya sé…ya sé!… es cuestión de imagen…deben declarar beneficios para que se fíen sus impositores e inversores… Banesto, en tiempos el primer banco del País, arrastró durante décadas la quiebra, y ¡repartiendo dividendos!, ¡cosas de la Política y del Banco de España que inspeccionaba e inyectaba dinero!… y si los bancos y cajas mienten… Zapatero, a su demagogia…él les ha ayudado, “he respaldado… no es el momento de grandes beneficios… y ellos deben prestar a las familias y empresas…”. Parte de su discurso televisivo del día 31 de enero del 2009. Y lunes 2-02-2009, el propio Zapatero se reúne de nuevo con los banqueros y cajeros. Siguen sin dinero, necesitan más. Y es de suponer que ese Club o Peña, logia, cartel, oligopolio o monopolio, cueva de Alí-Babá, por encima de la tontería de “izquierdas y derechas” redondeará el guión del discurso al Pueblo. A repartir sopas con onda.

    Corolario, unos y otros, políticos y banqueros, o político-cajeros, utilizan la riada del nuevo papel euro, recién salido de las impresoras, para comprar activos de oscuras empresas deudoras de bancos y cajas, arreglar o liquidar sus negocios, mantener sus escasas cotizaciones en bolsa, y con el tiempo que la inflación revalorice activos, como siempre ha sucedido. ¡Veremos!

  14. Juan
    2011-02-13 02:05

    Jaja, entretenido, realista y muy informativo algo así buscaba, ¡Muchas gracias! que tenga un hermoso día.


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