Arístides Segarra es escritor. Anteriormente ya fue construyendo Estilo familiar en Almacén. Estilo familiar dejó de actualizarse en octubre del 2006.
Algún día habrá que cruzar los datos entre las encuestas sobre la autovaloración de los ciudadanos y las de sus hábitos culturales. Me atrevo a hacer de pitoniso: ¿señalarán un vínculo significativo entre ése cincuenta por ciento cuya máxima aspiración es ser rico y famoso y ese otro que no lee nunca, ni va al teatro? En sus mentes no cabe la posibilidad que se pueda ser famoso sin ser rico, ni rico sin ser famoso: el uno lleva al otro como la cuerda lleva al cubo. La escatología popular valenciana diría que son “cul i merda”. Por si necesitan traducción: culo y mierda.
No proseguiré por tan resbaladiza pendiente metafórica. He pasado buena parte de mi vida huyendo de la sabiduría popular, y aunque mis furias y mi intolerancia se han aplacado con la edad, no veo razón alguna para vindicarla ahora. Prefiero trabajar con formas abstractas de pensamiento: es más rápido.
El ciudadano medio (que no necesariamente de clase media), el español actual, se caracteriza por la megalomanía: manía o delirio de grandezas. Y las grandezas de la modernidad se resumen en dos: amarás la fama por encima de todas las cosas y al dinero como a ti mismo. Durante mi infancia y adolescencia, quienes estudiábamos éramos muy conscientes de la oportunidad de ascenso social que proporcionaba la escuela y la cultura. Y no sólo porque permitiera acceder a mejores empleos y de mayor consideración social, sino porque nos alejaba de nuestro medio, cuya indigencia material y moral no escapaba a nadie.
Ahora, aquello de lo que huíamos, esa indigencia material y moral, se consagra como Cultura en la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2002-2003. Por cierto, que la ministra considera que somos un país de melómanos puesto que el hábito mayoritario (90%) es escuchar música. Ah, perdón. Es de Cultura. Es ministra de Cultura.