Arístides Segarra es escritor. Anteriormente ya fue construyendo Estilo familiar en Almacén. Estilo familiar dejó de actualizarse en octubre del 2006.
Heme aquí de nuevo, lector amable, con el falso deseo de que mi obligada ausencia no les haya causado trastorno alguno. Irene bien, gracias. De hecho más alta, más gordita, más madura, más independiente y más dispuesta a juguetear con el saber y el mundo. O sea, que estan ustedes irremisiblemente perdidos si siguen dispuestos a leerme. Y acabarán tan desconcertados como su amante padre cuando mi dulce niña soltó la pregunta que encabeza este retorno mientras íbamos en el ascensor de casa como quien pide explicaciones por la ausencia de Petit Suisse en la nevera: con el aplomo de quien desprecia a aquel que en sus manifestaciones demuestra perversión o maldad.
¿Esta gente? Momento de pánico paterno. ¿Espera que sepa de quién está hablando, y sólo pide una respuesta, o espera que lo pregunte, para explayarse? ¿está hablando del PP a propósito del diálogo con ETA, del PP a propósito del accidente de metro en Valencia, del PP por su menosprecio a la aconfesionalidad proclamada en la Constitución española durante la familiar visita del Papa a Valencia, del PP por su rechazo a la Ley de Memoria Histórica, del PP a propósito de su apoyo incondicional a Israel por su desmesurada respuesta a las provocaciones de Hezbolá, del PP por olvidar su pasado y llamar antisemita al gobierno? ¿O apunta más alto y va directamente a por Bush, a por el Papa, a por Israel, Hezbolá, Mojo Jojo y la madrastra de Blancanieves?
Hasta que levanté la vista para meditar la respuesta, y la vi. VIVA VIVA VIVA FRANCO. En rotulador negro indeleble. Otra vez. En realidad no buscaba una respuesta, sino que manifestaba hastío por tener que revivir el Comando Segarra. Bien por mi niña.
Les cuento las aventuras del Comando Segarra. Hace un par de meses apareció en el ascensor de nuestro edificio el innecesario, por obvio, cartel de Prohibido Fumar. El adolescente físico o mental de turno, más herido por el hecho de la prohibición que por la ausencia de humo, y dado que se trataba de una ley propuesta y aprobada por el gobierno socialista, no tuvo más brillante idea que sobrescribir en el cartel un par de VIVA FRANCO. ¿Para reivindicar la libertad de fumar en un metro y medio cuadrado? ¡Si yo hubiese sido un cachondo e irónico militante de la liga pro pisoteamiento de los derechos del no fumador y pretendiera denunciar el recorte de libertades, la pintada hubiese sido: VIVA FRANCO VIVAN LAS CADENAS VIVA LA MUERTE fdo. ZAPATERO ASTRAY! No, el interfecto no era inteligente. Ni amante de más libertad que la propia.
El dia en que lo descubrí por primera vez también subía con Irene. Ante mi indignación por la pintada, Irene preguntó que quién era Franco. Ligero desconcierto. ¿Recuerdas que papá te cuenta a veces que hubo una guerra civil en este país que ganaron los fascistas, que vivimos muchos años sometidos a una dictadura en la que una sola persona decidía por todos nosotros? Ssssssiiiiii… Escasa indignación por su parte. Decidí apelar a las emociones. Ese señor fue el responsable del fusilamiento de tu bisabuelo, que era mi abuelo y el padre de tu abuelo, al que ninguno hemos conocido mas que a través de sus cartas porque él ordenó que lo mataran. ¿Ah, siiiiiiii…? ¿Y qué vamos a hacer? Fundar el Comando Segarra. Y nuestra primera acción subversiva será boicotear la pintada. ¿Cómo, papá, la vamos a borrar? No, hija. Dibujaremos una flechita en el VIVA y al lado escribiremos: “¿Tu estabas en clase el día que explicaron que el subjuntivo es el tiempo de la irrealidad y el deseo?”. ¿Y eso qué significa, papá? Que ya puede escribir lo que quiera en la pared del ascensor que Franco no va a resucitar, y que ni siquiera nos vamos a tomar la molestia de borrarlo. Ah!, nos estamos burlando de él, ja ja ja… esto del Comando Segarra me gusta.
Al día siguiente el interfecto había arrancado el cartelito, pero los responsables de la administración de mi edificio no tienen muchas más luces que las que iluminan al supradicho, con lo cual al cabo de un par de días había un nuevo cartel de prohibido fumar en el ascensor, y al tercero, nuevas pintadas. Eso sí, sin el viva. Sólo FRANCO, FRANCO, FRANCO, dispuesta en vertical y de tal forma que fue fácir reconvertirlas en ARRANCO, ARRANCO, ARRANCO, bastante más apropiada para un fumador. Irene no cabía en si de gozo con cada nueva acción del Comando, y llegó casi al éxtasis cuando nos pasamos media tarde dibujando y pintando banderitas republicanas en el ordenador para tapar las banderitas con el aguilucho con que el interfecto había ocultado nuestra manipulación del apellido del dictador asesino. Lástima que cuando fuimos a pegarlas alguien se nos había adelantado y había arrancado el cartel. Irene torció el gesto y dio una patada en el suelo por la frustración: ¡pues las pegamos igual! No, mi niña, la respuesta ha de ser proporcionada. Mohín de rabia.
El caso es que durante un tiempo el interfecto fuese, no sé si de vacaciones físicas o mentales, y no hubo nada. Hasta su vuelta, que coincidió no sólo con Irene en el ascensor, sino también con mi mujercita, recién aterrizada de Buenos Aires. Criada en una buena familia burguesa, le pareció una cochinada. Las pintadas y nuestras respuestas. Que nos poníamos a su altura. Que había que pasar, no hay que contestarles, es darles una importancia que no tienen. ¿Cómo que no la tienen? ¿Tu crees que se trata de franquistas residuales, despreciables en número e influencia? De eso nada. Son adolescentes antisistema, que se manifiestan con formas violentas de extrema derecha o de extrema izquierda, me da igual que sean fascistas que okupas, y en estos momentos los de derechas son los más peligrosos porque quienes deberían controlarlos están abriendo la caja de Pandora de la lucha antisistema identificando el sistema con el adversario político: ¿dónde se sitúa el PP cuando afirma que el actual gobierno de España democráticamente elegido no representa al Estado? ¿Dónde se situa la Iglesia cuando afirma que es legítimo para un católico desobedecer las leyes democráticamente proclamadas por el Parlamento español?
Bajé la vista hacia Irene y le dije: Eso es lo que quieren, Irene. Que nos callemos.
2006-07-28 14:40
He disfrutando leyendo esta viviencia del “comando segarra” ¡Ojalá todos los niños y niñas de este país dispusieran de un papá tan didáctico cómo tú. Niños y niñas que se conviertan en adultos librepensadores y demócratas es lo que necesitamos más que el pan que comemos.
Un saludo muy cordial