Arístides Segarra es escritor. Anteriormente ya fue construyendo Estilo familiar en Almacén. Estilo familiar dejó de actualizarse en octubre del 2006.
El lector amable agradecerá sin duda el pequeño regalo que hoy le hago y que, aunque requiere cierta interpretación y sobre todo el enunciado de sus circunstancias, supone un paso cualitativo, creo que trascendente, en la madurez intelectual de mi niña. Ha tomado su primer apunte del natural.
Quien esto lee semanalmente conoce ya que Irene y yo compartimos mi libreta de notas. Yo anoto, ella dibuja. Aún nos falta por completar un veinticinco por ciento aproximadamente, pero empieza a adivinarse un volumencito abigarrado, recopilado y puesto en página siguiendo una lógica difusa, al modo de las elaboraciones artísticas que mi amigo Colom realiza con sus libretas.
Irene tenia ayer un concierto de su Coral. Sí, les sonará a antiguo eso de llevar a la niña a una coral, pero este ejercicio tan tradicional (debiera decir antiguo) y cuasi-litúrgico para ella, me recuerda las palabras de Yeats: “de la costumbre y la ceremonia nacen la inocencia y la belleza”.
El caso es que su coral actuó la primera, y después se vino conmigo al lugar donde finalmente nos sentamos para asistir al resto del concierto. Me pidió la libreta y un lápiz, y cuando quise darme cuenta estaba dibujando exactamente lo que tenía delante de ella: el altar de la iglesia donde había actuado minutos antes, una de las cantantes mayores y, al fondo, un retablo barroco del cual, al parecer, sólo le llamó la atención una hornacina situada en la parte central del altar que contenia una cruz de plata, y que aparece en lo alto del dibujo aparentemente aislada.
Recojo, con el permiso del amable lector, mi balde con las babas que se derraman de mi boca cuando hace algo de lo que me siento orgulloso, y les dejo con el apunte del natural.
2004-12-17 10:54 Esta es una de pocas ocasiones en las que artista deja un rastro emocionante. Al verlo me ha acordado de un verso de Aleixandre (El pie en la arena), quizás a alguno le parezca excesivo, yo lo considero adecuado:
El pie desnudo. Solo
su huella; solo el leve
trasunto. Aquí el perfume
estuvo. ¡Quien pudiera
seguirte, aire que un día
arrebataste la última
sospecha de una carne!
Es la fotografía de los primeros pasos, los más valientes, sin apenas dudas.
2004-12-17 13:00 Encantador, ¿cuantos baldes rellenaremos al año?