Arístides Segarra es escritor. Anteriormente ya fue construyendo Estilo familiar en Almacén. Estilo familiar dejó de actualizarse en octubre del 2006.
Irene, nos tendremos que esconder. No podrás decir a nadie lo que hacemos por las noches, antes de dormir. Será un secreto. Bueno, en tu diario, que nadie lee (¡ingenua!), podrás escribirlo. A tu madre tampoco. Cuando estábamos juntos ya le parecía mal tanta intimidad. Puros celos. Y es que no quiero renunciar a tanta ternura. Tu cuerpo pegado al mío cuando sientes miedo, los matices de tu voz a medida que vas quedando dormida a pesar tuyo, y esa exclamación final que marca la frontera entre la vigilia y el sueño: “papá, es que no me puedo dormir”. Cuando la dices, sé que ya estás dormida. Y me levanto sigiloso, aunque no lo suficiente para que siempre, siempre, notes mi ausencia con un gesto de tu mano buscando mi cuerpo en la cama vacía, y te das media vuelta, resignada. Puede que este comportamiento sea un síntoma de mi debilidad, de la mala conciencia de no asistir a todas tus noches, a todos tus días. Soy egoísta, lo sé: te utilizo como bálsamo de mis desdichas, como ancla de mis devaneos por la vida.
Lo vi en el telediario, y que fuera allí indica que pronto será doctrina oficial, que pronto todos los sacerdotes y sacerdotisas laicos, pediatras, psicólogos, pedagogos, lo propalarán con convicción. Y la gente lo creerá, pues la gente siempre se alegra de las novedades. Las revistas rosa de la maternidad le dedicarán portadas, se incluirá en los cursos para (buenos) padres que proliferan por nuestra geografía, y no tardaremos en leerlo, convertido en máxima memorable, en el azucarillo del café de cualquier bar de obreros de la construcción: “A los niños no hay que leerles cuentos por las noches. Dr. Estivill”.
El doctor Estivill (experto en sueño) escribió un libro para enseñar a los padres a dormir a sus hijos, que han leído y aplicado cientos de miles de ellos. El panfleto era útil, si carecías de la más mínima capacidad para aprender de tu experiencia como padre. Consiste básicamente en dejar que el niño se duerma solo, aunque el niño se resista: “...lo lógico es que llore, grite, vomite, patalee, diga “sed”, “hambre”, “pupa”, “no te quiero”... lo que sea con tal de conseguir que os dobleguéis, pero ni os inmutéis … Y si os cuesta mucho, pensad que lo estáis haciendo por su salud y la de toda la familia…”. Como vaselina para padres e hijos, se recomienda visitarlo cada cierto número de minutos, visitas que se van espaciando hasta que se duerme. Puritito conductismo, vaya. Aviso que no comparto en absoluto las críticas de los fundamentalistas del “niño sensual”, que que le acusan de crear niños que “pasarán el resto de su infancia en una agonía invisible, y el resto de sus vidas buscando, sin saberlo, el amor y la comprensión que nunca tuvieron cuando eran más pequeñ@s” (nótese la arroba genérica). A mi me parece, simplemente, superfluo, pero es el signo de los tiempos: que nos lo den hecho.
Pero ahora la cosa es más grave. El Doctor Estivill ha proclamado en el telediario que no hay que leerles cuentos a los niños cuando se van a dormir, porque, si se despiertan a media noche, reclamarán la lectura para volver a dormir. Tal vez tampoco haya que darles un vaso de leche antes de acostarse, no sea que lo reclamen a media noche. Puede que ni siquiera deban ir al baño, ni lavarse los dientes, ni darnos un beso… por si acaso.
2004-11-05 20:57 Me gustaría mucho poder conectar con el Doctor Estivill puesto que poseo una información que , con toda seguridad, le va a interesar. Muchas gracias. Francisco Muñoz
2004-11-06 12:39 linda infancia debe haber tenido Estivill para convertirse en ese tipo de adulto.
estaré criando niñas sensuales?
y mientras sean felices por mi que carguen plumas el día de mañana.