Arístides Segarra es escritor. Anteriormente ya fue construyendo Estilo familiar en Almacén. Estilo familiar dejó de actualizarse en octubre del 2006.
“Papá, ¿qué es Dios?”
La pregunta surgió durante una extensa e intensa conversación con Irene, a propósito de lo invisible, lo oculto y lo imaginario. Porque, como el lector amable sabe ya, Irene, cuando está con su madre, reza. Y su madre le habla de ángeles. Por qué personas aparentemente razonables se lanzan por la pendiente del Hermetismo (en su forma moderna llamado esoterismo) es un fenómeno que me provoca una profunda desazón y me hace desconfiar, todavía más, del ser humano. No creer en ninguna religión organizada pero creer en Dios es como aplastar el flan con la cucharilla antes de comérselo: vomitivo.
Cuando estaba dispuesto ya a adentrarme en el agustinismo o la escolástica para formular respuestas inteligibles, recordé una hermosa definición de la divinidad que algún escolar recogió en su libreta de apuntes allá por el siglo XII, y que me ha subyugado desde que la conozco. Aunque entiendo lo que quería decir el que la inventó, no me he resistido desde entonces a utilizarla en mi propio provecho: Deus est tenebra in anima post omnem lucem relicta (Dios es la tiniebla que permanece en el alma después de toda luz).
Cuánta verdad. Llamamos Dios a lo que no entendemos, a lo que permanece misterioso después que la razón nos haya iluminado, lo ignoto, lo desconocido, lo inexplicable. Dios es aquello que nos da miedo, lo que nos deja inermes ante el enemigo, ante nosotros mismos. Pero como aprendimos de Freud y de Borges, el miedo crea la imagen aterradora, y no al revés. Dios es humano en la medida en que lo creamos nosotros para poner orden y sentido en el caos que nos rodea, pero no deja de ser una criatura nacida de la tiniebla. Dios es la tiniebla.
Pareció entender, puesto que preguntó si podía seguir rezando cuando tuviera miedo. “Puedes hacer cualquier cosa que sirva para no tener miedo, siempre y cuando sepas que lo haces porque tienes miedo”. Asintió, y pareció conforme con una solución que le permitía conjugar las contradictorias opiniones de sus padres. Al día siguiente oí en la radio que el gobierno tenía la intención de no permitir en las televisiones el esoterismo (aparte del sexo y la violencia) en horario infantil. Espero que por fin prohíban las retrasmisiones de la misa dominical.
2004-10-22 11:34 Ma he quedado de piedra.
Mi hijo de tres años acaba de empezar el cole. En un reunion me enteré de que a los que lo eligan ya les dan clase de religión. ¡con tres años!.
Yo, iluso, creia que la pregunta del cuestionario del principio de curso era para un futuro.