Tendemos al derrotismo y a pensar que caminamos inevitablemente hacia la decadencia. Frente a esto, en todos los campos del saber y del hacer hay personas cuya tarea está cimentando el legado que dejará nuestra época a la siguiente. ¿Qué tal si conocemos a algunos de los pensadores de nuestro tiempo más importantes? No son cuatro, pero pensar, sí que piensan. Y lo que tienen que contarnos merece la pena. Miguel Santa Olalla es profesor de secundaria y editor de boulesis.
Michael Sandel es sin duda un filósofo peculiar. Pocos como él, por no decir ninguno, han logrado una proyección personal y mediática tan grande. Es más que probable que todos los que conocen a Michael Sandel hayan tenido su primer contacto a través de un video, mucho antes que con un texto. Un proceso sencillo de explicar: un profesor de Harvard logra que año a año cada vez más alumnos, de las más diversas áreas se apunten a sus clases. Y ante semejante éxito se terminan grabando las clases en video, estando así disponibles tanto en Internet como en televisión. Si nos fiamos de los datos de Wikipedia, estamos ante uno de los filósofos con mayor difusión de la actualidad: 14.000 estudiantes a lo largo de todos estos años, con un “pico” en 2007 de 1115.
Dejemos, no obstante, los datos abrumadores y vayamos a las ideas. De partida se podría decir que su concepción de la justicia está directamente ligada a la práctica del diálogo que sirve como vehículo principa a sus clases. Este diálogo nos resulta interesante por dos motivos: porque en él tomamos conciencia de nuestras intuiciones morales en torno a la justicia y porque nos aleja de las concepciones abastractas de la justicia, que tienden a pensarnos como seres puramente racionales. Detengámonos en ambas ideas.
Uno de los procedimientos habituales de Sandel es partir de dilemas morales. La primera lección, cuyo video aparece un poco más arriba, parte de una sencilla pregunta: ¿Mataría usted a una persona para salvar la vida de otras? La cuestión es que en función de las respuestas que vamos dando a estos y otros dilemas se puede ir formando una idea de loa que consideramos justo. No estamos , por tanto, ante reflexiones de tipo teórico, sino que se trata de que nuestras intuiciones sobre la justicia afloren, que salgan a flote en medio del diálogo y podamos formar una imagen ajustada de lo que consideramos justo y por qué lo hacemos.
Esta nueva forma de diálogo socrático ya obliga a un distanciamiento respecto a teorías tan célebres como la de Rawls, que invita al ser humano a elaborar una visión de la justicia de una forma totalmente incondicionada, hasta el punto de que el sujeto ignore incluso el lugar que va a ocupar en la sociedad. Frente a esta idea, Michael Sandel nos viene a recordar que la justicia, en cierta forma, tiene carne y hueso, y emana de una comunidad en la que nos formamos, crecemos y nos desarrollamos. Un grupo social amplio que va desde la familia hsata las leyes aprobadas por el parlamento y que terminan formando un “ethos”, una visión de la justicia que hace imposible cualquier pretensión de asimilarla a una construcción racional. La justicia la creamos entre todos, y desde los lazos afectivos hasta las costumbres sociales terminan colándose en nuestra concepción de la justicia.
Pudiera pensarse que esta concepción “encarnada” de la justicia servirá para justificar el statu quo y que difícilmente promoverá el pensamiento crítico. Nada más lejos de la realidad: las preocupaciones que deja ver Sandel en muchos de sus textos y en sus conferencias van precisamente en una dirección opuesta: la comunidad se tiene que defender precisamente a través de la crítica, fomentando el diálogo. Exactamente lo mismo que lleva haciendo Michael Sandel desde hace más de 30 años: intentando elaborar una concepción de la justicia que no le vuelva la cara a los problemas prácticos que hemos de abordar hoy. Desde el aborto a la eutanasia, pasando por la corrupción política, la crisis económica, los problemas del capitalismo o las carencias de la democracia como sistema político. Y es que todos ellos, queramos o no, terminan guardando una íntima relación con nuestra forma de pensar qué es lo justo.
Para saber más
2013-02-21 11:17
No lo conocía pero desde luego vaya cifras, 1115 en 2007, sus clases se graban en video, 14.000 estudiantes en total. Desde luego si suscita tanto interés debe valer la pena como mínimo ver el video, me pongo con ello pero ya…