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En Opinión & Divulgación se publican artículos de colaboradores esporádicos y de temática variada.

Viejas políticas entre las cenizas

Marcos Taracido

El viaje de Santiago a Vigo es un paseo dantesco. Durante muchos kilómetros de autopista se circula entre laderas calcinadas y señales de tráfico que parecen monstruos difusos doblados por el calor. El horizonte, se mire hacia donde se mire, ofrece montañas tintadas aquí y allá, como si un dedo inmenso hubiese dejado su huella tiznada en cada cordillera. Cuatro personas han muerto; miles han perdido posesiones, plantaciones, tierras. En el monte de Sabucedo la mitad de los caballos salvajes perecieron calcinados. Los peces del Lérez, del Umia, del Tambre… y el marisco de las rías comerán ceniza.

Es cierto: la peor sequía de las últimas décadas, viento persistente, pirómanos, incendiarios, intereses inmobiliarios, venganzas… pero la realidad dice que el Gobierno gallego actuó con ineptitud y la asunción de sus responsabilidades sería el primer paso para distanciarse de formas de Gobierno contra la que buena parte de los gallegos venimos luchando desde hace mucho tiempo.

No hay eximientes; no puede hablarse de bisoñez, o de falta de tiempo de gobierno; quince años de oposición y de críticas a la política forestal del Partido Popular deberían haber servido para tener toda una batería de actuaciones y planes listos para ser activados tan pronto como llegasen al gobierno; sin embargo, no se ha hecho absolutamente nada. Claudio Quintillán* me habla de datos que corroboran la nula actividad reformadora en materia de montes, del lamentable estado de la masa forestal y de la actuación precipitada e irresponsable del bipartito. Nada se ha hecho para cambiar el estado de los montes gallegos, tomado por la continuidad de especies pirófitas, pinos y eucaliptos, idóneas para que el fuego salte de un monte a otro sin barrera alguna; no hay directrices unificadas para todas las Comunidades de Montes, ni normas de actuación conjuntas. La política antiincendios del Gobierno Fraga era de contención, no de prevención, y todo sigue igual. En el cuerpo de trabajadores forestales hace años que se desmanteló el sistema jerárquico, y lejos de caminar hacia la profesionalidad de los retenes de temporada, se mantiene la ausencia total de formación y fidelización. El material está obsoleto: se mantiene el mismo de hace una década, con camiones de desguace y equipos de comunicación desfasados, que duermen durante el invierno en absoluta inactividad y sin ser revisados, y comidos por la humedad, de modo que la coordinación entre los distintos equipos y los mandos es claramente deficitaria.

Se recurre al número de fuegos excesivo y sorprendente y la alarma social se dispara cuando los telediarios dan cifras de 150 incendios por día, cifras equívocas porque se suman incendios de días anteriores que se reproducen por estar mal apagados; además, Quintillán recuerda años de 200 fuegos al día. La diferencia está en las hectáreas que se queman con cada fuego. En todos los sitios en que hubo incendios importantes este año, los hubo también el año pasado, pero la diferencia está en que entonces se quemaron 1000 metros cuadrados por incendio, y ahora 3000 hectáreas. Muchos focos en cada incendio, se defiende el Gobierno, lo que dificultaría tremendamente la extinción; en los grandes incendios que rodearon la ciudad de Pontevedra, hubo un sólo foco que asoló miles de hectáreas sin ser frenado a tiempo: Pedre (en Cerdedo), San Adrián de Cobres (en el Morrazo), Curro (en el Castrove): descoordinación, imprevisión, relajación, y desconocimiento del medio natural y social: lanzan un decreto que exige la limpieza de las fincas a los particulares en pleno julio, sin ayudas, sin apoyos: nada más fácil y barato que desbrozar con una cerilla.

A medida que la alarma social viene amainando, se van lanzando mensajes más serenos y responsables; se dice ya que no se puede hablar de tramas organizadas y se asume, tímidamente, pequeñas dosis de responsabilidad en el Gobierno. Todo insuficiente. El bipartito PSOE-BNG debe hacer claramente visible un modo de ejercer la política radicalmente distinto del caciquismo de Fraga; debe desechar toda política de la propaganda, de la irresponsabilidad informativa, del miedo a la imagen en vez de a los hechos: debe asumir su responsabilidad con contundencia e intención ejemplarizante; debe trabajar de inmediato por una política de montes preventiva, educativa, social y productiva, y para que esa política tenga credibilidad y apoyos deberá partir de un reconocimiento previo de los tremendos errores cometidos antes y durante esta ola de fuego: se visualizaría un cambio en las formas y modos de hacer política y se ganarían la confianza de muchos de sus votantes que están mirando con lástima y desazón la deriva publicitaria del Gobierno y el mantenimiento de vicios y maneras que creíamos ya superadas. Necesitamos que con la la hierba que brotará de las cenizas, surja una política honesta, honrada, clara, cercana y adulta.

_______
*Claudio Quintillán es Secretario de la Organización Galega de Comunidades de Montes, funcionario de la Consellería de Medio Rural y miembro de la Comisión de Montes del Bloque Nacionalista Gallego.

Marcos Taracido | 21 de agosto de 2006

Comentarios

  1. Jesús
    2006-08-21 14:01

    Me ha parecido extraordinario el planteamiento de situación que haces. Durante estos últimos veinte días he revisado todo lo que he podido en la Red sobre el tema, pero en ningún medio he visto una explicación tan clara, real y llamativa.

    Algún día deberás reflexionar y analizar las irreverentes e irrespetuosas declaraciones de la todavía ministra de Medio Ambiente; unas declaraciones que ofenden a la lógica, la ética y al sentido común.

    Supongo que a mucha gente se le caerá la cara de vergüenza, aunque en este país nuestro el verbo dimitir dejó de conjugarse hace mucho tiempo.

    Lo dicho, Marcos, mi más sincera enhorabuena.

  2. maty
    2006-08-21 20:07

    Anotación meneada:
    http://meneame.net/story/libro-notas-viejas-politicas-entre-cenizas-analisis-incendios-galicia

  3. maty
    2006-08-21 22:08

    Como puede observarse, esta anotación —de gran interés, de ahí mi meneo— tan apenas es votada en Meneame.net

    Tanto da que se critique al gobierno anterior y al presente. Cualquier crítica no relativa a internet contra un gobierno socialista y/o nacionalista tan apenas es votada.

    Al menos no ha recibido votos negativos esta vez.

    Lo dicho, lo que está mal, mal está, independientemente de la auditoría. Quien hace distingos cae en el SECTARISMO.

  4. JJ
    2006-08-25 03:29

    Pedazo de artículo. Plas, plas.

  5. corsaria
    2006-08-27 23:04

    Si se me permite resumir el artículo: cambiarás de molinero pero no de ladrón. Y eso es lo que pasa con los políticos gallegos o por extensión con los de cualquier región.

  6. Balabasquer
    2006-09-02 17:54

    Este asunto de “Arde Galicia” es delator de males muy profundos del sistema de representación de los ciudadanos en este país, y cuestiona gravemente dicho sistema.
    Dios me libre de entablar un debate político al respecto, niego la mayor, cuestiono el sistema en si mismo, la moralidad y el sentido de la honestidad de los políticos con mayúsculas, sean del color que sean y salvo las obligadas y honrosas excepciones, que por lo general, no llegan nunca precisamente por eso, a ostentar cuotas de poder significativas.

    A día de hoy, los políticos en este país son ante todo, miembros de un “gremio” y en esa calidad, defienden a sangre ese estatus que ellos mismos han diseñado a su conveniencia sin contar con los ciudadanos.
    Un individuo político con cuota de poder de IU pongo por caso, puede entrar en un debate violento institucional con un individuo político del PP pongo por caso.
    Pero a la hora de mantener el “estatus”, de mantener el sistema que les da de comer, la nefasta ley de partidos, el sistema electoral, las prebendas y sueldos, ante eso repito, cierran filas todos a una, el chollo es el chollo.
    Enfrascarse en un debate político de ideologías como consecuencia de un hecho monstruoso como los incendios de Galicia, es a mi modo de ver, hacerles el juego a toda esta pandilla de corruptos.
    Para “toda” esta gente, los ciudadanos somos una masa impersonal, anónima, pagadora de impuestos, silenciosa y sumisa.
    Utilizaré el simil de un rebaño lanar al que hay que alimentar, darles una apariencia de libertad en el prado y evidentemente defenderle de las alimañas, faltaría mas, el rebaño es mío y que nadie lo toque.
    Cuanto mayor sea la cabaña lanar, mayores recaudaciones y mayor poder.
    Desde ese punto de vista, entrar en un debate político a raíz de la catástrofe gallega, es algo así como entrar en discusión sobre si son galgos o podencos, sobre si me gusta mas este pastor del rebaño o aquel otro.
    No.
    El debate está en ser o no ser, borrego.
    Ser o no ser, consciente de que sea quien sea el pastor, él siempre me considerará borrego.
    La sola sospecha, fundada parece ser, de que los incendios de Galicia tengan un trasfondo político, es algo que colma el vaso de lo tolerable y demuestra hasta que grado de vileza se ha llegado en este país en el juego político.

    No encuentro nada más vil y obsceno, que se recurra a maltratar premeditadamente la riqueza natural de un territorio, su medio ambiente, sus bosques y sus ríos, como moneda de cambio de las mafias políticas.
    Es el sumun del caos y la indignidad y retrata a la perfección la calaña personal de nuestros pastores.
    Cuando se llega a esos extremos, no valen argumentos de “han sido estos” o “han sido aquellos”.
    Si se ha llegado ha este punto, es porque las reglas del juego aceptadas tácitamente por todos ellos, no tienen límites morales de conducta, porque para ellos, todo vale.

    La responsabilidad última no es de la mafia política, es de los componentes del gran rebaño nacional, por permitírselo, por no exigirles entre elección y elección, una ética mínima de actuación y en caso contrario, hacérselo pagar en las urnas.

    Hablamos mucho del sentido tribal de las naciones africanas.
    En este país se funciona exactamente igual.
    Se vota al partido, no a las personas por su honestidad demostrada.
    Se descalifica al de “otra tribu”, por el mero hecho de serlo, no por sus actos o pensamientos de gestión.
    Los partidos políticos, generadores larvarios de futuros políticos con poder, tienen una estructura tribal absoluta, una jerarquía vertical y un sistema interno, contrario a las formas democráticas.
    Se llega a ser alguien en su seno, demostrando sumisión para empezar, y con el tiempo, pactando con las facciones internas para llegar a ser alguien.
    Al final, el producto está atado y bien atado, y las consignas del partido están por encima de las honestidades personales.
    El político de esta forma, no representa a los ciudadanos de su circunscripción, representa y está cautivo de su partido y de una “lista”.

    Llegado a este extremo de guerra sucia de tribus, si hay que incendiar Galicia, se incendia.
    Si hay que sobre sobre-explotar los acuiferos subterráneos, porque sus señorías son incapaces de hacer un Plan Hidrológico Nacional consensuado, que sería su trabajo, se sobre-explotan.
    Si la desertización del país es una amenaza casi irreversible en un 60% del territorio, ya lo arreglarán las futuras generaciones, que re-foresten ellos.
    Y así nos luce el pelo.
    De eso se trata, en primavera se trasquila el ganado para comerciar con su lana.
    A muchos ejemplares del rebaño, se les sacrifica para alimentar a los reyes de la creación, la élite política.
    Me da igual la ideología del corrupto pastor de turno.
    Su misión es siempre la misma y su intención con el ganado, también.
    Las ovejas posiblemente (quien sabe), no se cuestionan estas cosas.
    Yo, lo intento.


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