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Castilla y León: Una comunidad hipotecada

Jesús Salamanca Alonso
Profesor y director de Centro EPA

En momentos como los actuales, donde los cambios son bruscos y permanente, el aprendizaje a lo largo de toda la vida cobra capital importancia y así se ha puesto de manifiesto en los distintos consejos, congresos y encuentros nacionales e internacionales de estos últimos años.

Entre las propuestas de futuro que deben tener en cuenta las comunidades autónomas hay que mencionar las políticas que contribuyan a conseguir la igualdad de oportunidades, la cooperación entre las administraciones educativas y las entidades locales, la extensión de las tecnologías de la información y de la comunicación y la prestación de cuantos servicios demanda el ámbito rural, contribuyendo a paliar la sensación de abandono. Todos los ciudadanos, y especialmente los de municipios rurales, tienen derecho a ver satisfechas sus necesidades básicas y, entre ellas, está la educación y formación a lo largo de toda la vida.

Hacer realidad las citadas propuestas pasa obligatoriamente por la planificación y la gestión de programas destinados a las personas adultas. En este sentido, Castilla y León carece de unos planteamientos serios ante el sorprendente y reiterado desenfoque de los responsables políticos. No entendemos la falta de perspectivas de futuro en lo que a la educación permanente se refiere o el afán de ocultar información en los aledaños de la Presidencia de esta comunidad.

Tal inexistencia de perspectivas, no concuerda con el recordatorio del presidente, Juan Vicente Herrera, a los altos cargos, varias semanas después de asumir la presidencia de la comunidad. El recordatorio venía a decir que también hay vida fuera de los despachos y del coche oficial. Pero el negativismo que observamos es creciente en el entorno presidencial, sobre todo desde que se conoció el posible recambio —obligado el PP a negarlo ante la trascendencia de la noticia en la comunidad y el desasosiego en un sector populista —, ante la falta de fluidez y relación con los presidentes de varias provincias de la comunidad.

En estos momentos, en Castilla y León existen numerosos temas pendientes de solución en el ámbito de la educación permanente y en muchos otros ámbitos, como veremos. Mal lo tiene el actual presidente si no se asesora puntualmente en temas que se le vienen ocultando por sistema desde diversas Direcciones Generales. Tristemente, Castilla y León siguen mirando a todas partes, sin definir un modelo de trabajo y eso se aprecia especialmente en Direcciones Generales de relleno que, en muchos casos, otras comunidades ya han suprimido ante la ineficacia y falta de operatividad en numerosos temas. A esta comunidad postergada, y a veces olvidada, desde el Gobierno central, solo le hubiera faltado —para demostrar su inoperancia — haberse negado a que la OCDE evaluara sus escuelas, como han hecho otras, que cuentan con su propio sistema de pruebas para la educación.

Si comparamos los discursos de investidura celebrados en las diferentes autonomías, comprobamos que todas han dedicado atención y reconocimiento a la educación permanente; pero a nuestro presidente le ha cegado la distorsionada realidad, así como ha negado la atención a esa variante de nuestro sistema educativo, silenciando y ninguneando el punto primero del programa de su partido, respecto a la educación a lo largo de toda la vida.

El actual presidente de Castilla y León, sí mencionó el sistema educativo en su discurso de investidura, como lo hizo con el acceso al trabajo, la conciliación de la vida familiar y laboral, el turismo, el comercio, la ley de calidad, la gratuidad de la enseñanza, la concertación del bachillerato, el plan de modernización de infraestructuras y equipamientos educativos, la incorporación al sistema educativo de los inmigrantes,... En fin, todo un repaso puntual por las necesidades de esta comunidad; pero sobre la educación a lo largo de toda la vida, ni una sola frase, ni un solo proyecto. Nada. El vacío. La tristeza y el abandono. El silencio. Tal aturdimiento y desidia presidencial han hecho que para muchos sectores de la educación se desvaneciera la imagen de Juan Vicente, cayendo en un reiterado descrédito. Un descrédito que se resume con palabras de Khalil Gibran en que “el lobo devora al cordero en la oscuridad de la noche, pero las manchas de sangre subsisten para acusarlo al día siguiente”.

Tal máxima del escritor y artista libanés cobra hoy actualidad, en un momento en que Castilla y León parece que se desmantela: me marchan las empresas de la comunidad por falta de una política económica seria y la falta de normativa actualizada, el rechazo de Durao Barroso a las propuestas del Juan Vicente Herrera, el desmantelamiento de numerosos cultivos que son la vida de cientos de familias, la masiva pérdida de ayudas al sector primario, la huida de universitarios a otras regiones más dinámicas en todos los sentidos, la escasa credibilidad de Castilla y León en el tejido empresarial español, la agonía de miles de puestos de trabajo,... y todo ello refrendado por la inoperancia diaria del Gobierno autonómico.

Castilla y León se agotan y se olvidan. En el exterior de la propia comunidad, como venimos comprobando, se nos ignora y, por si no era suficiente, empieza a despertarse cierto sentimiento de lástima.

Jesús Salamanca Alonso | 17 de octubre de 2005

Comentarios

  1. Félix H. de Rojas
    2005-10-17 15:10 Soy castellano-leonés. Vivo exiliado en Madrid porque mi tierra no sabe dar a sus hijos un trabajo: terminé mi carrera en el sector de las telecos y tuve una disyuntiva fácil: quedarme enquilosado, aspirando a la teta de la Junta, o volar.

    Aguanté dos años y me fui. Cuando vuelvo a ver a mi familia, a mis amigos, pienso: Valladolid es un ciudad preciosa, como toda la región: Burgos, León, etc. No sabemos lo que tenemos. Ni lo que estamos dejando morir. Hace falta más espíritu emprendedor y no ser exportadores de talento.

    Castilla fue grande por la Mesta. Pero no sé porqué hemos dejado morir, marchar a nuestros rebaños. Ahora los pastores andan pérdidos, por los páramos, llorando desconsolados.
  2. Juanjo
    2005-10-21 23:19 Es una pena nuestra querido Castilla. Se hunde y la hunden. Nuestros dirigentes carecen de interés para encarrilar Castilla y León. El egoismo hace que se cieguen y vean por ello y para ellos.
    Cuando leemos algo así, sobre nuestra tierra, sentimos la satisfacción de que alguien se preocupa por lo nuestro; pero..¿Y los que se tienen que preocupar?. ¡Qué pena!.
    Gracias por tus desvelos

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