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Hilos entretejidos e imagen cognitiva emergente

Anomia

El jueves, 16 de Junio, nos encontramos con el artículo Premiada la libertad de expresión en la blogosfera de «Reporteros sin Fronteras», la ONG subvencionada por la Casa Blanca. Hay que introducirse concienzudamente en la piel de todo productor semántico de Internet, sea RSF, Liberales Org o el que sea, para hacernos una idea de las tendencias que parcializan la imagen de la realidad que sus fragmentos informativos aportan a la objetividad de nuestra welstanchaung. No existe alguna producción carente de parcialidad y distorción a medida que, elevándonos sobre el terreno observado, vamos comprendiendo un mayor grado de complejidad1 en lo observable. Pero eso de introducirnos en la piel no puede hacerse en solitario sino recabando opiniones sobre el objeto en cuestión aquí y allá, aunque nos parezcan o sean contradictorias, porque la diversidad es la madre del cordero.

Ningún pensador en soledad piensa él sólo, piensa él y los que han pensado antes cuyos conceptos —sus hilos— residan en el antecedente cognitivo del pensador que sea. De igual forma ocurre con el percibir, no percibimos nosotros sólos sino en función de los antecedentes —hilos semánticos— que residan en nuestro bagaje —tela semántica íntima—. Nuestra tela o red semántica íntima va siempre en aumento, queramos o no, incluso si nos volviéramos locos de atar y nos rellenaran, como a momias, de psicotrópicos. Así que el popular «pienso, luego existo» de Descartes es en realidad un «pienso, luego existimos». Incluso, me atrevo a decir, que ni Dios afirma eso de «pienso,luego existo».

En un comentario anterior, en LdN, cuyo artículo no recuerdo, sobre las teorías como hilos de una tela en la que va emergiendo una «imagen de la realidad», me refiero a lo mismo: Welstanchaung. Las culturas y no sólo la concepción de la realidad por cada individuo son welstanchaung, pero welstanchaung colectivas con propiedades culturales en el primer caso. Igualmente, la «ciencia normal» en el sentido que el concepto adquiere en la «Estructura de las Revoluciones Científicas» de Thomas S. Khun, es una welstanchaung como imagen de la realidad que, a lo largo de la historia de la ciencia, ha ido emergiendo del entramado de los muchos hilos que la forman. Salta a la vista el debate posible entre objetividad y subjetividad mientras sostengo que ninguno de esos extremos son puros sino que todo conocimiento acerca de cualquier realidad, incluída las realidades objeto de la teología, se encuentra en el estrecho margen fronterizo entre el límite del campo que hemos definido «objetividad» y el límite del campo al que por exclusión hemos relegado el resto, es decir lo «subjetivo».

Si profundizamos sobre la “objetividad” en artículos como, por ejemplo, Ojo con Stiglitz de Liberalismo.org, encontraremos claras tendenciosidades hacia el polo que agrupa las premisas liberales. Igualmente, si hacemos lo mismo con sus oponentes nos enfrentaremos a “cómo conjugar” la welstanchaung liberal con respecto, por ejemplo, a la leninista. Esto no significa la entronación del punto medio de modo sincrético, como quizás pudiera pensarse de los contenidos de la bibliografía de Joseph E. Stiglitz, cuyos contenidos no excluyo que total o parcialmente puedan ser agrupados dentro del amplio baúl intermedio que llamamos sincretismo.

La llamada Tercera Vía, que aún en el campo de las teorías económicas no ha sido concebida, es otra cosa distinta del sincretismo. En el campo de las teologías y cosmovisiones espirituales, en mi opinión, claro, sí existe y es la que sustenta la welstanchaung teológica de Karol Wojtyla. Pero no es este un foro para discutir sobre la welstanchaung del papa de Internet, sino para expresar una idea: Todo enunciado acerca de cualquier realidad es una Welstanchaung, la imagen emergida del entramado de hilos teóricos conformantes de un tejido cognitivo.


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La complejidad no tiene una sola forma de definirse y entenderse, esto es, la definición de complejidad depende del punto de vista del observador, como menciona Warfield (1994) . Algo que es complejo para un observador tal vez no lo será para un segundo observador o para un grupo de observadores. Desde esta perspectiva la complejidad se nos presenta como el diferencial entre la demanda de recursos (materiales, intelectuales, valores, etc.) para enfrentar una situación y los recursos de que dispone el observador. Es sencillo, si la situación que se presenta (desde el punto de vista de algún observador) demanda de gran cantidad de recursos (de cualquier índole) y no se cuenta con los recursos necesarios para afrontar esa situación (por su dinámica y características propias) entonces estamos frente a una situación compleja. (Enlace)

Anomia | 20 de junio de 2005

Comentarios

  1. Anomia
    2005-06-22 00:08 En un comentario anterior, en LdN, cuyo artículo no recuerdo, sobre las teorías como hilos de una tela en la que va emergiendo una «imagen de la realidad», me refiero a lo mismo: Welstanchaung.

    El comentario en cuestión es:

    http://www.librodenotas.com/article/6900/#c007688

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