Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
Ahora, llega el momento de que os comente por qué creo que este volumen me resulta importantísimo. Y para que no quepa duda me he valido de las opiniones de Miguel Noguera, Joan Cornellà y David Sánchez, a la sazón responsables de Hervir un oso, Abulio y Tú me has matado, tres de los títulos más estimulantes editados el presente año, han mencionado al hombre de Cádiz como un referente, como un comodín que significa algo más que aquello de se puede aplicar a cualquier suerte favorable. A partir de esto, se ha de entender a Alcázar como el nombre propio que permite una lectura feliz y fresca, incorrecta y absolutamente esquinada.
Pero estábamos hablando de Paco Alcázar y, sobre él y su influencia. Cornellà va aún más lejos: “A mi entender, lo que hace Don Paco Alcázar es lo que a mi me gustaría hacer“ y David Sánchez amplía esto con un ligero matiz temporal: “Dentro de unos años habrá una generación de dibujantes con influencias Alcazarianas“. Esto no sólo nos habla de una querencia particular, sino de un proyecto estético con Claves de Continuidad Conceptual de altísimo nivel que, según sus influenciados, ya está siendo preservado. Incluso, en palabras de Sánchez, a casi 20 años de sus primeras publicaciones: “Creo que Paco ha sabido llegar a un público más amplio manteniendo un nivel muy alto, a los que conocíamos a Paco Alcázar antes de “El Jueves” nos encanta “Silvio Jos锓. Pues sí, y también nos gusta cuando colabora con Cinemanía o Rockdelux, a pesar que lo suyo allí tenga un mecanismo referencial o, en palabras de Cornellà, gocen de un mecanismo blanco.
Todo esto, vaya, nos obliga a replantearnos quién es el caníbal cuando hablamos de los jóvenes autores y sus precursores, cuando intentamos referirnos a una suerte de tradición y a unas capacidades determinadas de una obra que, incluso inconsciente de esa tradición, es capaz de revitalizarla. A este respecto, y volviendo a Alcázar, Noguera (otra vez) nos ilumina: “La tensión entre el humor negro y el desenfado o la aparente levedad con la que están contadas sus historias es muy agradable. Además de que son historias narradas con cierta humildad por parte de Paco, es todo muy sencillo y a la vez muy retorcido. Es un conjunto muy adictivo“.
Aquí podríamos hacer un inciso, y subrayar que toda adicción responde a una afición desmedida a un objeto X debida a lo que sea, que puede ser así por infinidad de motivos. Pero lo cierto es que, en el caso de Alcázar, recae en los mecanismos narrativos y retóricos con los que formula su labor. Encontrar en Daño Gratuito los temas de la publicación desprejuiciada, hoy relegada aún más al extrarradio que supone lo politicamente incorrecto, dibuja una posibilidad de enunciar el malditismo contemporáneo que han construído los media y de los que Alcázar abusa de manera lúdico festiva, además de permanecer fresco, esquinadísimo y español. Atención a lo que dice Cornellà: “Es especialmente reseñable el hecho de que recree un mundo reconocible, de que un personaje pueda llamarse Jeremías y no gaste un nombre necesariamente inglés. Bueno, eso ya lo han hecho grandes del underground español como Martí o Mediavilla, pero sus textos no eran tan afilados. La no-acción de los muñecos de Alcázar están suplidas con creces por unos diálogos que destilan cinismo, humor sesgado y patetismo. Es más, no se puede encontrar un artefacto cultural español actual con este tipo de textos que no sea una de sus historietas“. La posibilidad de dedicar la burla y el escarnio atomizando el mal rollo, la mala hostia y, quizás, la mala leche. Aunque sobre esto último, Noguera apunta que “la gracia de las historietas de Paco está precisamente en que no transmiten mala leche, son un reírse de la miseria del mundo, pero a mí me parece una risa sin odio. Creo que, en cierto modo, la expresión ‘mala leche’ se ha fraguado ya en bando enemigo, porque contiene una especie de crítica hacia lo que designa. Yo no suelo pensar que un humorista tenga mala leche porque sea ‘políticamente incorrecto’. En el fondo la mala leche no se tiene contra los subnormales o contra los minusválidos en sí mismos, sino contra la categoría de lo ‘políticamente correcto’“.
Pero el caso, y lo absolutamente iluminador, es que, como se puede apreciar entre la transición de Escarba Escarba a Moho y de ahí a Porque te gusta se produce una cristalización del sistema humorístico que juega más al despiste, que se afina y, en consecuencia, se perfila sin dejar de alcanzar los mismos niveles de risa y mala baba que al principio, entablando así una especie de pacto tácito con el lector que es, precisamente, lo que apunta Sánchez: “Aparte de que gráficamente me entusiasma, lo que realmente me gusta es el giro de tuerca de sus historias, que te llevan a un sitio insospechado, y dejan la sensación de que hay algo más que no ha querido contarte“.
Ese algo más, esa parte importante de la obra que abandona el formato para reposar en la cabeza del lector, es lo que Dario Adanti define como post-humor, que es una respuesta al medio que el propio Adanti define como la perfecta síntesis narrativa. En ese sentido, el de la síntesis perfecta, cabe pensar a Paco Alcázar y a eso ayuda este nuevo volumen, que explora el desarrollo de las Claves de Continuidad Conceptual que, sin perder un ápice de su capacidad de increpar al lector en su intimidad, violentando el cerebelo como sólo sabría hacer un caníbal. Porque ante los primeros trabajos de Alcázar, nuestro cerebro es siempre el de un lactante; rebosante de bondad.
Como hemos podido comprobar, un volumen imprescindible. Sí.
2010-10-19 12:14
A leer todos! Gracias!
2010-11-03 20:28
La palabra post-humor me suena a muerte: pos-tumor o póstumor (que diría el gran Chiquito). He visto vídeo de Adanti y si bien es cierto que ha surgido un nuevo tipo de humor, en fin, la etiqueta me sobra. Igualmente, tampoco sé qué entra realmente en esa etiqueta porque para mí Paco Alcázar no sé si está en ella. Para mí son más trabajos como los de Brieva o Millán y Noguera, como Muchachada Nui, los que para mí serían ese humor sin humor. Los personajes de Alcázar son buenísimos por el lenguaje que utiliza, los personajes, el diseño grotesco, pero siempre está ese remate al final de chiste, ¿no? En fin, no sé, aunque la charla de Adanti está muy bien, creo que rehuyo la idea del post-humor porque no la entiendo ni entiendo qué contiene. Es demasiado vago, demasiado general. Me toca un poco las narices como me toca las narices el término “novela gráfica”.
2010-11-03 21:27
Genial crítica descriptiva de un libro totalmente imprescindible.
Sublime. Gracias.