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Crónicas del Hype por Guillermo Zapata

El 14 de cada mes, una columna sobre fenómenos mediáticos, cultura convergente, sociedad de control y otros servicios inútiles servida a modo de notas orientativas y, a poder ser, con algo de humor. Aunque los enlaces y las citas serán el auténtico grumo de este potaje, el encargado del caldo es Guillermo Zapata. Un guionista de televisión que a veces hace cortos.

Enséñame la pasta

1.- Escribía ayer Noel Ceballos en El Emperador de los Helados sobre la tristeza que le había generado una parte de las preguntas que le habían hecho en una charla sobre webseries en la UCM. La preocupación de una parte de los estudiantes por saber si las webseries eran rentables, si se ganaba dinero con ellas, o reflexiones como que “lo serio” era escribir en una serie de televisión y que todo lo demás era poco menos que filfa.

Vincular la producción cultural al éxito y el éxito a algo que no tiene nada que ver con el esfuerzo, la investigación, la provocación… O mucho mejor, el juego, el goce y la diversión, es situar lo económico en el terreno de los fines y no en el de los medios.

Me gustaría pensar que cuando una parte de los y las estudiantes de Comunicación Audiovisual de la UCM preguntan por el dinero es porque tienen una muy acelerada angustia en torno a cómo demonios se van a ganar la vida en un contexto marcado por un paro juvenil del 60%, seis millones de parados y el sector para el que se están formando en plena descomposición, pero me temo que las preguntas estaban motivadas por otra escala de valores, por otro imaginario. Uno que no entiende el dinero como un recurso, sino como la medida del éxito. El del hype.

2.- Tiendo a creer más en que las estructuras condicionan a los individuos y no al revés. No creo (o al menos no exclusivamente) que las personas preocupadas por la fama y el dinero antes que por contar algún tipo de historia que les interese (al menos a ellos) sea por alguna cuestión psicológica individual, incluso el ego desmedido se cultiva estructuralmente (me juego un brazo a que todas las preguntas las hacían chicos).

En el programa de estudios de Comunicación de la UCM las asignaturas sobre narrativa, producción, realización, escritura, etc. huelgan por su ausencia. Las de derecho, empresa, industria, etc. sin embargo, copan toda las “oferta de estudios” (que así se llama). Como antiguo estudiante de “la casa” que pasó mucho más tiempo protestando contra y cagándome en “la casa” que estudiando las cosas que “la casa me proponía” sé que la cosa solo a ido a peor desde la implantación del Plan Bolonia.

Recordemos que el ministro de educación opina que la formación debe orientarse al mercado y si las asignaturas de Historia o Filosofía son más o menos prescindibles, imaginemos que tipo de mierda les enseñan en la facultad de comunicación

3.- Los directores que han sido encumbrados como los nuevos casos de éxito del cine español por los medios y “la industria” han sido empaquetados como A.- Extremadamente Rentables B.- Extremadamente solventes en el plano técnico. Las cifras de coste e ingreso en taquilla de Agora o Lo Imposible son los datos que más suenan en nuestra cabeza por ser repetidos machaconamente. Incluso Bayona tuvo que recordar en la ceremonia de los Goya que hacer películas grandes (presupuestariamente) no es un síntoma de soberbia. Hasta ese punto hemos llegado.

El otro-cine-existente es el llamado “Cine Invisible”, que solo existe de nuevo a partir de sus datos. Una obsesión mediática una y otra vez por que hay un cine caro y un cine barato. Y esos son los dos valores en juego. El cine barato es, además, invisible. Como invisibles son las cosas que, aparentemente, no generan valor (tu madre limpiando tu casa es el ejemplo paradigmático).

4.- Las webseries se producen, además, en un terreno que desde los medios y el gobierno se ha construido hostil a la creación como es Internet. Antes por la piratería, ahora porque “no es rentable”. Un espejo deformado que mira siempre el problema en los otros mientras los cursos on-line de las universidades P2P no dejan de crecer y crecer.

Solo el dato del número de descargas y visitas entra en juego para medir el valor de algo en un territorio que no está valorizado de forma alguna por la industria. Que un estudiante de comunicación valore como “triunfo profesional” escribir en una serie de televisión por encima de la posibilidad de crear una webserie que le guste y que esté bien da una idea de hasta que punto la escala de valores está deformada.

La imagen de “las series de éxito de la televisión española” (otra construcción mediática de las cadenas de televisión para, básicamente, autopromocionarse) esconde, no sólo la producción de un contenido pobre a muchísimos niveles y más deprimente en su afán por evitar los conflictos contemporáneos según avanza la crisis, sino principalmente las condiciones de miseria objetiva y subjetiva en las que se trabaja, con los salarios en caída libre desde hace cinco años, perdiendo la propiedad de proyectos propios en manos de meros intermediarios que actúan como comerciales de las cadenas y que te roban eso que tanto dicen defender: tu propiedad intelectual. Un medio que, además, en el último año y medio ha dejado de producir prácticamente todo y que está expulsando fuerza de trabajo cada día. Eso es lo que, de alguna manera, se ha construido como “éxito profesional”.

5.- Y llegamos a las Webseries. Las Webseries son esa cosa que se pagan con plataformas de crowdfunding, que en vez de valorarse como un mecanismo de libertad financiera, esfuerzo, etc. se valoran como “El lugar al que acude quién no ha triunfado” (es decir, quién no tiene acceso a recursos) y que encima no está claro cómo “recuperan la inversión”. Porque esa es la otra cuestión que se pone encima de la meses desde hace años en la que la única discusión en el medio cultural es como hacer viables los “nuevos medios”, como si el día que fueran viables (ahora lo son más) tuvieran ya valor inmediato.

Y con esto no quiero decir que el dinero no sea importante. El dinero es esencial, porque sin dinero no hay acceso a los medios de producción y no hay contenidos, no hay salarios y por tanto todo se vuelve 100% voluntario. Pero el dinero no es más que una herramienta. Hay que quitarle al dinero el poder del dinero.

Y encima incluso el cálculo táctico es malo. Si tengo que elegir sigo prefiriendo un mundo de Revista Mongolia, Vengamonjas, Qué Vida Más Triste, Extraterrestre, Filmin, Memento Mori libros, Caramba Comics, Festival Zemos98, Fundación Robo, El Periódico Diagonal, TomaLaTele, Los Hermanos Podcast Goteo y Verkami, Little Secret Film, Doctor Repronto, Diamond Flash, 15M_CC, etc. que cualquier posible idea de éxito reservada a muy pocas personas creando productos que sólo se van a medir en números.

Aquí abajo, en medio de la crisis de la industria, sobrevivimos.

Y nuestras fiestas son mejores.

Guillermo Zapata | 14 de marzo de 2013

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