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Crónicas del Hype por Guillermo Zapata

El 14 de cada mes, una columna sobre fenómenos mediáticos, cultura convergente, sociedad de control y otros servicios inútiles servida a modo de notas orientativas y, a poder ser, con algo de humor. Aunque los enlaces y las citas serán el auténtico grumo de este potaje, el encargado del caldo es Guillermo Zapata. Un guionista de televisión que a veces hace cortos.

La Cultura Consensual, la Máquina-hype y La Escena

Erbe

Esquema del encuentro por Mireia Pérez

0.- Hace poco más de una semana participé en un encuentro de la Universidad de Alcala de Henares que llevaba por título “Gracias y Desgracias de la Clase Creativa”. Como soy un desastre, no leí las instrucciones-de-uso del encuentro y no supe que cada intervención sería de unos 5-10 minutos, así que me hice un esquema loco que daba para mucho más. En la charla tuve que acortarlo (para bien) Pero algunas cosas quedaron en el tintero, así que voy a intentar reconducir ese esquema en un texto para el hype. Espero que sirva.

1.- Desde hace unos años asistimos a la destrucción de un modelo cultural en vivo y en directo. Ese modelo, declinado en nuestra realidad circundante (la de los rescates) se puede llamar Cultura de la Transición o (y creo que para esto es mejor término) Cultura Consensual. Sin entrar en la crítica de la cultura consensual hay dos evidencias que se ponen sobre la mesa. A.- La Cultura Consensual funcionaba como cultura y B.- La Cultura consensual tiene dificultades de funcionamiento. ¿Qué quiere decir “funcionaba”? Quiere decir que tenía un sistema de señales útil (permitía saber a alguna gente qué era pertinente y qué no), unos sistema de acceso a las cosas, un sistema de derechos asociados a las personas que trabajaban en el interior de esa cultura, mecanismos de financiación, etc. Cuando decimos que la Cultura Consensual tiene dificultades para funcionar quiere decir que todos esos mecanismos están rotos. No funciona el sistema de señales, no funcionan los mecanismos de distribución, no funciona la financiación y como consecuencia de todo eso no funciona tampoco el sistema de derechos asociados. Crisis, se llama también.

2.- La reacción cultural a esa descomposición de la cultura consensual ha tenido dos dinámicas opuestas. Una para arriba y otra para abajo. La dinámica cultural por arriba ha construido la Máquina-Hype. Grandes eventos culturales que secuestran la realidad informacional y vivencial y se vuelven imprescindibles. La Máquina-Hype tiene un éxito tremendo en lo económico ya que funciona como un mecanismo de “acumulación por desposesión” (palabro); no desposesión física, como a esos campesinos a los que les quitan las tierras, sino desposesión de las múltiples señales que se condensan en una gran señal. Desposesión de los mecanismos de atención. Vale, de esa hemos hablado mucho.

Por abajo, la crisis de la Cultura Consensual genera “Experimentos Culturales”. Digo experimentos porque aún no constituyen un modelo, sino ejemplos dispersos en proceso de reorganización constante. Algunas características de este modelo cultural son: proliferante, cooperativo, problemático y “dispolibre”

PROLIFERANTE: No es un modelo cultural que se reduzca a la unidad, sino miles que crecen con estructura rizomática, extendiéndose de forma horizontal y muy veloz por el territorio.

COOPERATIVO: Son pequeños modelos de empresas que favorecen pequeñas estructuras que cooperan hacia dentro (con relaciones laborales más horizontales) y hacia afuera (entre ellas).

PROBLEMATICO: Son expresiones culturales que problematizan de muy diversas formas la realidad y que violentan sistemáticamente la “Cultura Consensual” (aunque no la Cultura-Hype, que analizan, respetan, ironizan, etc.)

DISPOLIBRE: Uso este palabro tan de manual de economía hype para definir una relación ambigua con la propiedad intelectual que se mueve entre la lógica de los disponible (permitir el acceso más o menos gratuito y sencillo a la cosa, pero no tanto la posibilidad de reapropiarse y remezclar la cosa) y lo libre (que compatibiliza el libre acceso y libre uso).

Esta forma cultural es, a la vez, una condición experimental (una prueba). Un espacio de una precariedad laboral importante, pero a la vez el único espacio posible de creación de un modelo cultural sostenible socialmente (es decir, que pueda creer un ecosistema cultural que funcione en el sentido mencionado anteriormente: Sistema de señales, derechos, financiación, acceso.)

Esta nueva cultura experimental no responde tampoco a la noción de contracultura clásica porque no tiene cultura a la que oponerse y a partir de la cual definirse, sino que es instituyente en el sentido de que propone instituciones culturales de nuevo tipo.

Estas formas de creación, estos microlaboratorios expresivos, empiezan a componer algo parecido a una “Escena”. Esa escena no puede entenderse en el sentido clásico (un territorio físico, un circuito) sino más bien como un campo magnético. Un juego de atracciones.

El problema que aborda ese experimento cultural es que esa atracción, esa empatía, no termina de conjugar estructuras de cooperación que aborden lo económico. Es decir, los derechos. Es decir, las formas de financiación y la relación con lo ámbitos de lo público, lo privado y la emergencia de los nuevos espacios comunes.

Guillermo Zapata | 14 de junio de 2012

Comentarios

  1. Carlos Alonso
    2012-06-15 11:19

    Cojonudo el ideograma, peroo… ese misterioso Vonnegut abajo… Puedes explicarlo brevemente, Guillermo? Gracias!

    PD: de acuerdo con lo de Cultura del Consenso, a mí siempre me ha rechinado terminológicamente eso de la CT, sobretodo cuando la mitad (o más) de ese cogollo se ha desarrollado un poco al margen de la transición… p.e., en Catalunya, la CT que representa el País y la artistada socialdemócrata no ha representado nunca el Gran Consenso, pero hay uno, otro, muy gordo…


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