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Viaje al ajedrez por Pau Pascual

Aún siendo un jugador discreto, Pau Pascual es, desde niño, un amante apasionado del ajedrez. Un juego que nutre y es nutrido por la matemática, la lógica, la pintura, la literatura, el cine, la historia, la música, la psicología… Viaje al ajedrez  presenta, los días 10 de cada mes, gotas de ese universo, curiosidades e historias tan atractivas para legos como para quien conoce y disfruta ya de este mundo lleno de emociones.

Alicia en el país del ajedrez (Segunda parte)

     «¡Qué pobre memoria es aquélla que sólo funciona hacia atrás!» (Lewis Carroll)

La primera entrega de este artículo concluía con la cuestión de porqué Lewis Carroll, dado el admirable encaje que hizo entre la fantasía del relato y la partida de ajedrez, no aprovechó para incorporar una secuencia de ajedrez real y significativa. La secuencia de ajedrez de Carroll es muy imperfecta: no alterna las jugadas de blancas y negras, obvía varias veces un jaque mate e incluso realiza un movimiento ilegal. Y sin embargo, tal como se deduce de las notas que nos dejó, Lewis Carroll fue un apasionado del ajedrez. No se han conservado partidas suyas y no sabemos cómo era su juego. Pero sabemos que resolvía mentalmente problemas de ajedrez como cura para el insomnio.

Como ejemplo de lo que hubiera podido ser y no fue, he seleccionado un problema de Sam Loyd, un genio de los acertijos quien también compuso originales problemas de ajedrez, y que además fue contemporáneo de Lewis Carroll.

Este problema tiene su historia. Un amigo de Loyd, Denis Julien, también compositor de problemas, aseguró en una ocasión que en cualquier problema de ajedrez podía ver al instante qué pieza no daría el mate. Loyd se tomó esta afirmación como un reto y compuso el siguiente problema:

Las blancas juegan y dan mate en cinco jugadas con la “pieza menos probable”

Posición inicial del problema. A la derecha, Sam Loyd.

Observando la posición, parece que la pieza que dará el mate será la torre de b5. (1… Td5 o 1…Tf5 amenazan mate en d1 o en f1). Sin embargo, desafiando a la chulesca afirmación de Denis Julien, resulta que la pieza que da el mate, es nada menos que peón de b2!

Y aquí surge el paralelismo entre el problema de ajedrez de Alicia y el problema de Loyd. Alicia (en este caso el peón de b2) hará un recorrido hasta llegar a la última fila, para convertirse en Reina y dar el mate, tal como ocurre en el cuento del espejo. Sin embargo, el recorrido de Loyd es extraordinariamente creativo y hermoso, a diferencia del recorrido de Carroll que no tiene ningún interés ajedrecístico.

Y es que, además, Loyd también tenía su lado romántico. Sam Loyd puso nombre a este problema y le llamó Excelsior, después de haber leído un poema de Henry Wadsworth cuyo último verso dice:

There, in the twilight cold and gray,
Lifeless, but beautiful, he lay,
And from the sky, serene and far,
A voice fell, like a falling star,
Excelsior!

Veamos la ingeniosa solución del problema de Loyd:

Pero volvamos al mundo de Alicia. Una conexión entre la verdadera Alicia y el ajedrez, proviene de su propia familia. Alice era sobrina del ajedrecista Henry Thomas Liddell, también conocido como Lord Ravensworth, quien aparece en la Enciclopedia Oxford de juegos de ajedrez, perdiendo una partida contra Howard Staunton en 1854.

En 1862, Lord Ravensworth se enfrentó también a Joseph Henry Blackburne, otro gran ajedrecista de la época, con quien consiguió unas tablas. (Ver partida Lord Ravensworth vs. Blackburne)

Es oportuno resaltar que Alice Liddell nació casi un año antes de La inmortal, la histórica y célebre partida entre Anderssen y Kieseritzky.

Por su parte, el polifacético Lewis Carroll, más allá de sus fantasiosos cuentos, fue un destacado matemático, dominó la lógica simbólica y demostró sentido artístico para el teatro, el dibujo y la fotografía. Publicó libros de lógica y matemáticas, e incluso una edición de obras de Shakespeare adaptada para niñas.

También fue el inventor de varios objetos. A él se le atribuye el primer juego de ajedrez de viaje, consistente en un pequeño tablero con agujeros en el centro de las casillas donde se insertan las piezas y quedan fijadas.

Ajedrez de viaje antiguo, supuesto invento de Carroll. Las piezas
son de estilo Sant George que, tal como veremos, era la talla más
universal a mediados de siglo XIX.

Y hablando de tableros, hace muy poco se descubrió un tablero de ajedrez muy especial. Los dibujos de las primeras ediciones de los libros de Alicia fueron realizados por Sir John Tenniel (1820-1914), famoso ilustrador del siglo XIX (ver las ilustraciones del artículo anterior). Según informó el diario británico The Telegraph en verano de 2012, un comerciante de libros raros descubrió un tablero de ajedrez que más tarde se confirmó que había sido pintado por Jonh Tenniel en persona. (Ver artículo del The Telegraph). El tablero está ilustrado con dibujos de los personajes de “Alicia a través del espejo”, con 16 tintas y acuarelas que podrían datar de 1875, cuatro años después de la publicación del libro.

El tablero de ajedrez de John Tenniel. A la derecha, detalle del marco bajo la casilla e1.

Volvamos a Carroll. Se dedicó a la fotografía cuando este arte estaba empezando y se especializó en retratos de niñas. Una parte de estos retratos fueron de niñas desnudas, previo permiso de la madre. A fin de que estos desnudos no crearan complicaciones, Carroll dispuso que, tras su muerte, fuesen destruidos o devueltos a las niñas o a sus padres. Se desconoce si ha sobrevivido alguno de estos retratos. Lewis Carroll siempre afirmó que las niñas fueron su fuente de inspiración y que su amor era completamente inocente.

Entre la colección fotográfica de niñas, no podía faltar el retrato de Alice Liddell, la niña de sus ojos, el dulce peón que un día se convertiría en Dama.

Fotografías tomadas por Lewis Carroll. A la izquierda, Alice Liddell. A la derecha, Beatrice Henley.

Poco se parece Alice Liddell a la Alicia representada en los dibujos originales de John Tenniel. Se ha dicho que Tenniel tomó como modelo a Beatrice Henley, otra amiguita de Carroll.

Las fotografías de Lewis Carroll se incluyen entre las más relevantes del siglo XIX. Entre ellas encontramos composiciones fotográficas con el ajedrez como motivo. Destaco aquí “Las señoritas Lutwidge”, tomada en 1859, donde aparecen Margaret y Henrietta Lutwidge (tías maternas de Carroll) jugando al ajedrez. La fotografía resulta interesante por su juego de contrastes. Los colores del fondo y el ropaje sugieren una dama blanca y una dama negra en las casillas de su color.

Las señoritas Lutwidge. Dos solteronas jugando una partida.

La posición que se muestra en el tablero corresponde al siguiente diagrama, en el momento en que tía Henrietta completa la jugada …Dd7. Puede observarse que tía Margaret (la dama blanca) tiene una posición inferior, pero aún hay partida.

Posición después de la jugada …Dd7 de Henrietta Lutwidge

Encontramos al ajedrez como motivo central en otras fotografías de Carroll que inmortalizan escenas familiares, como es el caso de las hermanas Smith o la familia Rosseti.

Smith Sisters, summer 1859 y fragmento de The Rossetti family de 1863

Una fotografía histórica, Group of Chess Players, podría haber sido tomada por Carroll. Pertenece a una colección fotográfica de la universidad de Princeton que fue mantenida por él mismo. En un diario personal, aparece una nota del el 10 de agosto de 1866: «Pasé gran parte del día viendo el torneo de Ajedrez». La fecha coincide con un torneo de ajedrez jugado en Redcar (Yorkshire).

Participantes del torneo de ajedrez al que Carroll asistió. El ganador del torneo, Cecil de Vere, es el joven al centro izquierda, de pie con los brazos cruzados. Al frente, sentado y sosteniendo sobre las rodillas su sombrero de copa, vemos a Howard Staunton.

El señor que sostiene sombrero de copa se haría un sitio en la historia del ajedrez por diversos motivos. Situémonos un poco en el contexto ajedrecístico que rodeó a Lewis Carroll. Howard Staunton, con quien Carroll bien pudo intercambiar unas palabras aquel día, fue un fuerte jugador que dominó el ajedrez británico. En 1843 perdió ante Saint-Amand, considerado el mejor jugador de Francia, pero el mismo año le ganó en una revancha en el Café “La Regence” de París. En este Match se jugó por primera vez la llamada apertura Inglesa (1.c4) sistema que sigue siendo utilizado hoy día en el ajedrez de alto nivel.

La apertura Inglesa: 1.c4

En 1859 Paul Morphy, viendo que en América no había rival capaz de ganarle, viajó a Europa para enfrentarse a los mejores jugadores del mundo. Pasó como el viento y los derribó a todos. A todos excepto a Staunton, quien supuestamente presa del miedo, eludió el enfrentamiento alegando que estaba ocupado en su edición de las obras completas de Shakespeare. Este hecho fue muy criticado por el público. Resultaría interesante saber qué opinó Carroll al respecto, quien también realizó unas adaptaciones de Shakespeare para niñas en aquella época.

Staunton fue un personaje muy activo en el ajedrez del siglo XIX. Además de jugador, organizó torneos internacionales fundó y editó revistas de ajedrez y escribió varios libros. Su obra El manual del jugador de ajedrez se convirtió en el estándar de introducción al juego.

Por aquellos tiempos había una fuerte demanda de juegos de ajedrez y convivían muchos estilos de piezas distintos. Frecuentemente se producían confusiones de una pieza por otra según el diseño de las piezas con que se jugaba y la costumbre que tenía cada jugador. En general, estos patrones eran bastante complicados y caros de reproducir.

Conjuntos de piezas de diversas tallas comunes en el siglo XIX: Inglesa, Washington, Windsor, Regency, Calvert y St. George.

En aquel momento la talla más universal era la Saint George, precisamente la representada en los dibujos de John Tenniel en “Alicia a través del espejo”.

En el dibujo de Tenniel, vemos al del rey blanco con los característicos anillos sucesivos de la talla Saint George.

Nathaniel Cook, editor del The Illustrated London News donde Staunton escribía regularmente una columna de ajedrez, diseñó y patentó una talla de piezas innovadora. Su diseño era muy equilibrado. Las piezas, bien diferenciadas y fáciles de reconocer, resultaban muy estables debido a una base más amplia que la de los diseños anteriores. Howard Staunton anunció y recomendó en sus artículos este juego de piezas que acabaría tomando su nombre. (Los primeros 500 juegos fueron firmados y numerados por el propio Staunton).

El diseño original de Nathaniel Cook creado en 1849. Este diseño ha dado lugar a pequeñas variantes de la llamada talla Staunton hasta nuestros días.

La talla Staunton se fue imponiendo hasta que en que en 1924 fue seleccionada por la Federación Internacional de Ajedrez como el estándar de las piezas del juego.

Volvamos a Carroll. En otro de sus diarios describe un desplazamiento expreso a Londres para presenciar una importante partida de ajedrez. Se trataba nada menos que de una de las partidas del match Anderssen vs. Steinitz, que precisamente resultó ser un punto de inflexión en la historia del ajedrez.

Cuando el invencible Paul Morphy regresó a América y desapareció de la escena, el alemán Adolf Anderssen ostentó la supremacía mundial entre 1859 y 1866, año en que sufrió un gran descalabro ante un joven rival llamado William Steinitz.

Este encuentro fue considerado más tarde como la primera disputa del título mundial de la época contemporánea, aunque el primero que tuvo caracter “oficial” fue el siguiente match en el mismo año, en el que Steinitz se enfrentó a Johannes Zuckertort y volvió a ganar. (Ver List of chess world championship matches).

La derrota de Andersson fue un hito importante en la historia del ajedrez pues representó el fin del período romántico y la aparición una nueva concepción del juego, en que lo importante no era la belleza sino la exactitud. Se inauguraba así la época de las aperturas de Dama, donde se pasó del juego abierto y principalmente combinativo al juego cerrado, posicional y estratégico.

Lewis Carroll, pues, fue un privilegiado testigo presencial de la victoria de Steinitz sobre Anderssen que dejó atrás el ajedrez romántico.

En la quinta partida del match (Anderssen jugaba con blancas) se llegó a esta posición después de la jugada de Stenitz 16…h6.

Posición después de 16…h6

Anderssen jugó 17.Ce6 y acabó perdiendo en 44 jugadas. Tal como nos descubre Antonio Guide en su artículo “Brillanteces que Anderssen no vio”, aquí el blanco tenía una jugada extraordinaria que ganaba con una combinación púramente romántica que habría pasado a la historia. Paradójicamente, el mejor jugador romántico no la vió y permitió que se impusiera el ajedrez posicional de Steinitz.

Veamos cómo hubiera podido ganar brillantemente Anderssen con su juego romántico.

Resulta como mínimo curioso que un hombre como Stenitz, que destacó en el ajedrez por tocar de pies en el suelo, asegurara también estar en comunicación eléctrica con Dios y que podía vencerle dándole un peón de ventaja. (Ver artículo anterior Ajedrez demencial)

«El peón es la causa más frecuente de la derrota» dijo una vez Steinitz. Una afirmación que tomaría mucho sentido en el ajedrez que se avecinaba y que metafóricamente encaja de maravilla con la aventura de Alicia.

En definitiva, Lewis Carroll utilizó el ajedrez como base para crear una fantasía literaria que poco tiene que ver con el ajedrez. Y al mismo tiempo vivió muy de cerca momentos históricos, desde el cambio profundo de la concepción del juego hasta el origen de la forma de las piezas que día tras día millones de ajedrecistas tocamos con las manos.


Pau Pascual | 10 de febrero de 2013

Comentarios

  1. GKA
    2013-02-12 19:02

    Estimado Amigo Pau:

    Michele Mariotti, nació en Urbino, Italia. Es un estupendo director de orquesta especializado en Opera.

    Me encuentro en Nueva York, cubierto por la nieve extraordinaria de este invierno atípico en la costa Este de los Estados Unidos. Ahora en una estupenda confitería en la 5ª Avenida, viendo pasar a muchas personas muy bien vestidas rumbo a su trabajo. Michele acaba de llegar para desayunar juntos.

    Michele estrena mañana en el Metropolitan Opera de Nueva York “Carmen” de Rigoletto. No me lo iba a perder.

    Lo cierto es que mientras desayunamos e intercambiamos algunos aspectos sobre su dirección, (ayer y hoy son los ensayos generales y me pidió que fuera a verlo), veo que en la contratapa del New York Times que lee Michele, aparece “Not precedents on deliveries of Pascual and his incredibles “chess travel histories”“.

    Le arrebaté el periódico, lo puedo hacer, Michele es todavía un crío, y me puse a leer la critica que te hacen a tu segunda entrega. Como comprenderás no tardé mucho en abrir mi tablet y leer el excelente articulo sobre Lewis Carroll.

    Michele me comenta que él también sigue tus artículos.

    Bueno, mañana a las 19:30 Carmen. No hay como venir cada tanto a esta ciudad para zanbullirte en esplendor de culturas.

    Te dejo, que vine sin traje y me toca ir a probarme uno para mañana.

    Saludos.

  2. Pau Pascual
    2013-02-12 21:27

    Estimado GKA,
    Me alegro de que por fin hayas dejado atràs las llanuras Siberianas y como culo inquieto que siempre has sido, te encuentres ahora en tierras más civilizadas.

    Tengo que decir que esta reincidente intrusión en MI columna, aprovechando sin pudor alguno este espacio para tus particulares diserciones, me parece una auténtica maravilla.

    Y ya que estás en New York, mientras esperas la sesión de la Ópera de mañana te sugiero un paseo por el Central Park donde puedes encontrar un tranquilo lugar reservado para el ajedrez. Este espacio está relleno mesas de piedra con el tablero grabado. Tan solo tienes que llevar las piezas, buscar un compañero y jugar. Encontrarás extraordinarios personajes que te propondran partidas a 5 minutos con apuesta de por medio. No lleves mucho dinero encima, pués corres el riesgo de quedarte sin la Ópera de mañana. Eso si, el ambiente no tiene precio. Permanece el olor a ajedrez que se ha ido sedimentando a lo largo de cien años. Ilustres personajes han vivido este espacio de picaresca ajedrecística, desde Humprey Bogart, Stanley Kubrik o el mismísimo Bobby Fischer por citar algunos. Que tengas unas buenas partidas.

  3. Jaume
    2013-02-15 02:52

    Interesante la talla Staunton, que tanto hemos tocado. Buen trabajo de investigación.
    Aunque no tengo tablet, ni ganas, si que podemos ir a jugar con apuestas como en el Central Park, a nuestra querida Plaza Catalunya. Tambien tenemos mesas de piedra con tablero en Selva de Mar.
    Nada que envidiar a los yanquis.

  4. Miguel A. Román
    2013-02-15 22:05

    Aprendí a jugar con un set Sant George de buena madera, haya para las blancas y caoba para las negras. Era una variante donde la dama, el álfil y el peón eran casi idénticos salvo el tamaño. Pero en los torneos jugábamos con piezas staunton de plástico y a mí me desagradaba aquel tacto frío y aquellas piezas chatas de espigas lisas.


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