Aún siendo un jugador discreto, Pau Pascual es, desde niño, un amante apasionado del ajedrez. Un juego que nutre y es nutrido por la matemática, la lógica, la pintura, la literatura, el cine, la historia, la música, la psicología… Viaje al ajedrez presenta, los días 10 de cada mes, gotas de ese universo, curiosidades e historias tan atractivas para legos como para quien conoce y disfruta ya de este mundo lleno de emociones.
Estamos a dos de noviembre de 1858. El joven americano anda apresurado por la Rue Le Peletier hasta llegar a la puerta principal del Teatro de la Ópera de París. Hoy se representa
Il barbiere di Siviglia y el joven melómano está ansioso por paladear la obra de Rossini. Se alisa el pelo engominado y cruza la entrada. El olor de la calle, mezcla de pan recién hecho y aroma nauseabundo del alcantarillado, se transforma de repente en una explosión de perfumes.
El vestíbulo parece un bosque de sombreros de copa. Caballeros pululando alrededor de elegantes damas encorsetadas. Suena el timbre de aviso y el joven se dirige directamente al palco.
Cuando se introduce en el cubículo, lo primero que ve es un tablero de ajedrez con las piezas dispuestas para comenzar una partida. El hombre que lo ha invitado, el depuesto duque Karl de Brunswick, está de pie, conversando con otro caballero. Los dos son fuertes jugadores aficionados.
─Bon soir ─le suelta el duque con acento alemán ─. Le presento al conde Isouard de Vauvenargue, quien me ayudará en la partida esta noche.
─Conde, tengo el placer de presentarle a Mister Paul Morphy.
─Un goût, Monsieur ─replica Isouard dirigiéndose al joven ─. J’ai beaucoup entendu parler de vous.
Morphy asiente con cortesía pero frunce el ceño. No le van a dejar disfrutar de la ópera esta noche.
Los tres toman asiento en el momento en que se apagan las luces. Se hace el silencio y empiezan los compases de la Obertura del primer acto. Morphy mira resignado el tablero y avanza dos casillas su peón de rey.
Nadie lo sabe, pero está a punto de producirse una gran obra de arte.
Mientras en el escenario, gracias a la ayuda de Fígaro, se casan la bella Rosina y el conde Almaviva acabando con las esperanzas de Bartolo, en el palco, Paul Morphy derrota a los dos aristócratas en tan sólo diecisiete movimientos, en una bellísima partida que pasará a la historia.
Paradójicamente, al día siguiente, los periódicos de París criticarían duramente al duque de Brunswick por haber estando jugando al ajedrez en un recinto tan sagrado. Pero seguramente a Gioacchino Rossini no le hubiera importado, más bien al contrario.
Veamos esta increíble partida comentada movimiento a movimiento:
El llamado “Juego de la ópera”, además de bello, es muy instructivo. En esta partida aparecen con meridiana claridad importantes conceptos del ajedrez moderno que trataremos a continuación: el desarrollo, la movilidad, la iniciativa y el ataque fundado.
Paul Morphy incorporó a la escuela romántica de su tiempo un nuevo e importante concepto: el desarrollo. En este sentido, como dijo Kasparov , “Morphy puede considerarse el verdadero padre fundador del ajedrez moderno” .
Un buen desarrollo consiste en no perder tiempos en la apertura y poner en juego las piezas lo más rápido posible, obteniendo espacio y buscando el dominio del centro del tablero.
La partida de la ópera es una muestra de cómo aprovechar al máximo las pérdidas de tiempo del rival, ubicando sin demora las piezas en casillas fuertes, aún a costa de sacrificios. Esto fuerza al rey contrario a mantenerse en el centro hasta sucumbir en la maravillosa combinación final. Comparad, por ejemplo, el desarrollo de las blancas respecto al de las negras tras la jugada 9.Ag5.
La idea del desarrollo era desconocida en aquella época. Pero para Morphy, el desarrollo era la finalidad inicial de la lucha. “Ayudad a vuestras piezas para que os ayuden” dijo en una ocasión. Sus contemporáneos acostumbraban a atacar antes de tener todas sus piezas desarrolladas, y si ganaban era porque se encontraban con una defensa inadecuada, pues el oponente tampoco desarrollaba sus piezas. Morphy comprendió que una combinación no era sólo cuestión de imaginación, sino que hay que crear las condiciones para llevarla a cabo: ganar tiempos y ganar espacios. La acumulación de estas ventajas desencadenan de manera natural las combinaciones tácticas. En palabras de Richard Reti , “Morphy fue el primer jugador posicional que entendió la base estratégica del ataque a diferencia de sus rivales románticos”.
Otro importante concepto ajedrecístico es el de la movilidad. Veamos qué significa. En el momento de empezar una partida, las piezas blancas pueden elegir entre 20 jugadas distintas (avanzar una o dos casillas cada peón, más dos posibles movimientos por cada caballo), esto es, tienen una movilidad total de 20 unidades. Después de 1.e4, la movilidad de las blancas aumenta, ya que se abren las diagonales para la dama y para el alfil de rey, y se da una casilla más para el caballo de rey. Ahora se puede escoger entre 29 jugadas, o sea, las blancas tienen una movilidad total de 29 unidades.
El gráfico siguiente muestra la partida de la ópera en términos de unidades de movilidad después de cada movimiento. El eje X representa las jugadas sucesivas, y el eje Y la movilidad total para cada bando.
Como puede observarse, a excepción de la segunda jugada, durante toda la partida las blancas disponen de una movilidad muy superior a la de las negras. Morphy va colocando sus piezas en casillas óptimas y, a la vez, restringe los movimientos de las negras.
Como dijo Emanuel Lasker, “Desde las primeras jugadas, Morphy trataba de poner de manifiesto la energía interna contenida en sus piezas. Lo cierto es que, de repente, sus piezas poseían mucho mayor dinamismo que las fuerzas enemigas”.
Un concepto ajedrecístico fundamental es la iniciativa. Quien tiene la iniciativa condiciona los movimientos del contrario. Se pueden forzar los movimientos del rival con jaques, capturas y amenazas. Se trata de obligar a lo que uno quiere jugar, no a lo que quiere jugar el oponente. Un jugador que logra imponer su voluntad sobre su oponente, normalmente gana.
En el juego de la ópera, las blancas llevan la iniciativa durante toda la partida. De los diecisiete movimientos, casi todos fuerzan la jugada del contrario. Este hecho es excepcional en una partida de ajedrez.
Otra idea esencial está en el ataque fundado. Un ataque tiene posibilidades de prosperar si el número de piezas atacantes es superior a las piezas defensoras del rival. En la partida de la ópera, Morphy llevó todas sus piezas al ataque. Y de esta forma, la posición de las negras resultó absolutamente indefendible.
Bueno, si habéis llegado hasta aquí, os recomiendo volver a reproducir la partida con tranquilidad y observar cómo todos estos conceptos están presentes en ella. Disfrutad de una auténtica lección de ajedrez. Mijaíl Botvínnik lo aconsejaba: “Hasta hoy, Morphy es un maestro insuperable en el juego abierto. Basta constatar la evidencia de que nada sustancialmente nuevo se ha creado en ese campo desde Morphy. Cada jugador, del principiante al maestro, debería reproducir, una y otra vez, las partidas del genio norteamericano”.
Paul Morphy (1837-1884) fue un relámpago en la historia del ajedrez. Por unos instantes lo iluminó todo. Luego desapareció. A los nueve años era uno de los mejores jugadores de Nueva Orleans y a los doce fue capaz de vencer al reputado ajedrecista Johann Löwenthal . En 1858 viajó a Europa para desafiar a los mejores jugadores del mundo. Los venció a todos excepto a Howard Staunton, quien rehuyó enfrentarse a él. El juego de la Ópera tuvo lugar en París mientras esperaba la llegada de Adolf Anderssen desde Breslau para disputar un duelo con él. Luego volvió a Estados unidos y, al no encontrar contrincantes de su altura, dejó definitivamente el ajedrez a la edad de veintiséis años. Hundido en la depresión, la paranoia y manías persecutorias, sus últimos años fueron trágicos. Murió a la edad de 47 años, en un accidente cerebrovascular tras ducharse con agua fría.
Terminemos con el vídeo Opera game, un homenaje del autor de este artículo al mundo del ajedrez, basado en el juego de la ópera:
2012-02-10 11:42
Bonita lección. Lo cierto es que yo, al amigo Morphy, lo conocía únicamente por la variante defensiva que lleva su apellido.
2012-02-11 03:02
Un altra apertura per coneixer, es facil de memoritzar. Amb l´ avorriment de l´opera, no
em sorpren que es posses a jugar. El video molt divertit, amb una barreixa d´imatges magnifica. Ets un artista.
2013-10-04 01:21
Me gustaría saber mas sobre las gráficas de movilidad ya que yo estuve trabajando con ellas pero sin considerar el movimiento de los peones. Soy admirador de Morphy y creo saber cual fue su mejor partida al menos una de las que jugo vs Boden en 1858. me gustaría saber quien escribió este artículo gracias.