Olimpita (Hernán Migoya / Joan Marín, Norma, 2009). Cómic de denuncia social, malos tratos contra la mujer, duro y algo irreal en su conclusión, pero que cumple lo que parece ser su objetivo.

84, Charing Cross Road (Helene Hanff, Anagrama, 2002 /1970). Un gran descubrimiento sobre el que reflexioné un poco es esta carta.

Princesa ama a princesa (Lisa Mandel, Kraken, 2010). Muy curioso el formato narrativo que mezcla los cuentos clásicos de princesas con la novela urbana moderna, las películas de espías y los superhéroes para una bonita historia de amor y descubrimiento de la sexualidad.

Kitaro v.1 (Shigeru Mizuki Astiberri, 2010). Me sigue costando el mundo del manga japonés (y eso que me empapé de Tezuka). Imaginación desbordante, extraña inserción del humor en una historia seria, gran dominio del dibujo… y una trama que me resultó bastante plana y carente de interés.

Tres amigas (Sophie Muchel / Emmanuel Lepage , Norma, 2012). Más cómic sociorrealista. Bien realizado, narra el crecimiento y descubrimiento de las dificultades del mundo adulto de tres niñas de diferentes extractos sociales que se hacen amigas.

Fun Home (Alison Bechdel , Reservoir Books, 2008). Maravillosa novela confesional en la que todo (texto, dibujo, narrativa) cuadra perfectamente. Durísima historia de una familia rota cuyo centro es un padre de sexualidad reprimida, ausente y suicida.

Hamlet (Shakespeare / Moratín, Nórdica, 2012). Dibujos, muy sugerentes, de Javier Zabala, para esta traducción estupenda (juzgo no la habilidad para trasladar el texto original, que desconozco, al idioma español, sino la sonoridad y el sentido del resultado final). Hacía muchos años que lo había leído y fue todo un redescubrimiento.

Pájaro relojero. Poetas centroamericanos (Mario Campaña [sel.], Galaxia Gutenberg, 2009). Sinceramente: me aburrió. Me quedo con la poesía de Joaquín Pasos y Claribel Alegría dentro de una selección que muestra una cantidad ingente de talento derrochado en la denuncia social.

Soy una matagigantes (Joe Kelly / JM Ken Niimura, Norma, 2009). Lograda la narración fluctuante entre realidad y ficción que mantiene el enigma hasta el final, y entrañable historia de una niña aterrorizada por el mundo.

Bajo una luz marina (Raymond Carver, Visor, 2005 / 1984). Mi primer Carver. Sólo diré que es la primera poesía de la experiencia de calidad que leo, quizás porque no es poesía de la experiencia. Ni siquiera sé si es poesía.

La noche en que Frankenstein leyó el Quijote (Santiago Posteguillo, Planeta, 2012). Buff. Entretenidillas anécdotas literarias, demasiado superficiales en algunos casos, demasiado extensas en otros para cumplir el formato. Todo muy plano.

Aquí (Wistawa Szymborska, Bartleby Editores, 2009). Me recordó mucho a la poesía de Blanca Varela esta traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano. Me gustó, quiesiera decir que mucho, pero tengo la sensación de que ese término debería dejarlo para el texto original.

Amores minúsculos (Alfonso Casas, Ediciones de Ponent, 2012). Me gustó mucho el diseño de personajes. Y bueno, unas historias amables, y ya.

Bardín el Superrealista (Max, La Cúpula, 2007). Lanzo prejuicio: yo jamás daría un Premio Nacioal de Cómic a una recopilación de historietas publicadas con anterioridad. ¿Y? Pues que si gusta Max en general gustará este libro en particular, y si no, no. Y si no se conoce a Max, pues claro, hay que leerlo.

Caza de conejos (Mario Levrero, Libros del Zorrro Rojo, 2012). Una de mis lecturas fundamentales de este año. Conté mi impacto en Cazando conejos.

El héroe I y II (David Rubín, Astiberri, 2011 y 2012). Bien el primero, muy grande el segundo. Espero dedicarle un artículo próximamente.

Ardalén (Miguelanxo Prado, El Patito Editorial, 2012). El dominio del dibujo que tiene Prado es fabuloso. Cada viñeta es un cuadro para una historia delicada que flota en esa difícil encrucijada entre lo real y lo maravilloso. Apúntenlo para el próximo Premio Nacional del Cómic.

Pastoral americana (Philip Roth / Jordi Fibla [trad.], Debolsillo, 2005 / 1997). Me gustaría hablar de esta novela cuando haya leído la trilogía, y es eso exactamente lo que pienso hacer.

Patrulla 142 (Mike Dawson, La Cúpula, 2012). Sólo escribiré una cosa: tras leerlo doy gracias a mis padres cada minuto por no haberme metido jamás en los boy scouts y haberse limitado a comprarme los tebeos de las aventuras de los tres sobrinos del Pato Donald.

Algunos datos del 2012:

Nº de libros: 180. Ojo, el dato es muy poco significativo, porque caben en “libro” tanto cómics de 50 páginas y media hora de lectura como novelas de 600 y varios días para acabarlas. En cualquier caso, da a un libro cada dos días, 100 páginas al día (36800 apróximadamente). A ver cuándo se instaura el valor “carácter” para mesurar el tamaño de los libros.

Prevalecen los libros leídos en papel: 121, casi todos procedentes de bibliotecas (87, repartidos por igual entre la del instituto y la pública) y el resto entre regalos y préstamos. El resto en formato digital, mayoría de EPUB (22), CBR (22) y PDF (10). Como curiosidad, en un puñado de casos inicié la lectura en papel y la acabé, por comodidad, en versión digital.

Géneros. Ya saben que los géneros es un mero contenedor teórica de harto difícil cumplimiento, así que los datos que siguen son sólo indicativos, sobre todo en mi caso, que tiendo a lecturas heterodoxas:

• Novelas: 28
• Cómic: 116
• Poesía: 21
• Ensayo: 8
• Teatro: 2

Sin duda, mi año de madurez como lector de cómic. Y entre las novelas, sólo la disciplina diaria me permitió alcanzar ese número, con, además, obras de gran extensión como Trampa 22, Amadís o la trilogía de los Cantos de Hyperion. Nótese que bajo el término Cómic se esconden todo tipo de géneros: novela, biografía y ensayo entre otros. Entre los propósitos para 2013 está el de aumentar el número de lecturas de poesía y ensayo.

¿Y mis lecturas favoritas? Imposible reducir a un número manejable y justo. Dejo algunas iluminaciones: Thomas Ott, Jason, Jimmy Liao, Roth, Simmons, Aira, Hanff, Zapico, Sócrates el semiperro.