Miguel A. Román pretende aquí, el vigésimo octavo día de cada mes, levantar capas de piel al idioma castellano para mostrarlo como semblante revelador de las grandezas y miserias de la sociedad a la que sirve. Pueden seguirse sus artículos en Román Paladino.
Empobrecimiento, titula Enrique Vila-Matas su diatriba contra la escuetísima fórmula del mensaje difundido a través de Twitter, ese pajarillo azul que últimamente vuela demasiado alto para los gustos de algunos que no ven cómo diablos abatirlo (ultimamente lo intentan a tiros).
«¿Se narrará utilizando todos los resortes literarios de la complejidad que tanto pueden ayudar a profundizar en el laberinto de la realidad, o bien con el lenguaje surgido de la taquigrafía del tuit? En la Spanishrevolution se ha visto cómo los tuits son un atentado contra la complejidad del mundo que pretenden leer.»
Ya llevo muchos años escuchando (perdón: oyendo) y leyendo agoreras premoniciones sobre el daño inimaginable que estas novísimas formas de comunicación le van a hacer al rancio idioma castellano (solo a él, supongo; el mandarín, el bable y el parsí al parecer serían inmunes).
Que Internet influye e influirá cada vez más en los mecanismos evolutivos del lenguaje ¿qué duda cabe? ¿Acaso no lo han hecho otras “revoluciones” de la comunicación, casi todas ellas ligadas a avances tecnológicos, desde la aparición de la imprenta hasta la de la ubicua televisión? Y, desde luego, la misma invención de la escritura cambió las reglas, aunque después de diez milenios nos parezca tan obvio que una lengua tenga escritura, olvidando que aún persisten decenas que no la tienen y están por eso mismo abocadas a la extinción.
Nunca antes se ha escrito tanto y, por ende, nunca se había leído tanto. Y ya me replicarán que “cantidad y calidad no son lo mismo”, sofisma utilísimo para no reconocer que donde no hay un caldo de cultivo extenso, pobre cosecha espera. Déjenme recordarles que el Siglo de Oro fue el resultado de que la extensión de las imprentas permitió a aquellas gentes vivir de su pluma e ingenio (malvivir en general, pero esa es otra historia).
No tengo inconveniente en reconocer que mucho de lo que hay por la red descalabra sin pudor gramática y léxico (y de eso ya he hablado aquí); pero, porcentualmente, la prensa deportiva sigue ganando en sadismo lingüístico y nadie arremete contra ella. Como también constato que los textos en Internet cada vez son más cuidados, tanto en la forma como en el fondo.
Pero, volviendo a Twitter. Frente al libelo de Vila-Matas y sus afirmaciones de que «el empobrecimiento ya está aquí. Lo registramos en la economía, por supuesto, pero también en el lenguaje raquítico de los políticos y también en el habla tuitera, incapaz en muchos casos de pasar de la lectura de 30 páginas al año»; mi punto de vista es más cercano al que recoge Antonio Fraguas en La filosofía del ‘pienso luego tuiteo ’ (casualmente, en el mismo medio periodístico): «El pensamiento breve (en el espacio) no tiene porqué ser limitado. Cuántos aforismos buenísimos tienen menos de 140 caracteres… que se lo digan a los maestros orientales»
¡Cierto! ¿Desde cuándo la complejidad del mensaje ha añadido [necesariamente] claridad? Digo yo que no, que si me apuran puede ser al revés: la tacañería de caracteres de la herramienta fuerza la capacidad de precisión y esta a su vez requiere de vocabulario y estratagema gramática.
Y no hace falta recurrir al exótico haiku ¿Acaso no hubieran sido hoy grandiosos tuiteros, de esos que cuentan por miríadas sus seguidores (agh, lea usted followers si así le plugiere) el epigramista latino Marcial, o el mismísimo Quevedo? ¿No serían retuiteadas hasta el infinito las greguerías de Gómez de la Serna? ¿No es la siguiente definición del epigrama el tuit soñado?
A la abeja semejante, para que cause placer, el epigrama ha de ser pequeño,dulce y punzante.
@T_Iriarte
Juzguen ustedes cómo hubieran funcionado en la ventana de los 140 caracteres estas ideas:
Mal será fiel amante quien ha sido falso amigo
Contra una libre lengua suele ser lengua la espada
@Tirso_M
Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed.
No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada; yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas.
No mires, todo pasa; olvida, nada vuelve.
@Ant_Machado
Cuando yo te llamo “señor”, no te sientas, Cinna, halagado: a menudo también respondo así al saludo de tu siervo.
Siempre serás pobre, si eres pobre, Emiliano: hoy día las riquezas no se dan a nadie más que a los ricos.
¿Que por qué no te envío, Pontiliano, mis libros? Para que no me envíes tú, Pontiliano, los tuyos
@MV_Marcial
Tan grande tu miembro, sueles empinar, ¡oh, buen Muñiz!, y es tan grande tu nariz, que enderezando lo hueles.
Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.
@Que_vedo
Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza.
Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa.
Patrimonio es un conjunto de bienes; matrimonio es un conjunto de males.
@JarPoncela
En la vida hay que ser un poco tonto, porque si no, lo son solo los demás y no te dejan nada.
Los que matan a una mujer y después se suicidan debían variar el sistema: suicidarse antes y matarla después.
Es difícil determinar cuándo acaba una generación y comienza otra. Diríamos más o menos que es a las nueve de la noche.
@rgdlSerna
Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.
@JLBorges_
¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?
@CervantesSaav
El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.
Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.
@MJLarra
¿Podrá alguien jurar que ve en los anteriores enunciados síntomas de empobrecimiento idiomático?
Por lo demás, si aún hay quien tiembla ante la fatal amenaza que Twitter supondría para nuestro amadísimo idioma, que no tema: caerá, como ya cayeron ICQ, IRC, Usenet, … Durará, como muchísimo, un decenio más, tiempo escaso para arañar siquiera la corteza de nuestra lengua. No tengo ni idea de cómo será la fórmula que reemplazará al pajarillo azul, pero de lo que no me cabe duda es de que allí habrá un Vila-Matas para denostarlo y prevenirnos del fin del mundo, la caída del imperio y la depravación de Babilonia.
Otras profecías:
El castellano se defiende (2001)
El español e Internet (2002)
Mi agradecimiento a Proverbia por recopilar algunos de los aforismos citados.
2011-07-22 05:18
Lo que no sé es cómo, con tan horrorosos peligros como acechan a la lengua, no se prohibieron ya los telegramas hace un siglo. Con la sintaxis que usaban, madre mía…
Algunas personas nos acordamos a veces de lo que era vivir en civilizaciones manuscritas: los libros antiguos eran mucho más cortos y escasos en número, por ser más trabajosos y más caros, y eso no impidió a Aristóteles escribir la “Ética a Nicómaco”, mientras que les ahorró en cambio varias toneladas adicionales de exégesis cultísima sobre ella. Vaya suertudos.
2012-01-08 05:10
Parece que no te has enterado de lo que sucede en Facebook.