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Román Paladino por Miguel A. Román

Miguel A. Román pretende aquí, el vigésimo octavo día de cada mes, levantar capas de piel al idioma castellano para mostrarlo como semblante revelador de las grandezas y miserias de la sociedad a la que sirve. Pueden seguirse sus artículos en Román Paladino.

Palabras de éxito.

La sociedad humana imita a la biología, y esta al cosmos. Galaxias, estrellas, especies, pueblos e individuos parecen estar en permanente batalla por la supremacía frente al resto. El éxito o el fracaso son las únicas dos opciones en las que moverse: triunfar o morir.

Y el lenguaje, extensión del pensamiento humano, no puede sustraerse a este combate universal. También las palabras luchan unas contra otras por el dominio del territorio semántico; y, de acuerdo con esas mismas reglas, unas salen victoriosas y aumentan su poder, mientras que otras son sometidas, asfixiadas y, con el tiempo, aniquiladas, fenecidas para el idioma.

De alguna manera es esto “ley de vida”, un mecanismo natural del metabolismo filológico y una de las vías que tienen las lenguas para evolucionar. En el español hay decenas (centenares probablemente) de palabras que han quedado en la cuneta de la historia y han sido sustituidas por otras, aparentemente fruto del capricho del hablante popular.

Pero en otras ocasiones la elección del vocablo favorito es perversa: proviene de grupos sociales que detentan un prestigio lingüístico ilusorio y gozan de gran poder de difusión. El resultado es que algunas palabras desbordan su capacidad natural, invaden y avasallan a sus vecinas, se hacen hegemónicas y llegan incluso a usurpar significados y conceptos que no les son legítimos.

Este efecto es denominado “empobrecimiento del idioma”, cuando una multitud de palabras que enseñorean matices y funciones son hechas tabla rasa y en su lugar colocan a un vocablo único como omnímodo dictador, y al que llamamos palabra baúl, donde cabe todo (o comodín, aunque siempre me pareció más bien un término de tahúres).

Estimo que, en nuestras modernas sociedades, la principal fuente de estas voces son los políticos y clases dirigentes, que suelen esgrimir un lenguaje vacuo, hierático y acartonado; pero son los medios de comunicación “masivos” los que pasivamente se acomodan a esta forma de hablar y la difunden, generando la masacre ecolingüística.

Aun evitando los tópicos de “realizar”, “efectuar”, “hacer”, “tener”, “haber”, “tema”, “cosa”, “cuestión”,“importante”, etcétera, ya abundantemente documentados, surgen palabras que cobran un novedoso éxito en la prensa y se ponen “de moda”, términos repetitivos, machacones y petrificados, empleados ad nauseam y dañando la diversidad de matices y sentidos que es patrimonio de nuestros hablantes. Para mayor tristeza, no únicamente se abandonan las palabras a las que usurpan, sino que la propia usurpadora termina, a fuerza de restregarla, plana y descolorida.

Veamos algunos casos:

Provocar, sustituye a inducir, estimular, generar, causar, producir, promover, ocasionar, crear, suscitar, fomentar, originar y hasta una decena más de palabras. No siempre es válido, pues indica un matiz de respuesta o reacción, pero además llama la atención que incluso se usa dos veces en la misma frase:
— El revuelo provocado en la Agencia Tributaria tras el descabezamiento de la oficina de grandes contribuyentes provocó la reacción de la organización profesional de Inspectores de Hacienda. (El País)
— Un aparatoso accidente en Padre Claret provocó grandes retenciones. (El Adelantado de Segovia)
— El meteorito de Rusia provocó un terremoto a más de 4.100 kilómetros de distancia. (El Mundo)
— Policía francesa recopila pruebas de tirador que provocó ataques en París. (La Nación de Costa Rica)
UGT critica el aumento de la conflictividad laboral provocado por la reforma. (Diario Progresista)
— Según informa el diario británico Daily Mail, los radares de tráfico han provocado al menos 27.900 accidentes de tráfico desde 2001. (Libertad Digital)
— La mentira le provocaba un agujero en el corazón. (El Mundo)
— Imputado un hombre dejó su perro atado más de 15 días provocando su muerte. (Heraldo.es)
— El abogado critica, por último, “la profunda indefensión que está provocando la instrucción y las dificultades que provoca en el derecho a la defensa…” (Andalucía Información)
— Además, ese alambre de cuchillas «provocaba unas terribles lesiones …» (ABC)

Inmensa mayoría. Parece que no hay ya otro adjetivo válido para designar a los grupos que superan en número al resto. A veces incluso se emplea para referirse a mayorías bastante exiguas, pero lo más normal es que se deje caer sin mejor soporte estadístico que la opinión del hablante (en realidad, el significado etimológico de “inmensa” es “que no ha sido medida”, lo que sería muy adecuado si no fuera porque me temo que se quiere utilizar como sinónimo de “enorme”). En cualquier caso, y dejando subjetividades al margen, sustituye sin mejor criterio a “la mayor parte”, “gran parte”, “la generalidad”, “los más”, “la gran/ingente/enorme/abrumadora mayoría”, o, simplemente, “la mayoría” sin cuantificadores ni pleonasmos grandilocuentes.
— El dirigente popular ha advertido además que “la inmensa mayoría de la sociedad vasca no tiene …” (El Correo)
— La inmensa mayoría de la prensa estaba a favor de Kennedy en 1960. (El Mundo)
— …cuando la inmensa mayoría de los Comités Olímpicos Nacionales de Europa votaron por la creación de los Juegos Europeos. (Europa Press)
— De hecho, la inmensa mayoría de los objetivos marcados no se han llevado a efecto. (Salamanca24horas)
— No sé de quién es la culpa pero a una inmensa mayoría de los españoles se les ha agriado el carácter en los últimos años. (El Mundo)
— Hoy la inmensa mayoría de los españoles, incluida la inmensa mayoría de los votantes del PP, somos bastante más pobres. (El Norte de Castilla, citando a J.A.López Murillo)
— La villa de Ribadesella gana así un nuevo espacio de recreo que había pasado desapercibido para la inmensa mayoría de los mortales. (El Comecio Digital de Asturias).

Contemplar. Hasta mediados del siglo XX en lengua española solo contemplaban los poetas, los filósofos y los ascetas, mentes dedicadas a observar y discurrir sobre lo observado. Luego empezaron a “contemplar” las leyes y normativas, el lenguaje del derecho tiene esos giros abstrusos, como sinónimo inopinado de “considerar”. Hoy parece que sea el verbo exclusivo para todo acto de prever, considerar, reflexionar, pensar, discurrir, meditar, suponer, atender, estimar, contener, valorar, y, si me apuran, hasta una treintena de usos, muchos de ellos además altamente inapropiados. Decía Lázaro Carreter que solo los seres humanos tienen capacidad para contemplar y que poner a un ser inanimado por sujeto era necedad. Tampoco estoy de acuerdo con tan estricta restricción, pero cualquier cosa es preferible a este aluvión de “contemplaciones”:
— El proyecto de Presupuestos de Pamplona para 2014 contemplaba 198 millones de euros. (Diario de Navarra)
— También ha criticado que el recinto no contemplaba un control de flujo entre plantas. (El Semanal Digital)
— La moción socialista aprobada contemplaba una serie de medidas de apoyo los afectados por la hipoteca. (El Faro de Vigo)
— El proyecto contemplaba su demolición para levantar un nuevo edificio. (Diario de Navarra)
— Desde la pasada primavera la Universidad Católica contempla en su programa … Esta iniciativa se contemplaba, tal como se desprende de la …(Las Provincias)
— …establece un calendario con la ruta a seguir hasta la cumbre de 2015, algo que antes no se contemplaba. (El País)
— Balmón ha reiterado que el partido “no contempla“ la hipótesis de otra insubordinación en el grupo parlamentario. (El Periódico de Catalunya)

Arrancar. En la veintena de acepciones que el DRAE registra para este verbo, ninguna hay que lo autorice a suplantar a comenzar, empezar, iniciar, nacer, abrir, dar comienzo/inicio, poner en marcha, entablar, originar, activar, etcétera. Y, en todo caso, este verbo transmite una idea de comienzo súbito, incluso violento; nada que ver con la normal e incluso protocolaria puesta en marcha de diversos sucesos. Y sin embargo…
— Equo arranca sus primarias abiertas para abordar el reto decisivo … (eldiario.es)
Arranca la semana con siete provincias en alerta. (Ecodiario)
Arranca un rodaje de miedo en la mansión de Terranova. (La Voz de Galicia)
— Artur Mas arranca una semana de viaje en la India recibido por el embajador Arístegui. (Vozpopuli)
— Con retraso arranca proceso electoral en Honduras. (Telesur)
— La negociación del nuevo ERTE de Liberbank arrancará en 15 días. (Tribuna de Toledo)

Parón. Y si todo comienzo es “arranque”, su antónimo no podía ser menos extravagante. No sé exactamente qué es “parón”; de siete diccionarios consultados, solo el sacrosanto María Moliner se atreve a darle entrada propia: «aumentativo de “paro”; paro brusco». Pero el uso desmedido con el que viene empleándose no siempre parece casar con esa idea, así que pronto tendremos que recurrir al “paronazo” para darle mayor grandiosidad. Mientras tanto, el ínclito viene cargándose a parada, detención, pausa, alto, descanso, interrupción, suspensión, paro, paréntesis, inciso y otras del mismo jaez.
— Obama vende el parón nuclear como un éxito. (La Razón)
Parón de Eurovegas. (El Mundo)
‘Parón-protesta’ de los trabajadores de la lavandería central. (El Mundo)
— El parón de los Eurotaxis por las tarifas amenaza la movilidad de los discapacitados. (ElEconomista.es)
— El Málaga afronta otro parón infinito. (Marca)
— Petronor pone fin al parón de su refinería. (Expansión)
Parón en el crecimiento europeo. (VozPopuli)
— Motril advierte del ‘parón que sufrirá el modelo de ciudad’. (Ideal Digital)
— Andalucía sigue batiendo récords de exportación pese al parón de septiembre. (Diario de Sevilla)
— El Almería hace una lectura positiva del parón liguero. (Terra)

En fin, aquí lo dejo. La lista sería larga, aunque no demasiado pues precisamente esta práctica consiste en eso: en reducir el léxico al mínimo. Se dice por ahí que para usar un idioma cotidianamente bastan mil palabras, pero a algunos parece que incluso les sobran unos cientos.

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Similar:
Verbos ‘comodín’ en Fundéu
Concha de la Hoz Fernández, las palabras comodín

(N.del A.: Los ejemplos ilustrativos son copia literal de ediciones digitales de publicaciones españolas y americanas tomadas durante Noviembre de 2013, Pueden haber sido corregidas o modificadas posteriormente al momento en que se copiaron).

Miguel A. Román | 28 de noviembre de 2013

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