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Título: Dominio público
Autor: José Luis García Martín
Editorial: Llibros del Pexe
Año de publicación: 2002
Lugar de publicación: Gijón, España.
Número de páginas: 280
Precio: 15€

Le han calificado de puntilloso, versátil, brillante, prolífico e indiscreto. Los adjetivos que muchos otros piensan por lo bajini no se pueden poner por escrito. Tiene más enemigos que amigos y dicen que a los segundos los ataca sin piedad porque los quiere bien. Lo peor es su indiferencia; si JLGM habla de uno bien, se agradece, pero mejor si habla mal.
Sí, en sus diarios hay chismes, cotilleos, géneros, números y ambigüedad, pero también hay ingenio, ironía, mucha mala leche y, sobre todo, hay una historia cotidiana que pocos ven y que si no se fija en un texto se perdería.

Ahora estos datos no parecen importantes, pero mañana lo serán. ¿De qué está hecha la vida sino de pequeños detalles? Hay nombres, ciudades, paseos, memoria, calles, rostros olvidados que vuelven a resucitar, fechas, un increíble sentido del humor y siempre la presencia de un libro en casi cada página.
Sí, claro, estos diarios son malvados y en ocasiones hunden a los que aparentan ser algo y sólo son Titanics de soberbia y mediocridad, pero no se dejen engañar: si leen entre líneas, si saborean la prosa y la poesía, aprecian el consejo que a veces puede llegar a manera de máxima, encontrarán que estos diarios son mucho más que las páginas de un escritor “de provincias” que vive en Oviedo y pasa la vida, aparentemente, de una manera sencilla y monótona. En esa aparente sencillez de ir a un café donde hay una tertulia o a la universidad adonde es profesor o pasear por los caminos de Ana Ozores, hay más complejidad de lo que uno cree. Hasta si son listos, a veces muy listos, pueden descifrar guiños, gestos y claves que se esconden entre la maleza de la palabra.

¿Quieren ustedes saber si Trapiello, el flamante premio Nadal, es homofóbico? Si usted fuera José Emilio Pacheco y lee esto sobre su obra, ¿como se sentiría?: “Leo a José Emilio Pacheco, que tanto me gustó un tiempo y que hace tiempo que se pasa de ocurrente y de sencillo. Una cosa es no levantar la voz, no calzar coturnos y otra salir a la calle en bata y zapatillas” ¿Puede Ramón Tamames ser el personaje de un cuento? ¿Le interesa a García Martín la poesía de Mutis? ¿Es Trisca el seudónimo de una de esas poetas jóvenes que ganan premios que luego no pueden con ellos? ¿Si le llaman a usted hedonista, como al que esto firma, qué pensaría? ¿Cómo se sentiría usted si de un escrito suyo un critico conocido dice: “Desde la primera línea se enreda con la sintaxis, con los datos y con el sentido común”? Podría seguir seleccionando preguntas para animarles a que lean el libro, pero serían interminables. Además JLGM las responde todas desde su dominio. Lo que no nos aclara es el nombre de la letra X. que aparece a lo largo del libro y que parece estar unida, hablo de la letra, al autor sentimentalmente. Toda buena ecuación tiene, al menos, una buena incógnita. Si es usted muy aplicado hasta podría resolver la incógnita.

José Luis García Martín es poeta, crítico de El cultural —el suplemento de El mundo— y de La nueva España, dramaturgo, narrador, conferenciante, ensayista, profesor, antólogo, traductor, director de la prestigiosa revista Clarín y tiene una obra extensa y variada. Cuenta con siete volúmenes de diarios que empezó a publicar en 1989 con un volumen que tituló Días de 1989 que está agotado y que ya se reeditó. Le siguieron Colección de días, 1993, Dicho y hecho, 1995, Todo al día, 1977, Mentiras verdaderas, 1999, Fuego amigo, 2000 y Dominio público que contiene “Días del 2000” que comienza en octubre, “Días del 2001” que abarca el año completo y “Días del 2002” que termina en octubre, con una omisión de los meses entre marzo y junio.

Les recomiendo ya mismo Dominio público que además tiene una fachada y un armazón muy sólidos gracias a Llibros del Pexe. Este diario no es, como hemos dicho, un anotar días y dolores de cabeza. Dominio Público es un tratado de sociología, una cartilla de (des)urbanidad, un catalogo de (malas) costumbres, un breviario ateo donde el mal vence al bien, un libro sobre libros, una crónica de la peor sociedad: la de los que se dedican a escribir que tienen el “ego” más grande que la breva, una guillotina donde el que primero que se decapita es el mismo autor, una lista inquisitorial con nombres que son arrojados al fuego.

Domino Publico es, sobre todo, un documento precioso para los investigadores del futuro. Me imagino la cara de júbilo cuando un estudiante lleno de ardor y trabajando sobre la historia literaria y “civil” de finales del siglo XX y principio del XXI se encuentre con estos diarios: canteras llenas con un material único y encima todo lo profano, los fuegos de artificio y las voces y ecos de sociedad en la que los nombres de casi todos que están en primera línea, serán totalmente olvido. Entonces ¡ay! no se le podrá dar las gracias al autor por salvar a muchos de estos nombres que ahoran le atacan y le desprecian. Seamos precavidos y en nombre de ese estudiante futuro demos las gracias al autor de Dominio Público.