Se publican aquí críticas de libros que por algún motivo —pequeñas editoriales, escasa distribución, desconocimiento del autor, fuera de modas— no aparecen en los medios y publicaciones tradicionales.
Esther Tusquets y Óscar Tusquets Blanca
Tiempos que fueron
Ediciones B, 2012
272 páginas | 18 €
Citaba Juan Benet de Faulkner “La memoria cree antes de que el conocimiento recuerde” La dualidad, la fatal dualidad, que tienen los libros de memorias entre el ensayo o historia y la literatura convierte éstos en alma de doble filo tanto para el investigador social como el crítico literario.
Quizá esto fue lo que pensó la propia Esther Tusquets, extraña en la Gauche Divine y todavía más rara en el conservador mundo editorial barcelonés, al confrontar sus memorias con las de su hermano Óscar Tusquets. He ahí dos mundos: la anciana melancólica y sáfica que prestidigita sus memorias y querellas con el tiempo (ahí están sus libros de memorias como Confesiones de una editora poco mentirosa o Confesiones de una vieja dama indigna….); el sabio arquitecto que prefiere el recuerdo preciso y establece el justo límite –el dato– a su fantasiosa hermana.
De esta tensión, muy notable en el recuerdo de los progenitores, surge un libro de memorias atípico, esencialmente posmoderno, que prefiere la polifonía de voces a un testimonio único. Estos libros de memorias a varias manos, muy frecuentes en la historiografía de testimonio oral (los obreros del norte de Italia, la música punk…), ofrecen la contraposición de puntos de vista y dejan el análisis final, en estos tiempos de quiebra de paradigmas, al aguzado lector.
¿Lo común entre los autores? De manera evidente, la primera infancia en Barcelona y la pertenencia a un estamento de clase burguesa –lo que provoca, incluso, una pequeña discusión entre los autores–. Queda, también, un recuerdo no del todo agradable que une padres ausentes y sirvientes vengativos a la memoria agridulce de los colegios alemanes y las primeras relaciones. Sobre estas últimas se construyen las partes más literarias, más logradas, del libro, contraponiendo los amores imposibles de una joven y patizamba Esther Tusquets y su profesor de literatura con las disertaciones onanísticas de su hermano Óscar vinculadas a las estampitas de actrices americanas. En este descubrimiento de las relaciones, con las eternas servidumbres a la nostalgia, el libro corta su devenir, y nos deja con la miel en los labios esperando que llegue a la faceta pública y editorial por la cual los hermanos Tusquets son célebres
Libro notable, que combate los defectos literarios de cada autor con su enfrentamiento, ofrece una visión todavía teatral aunque caleidoscópica de las memorias de unos ancianos que, probablemente, prefieren pelearse en sus recuerdos infantiles que con aquellos vinculados a su madurez.