Se publican aquí críticas de libros que por algún motivo —pequeñas editoriales, escasa distribución, desconocimiento del autor, fuera de modas— no aparecen en los medios y publicaciones tradicionales.
Manuel Lara Cantizani
El invernadero de nieve
DVD, Barcelona, 2007
106 páginas, 9 &euro
ISBN: 978-84-96238-60-2
Sal, sol y nieve en el invernadero
El libro al principio parece que se detiene en charcos con agua de alguna lluvia japonesa. Un charco, como se sabe, es una pequeña extensión de agua abrazada a la tierra, pero enseguida llegan los lagos, extensiones más grandes de agua limitadas de tierra y el libro comienza a crecer. Pronto va a rebosar. No hay ríos en El invernadero de nieve, de Lara Cantizani hay agua prisionera, limitada. Un libro que acaba en mares, inconmensurables extensiones de agua desbordadas de tierra. Un delta liquido confinado de poesía cotidiana por una lado y de poesía que nunca se derrite por otro.
La primera parte del libro, “Charcos”, contiene 36 haikus, apenas tres versos leves, un relámpago helado a veces, un toque de honda ironía, humor o tristeza otras, una luminosa nevada siempre.
La Vía Láctea
flota en los arrozales.
Arroz con leche.
En “Lagos”, la segunda parte del libro, los poemas son de cinco versos, llamados waka (poemas que surgieron en el siglo octavo y que literalmente significa poema japonés). Hay varias formas de waka, la más conocidas es tanka (5-7-5 / 7-7) que es la que, en general, el poeta usa en esta sección.
Astillo un orden
de adúltero deseo.
Bajo tu pulso
y mis manos un puente
sin piso ni barandas.
La última parte, “Mares”, es la mejor de las tres que componen el libro. Hay poemas desbordados, generosos, con ruido y con olas, con ingenio y con melancolía, poemas ciegos y poemas luminosos. Poemas prosaicos, tocados de una nueva estética, enhebrados con un hilo doméstico sobre un tapiz de luz, poemas salpicados de “prosa” y llenos de poesía como “El poema de los dones de mis hijas” en donde el padre, que además es poeta, usa un vocabulario que muchos considerarían no poético.“
La piel turuleta
me pone Elisa
cuando canturrea, a sus veintidós meses,
los finales, afinadísimos,
de La gallina de Los Payasos.
A dos manos, Adriana.
cena salchichas con ketchup
y trabaja, en papel guarro,
en su nuevo dibujo
de Platero y ella.
....
Lo grande,
a veces tan pequeño.
El invernadero de nieve, un título frío y precioso para un texto caliente y desbordadamente minimalista que consiguió el XXXIII Premio de Poesía de Ciudad de Burgos por un jurado que presidía Luis Alberto de Cuenca, ha sido editado por DVD Ediciones. El invernadero de nieve es un libro que, dando media vuelta a la poesía de siempre y una vuelta entera a la poesía seria y aburrida, sabe saltarse los charcos y no meterse en ellos, sabe nadar con las formas y guardar la ropa de la imagen y sabe ofrecernos una poesía de agua dulce con poemas llenos de sal, sol y belleza.