Un telefilm sin historia ni interés. Un culebrón con actores atroces y maquillaje pésimo. Una serie cancelada por falta de audiencia. Una novela gastada por los bordes. Una canción en repeat desde el lunes. Una pared cubierta con fotos de estrellas. Cada sábado, verán descomponerse una vida cuyo parecido con la ficción es pura coincidencia.
Por un momento creí que la silueta borrosa que había visto acercarse a través de la planicie pertenecía a un jinete. Entorné los ojos, miré mejor, y la figura pareció encogerse. No es más que un perro, pensé, puedes estar tranquilo. Dejé el rifle. Me enjugué el sudor. Sentí una punzada en el pecho, caí. Y mientras el eco de un disparo resonaba en el valle, comprendí que la leyenda de aquel cazarrecompensas al que los navajos llamaban El Chacal era cierta.
(Sirva este microrrelato para recordarles que aun pueden participar en este concurso)