No sé cómo decirte esto. No va a funcionar. Ocurrirá como con mi ex, el astronauta. Sé que va a ser así porque no he cambiado desde entonces, sigo siendo la misma persona. Es verdad que cada vez que hablamos me alegras, me das ánimos, haces que me sienta bien. Pero no dura mucho. Y cada vez que me ayudas siento como si te estuviera utilizando. Seguramente nos llamaremos todos los días y mi mente no estará ni aquí ni allá, estaré triste todo el rato. Me enfadaré contigo y terminaré llenándome de resentimiento. Porque tengo que aprovechar esta oportunidad, entiéndelo. Este es el momento. No habrá otra como esta. Tengo que salir, disfrutar de esta ciudad, conocer gente, divertirme. Tú quieres una pareja y yo no puedo darte eso. No importa lo que digas. No va a funcionar. Lo sé. De un modo irracional, de un modo ilógico, pero lo sé. Además, ya no me gustas tanto como antes. Ya no siento un vuelco dentro de mí cada vez te veo. Tal vez todo entre nosotros fue demasiado rápido. Si nos hubiéramos visto con menos frecuencia quizás aún me seguirías atrayendo. Veo cómo me miras, cómo te has ido enamorando de mí. Yo en cambio he intentado no enamorarme de ti todo este tiempo. No me entiendas mal. Eres un encanto, eres estupendo. La culpa no es tuya. Estoy jodida, estoy fatal. Soy un desastre. Siempre estaré sola. No puedo seguir. Lo siento.