1. Cuando Núñez Feijoo dice que “Rajoy no está cumpliendo sus compromisos, pero sí su deber”, disecciona con precisión quirúrgica el cuerpo reventado de nuestra difunta democracia, devenida estado de excepción: el político transmuta en soberano desde el momento en que renuncia a la Communitas, a la reciprocidad y la complementariedad entre los miembros que la caracteriza, y los vínculos y obligaciones que les son propias. Esto es, al compromiso. En la comunidad tu deber es devolver el don que te ha sido dado. El principio de reciprocidad implica que cumples con tu deber cumpliendo tus compromisos.

2. Rajoy renuncia a su obligación, por tanto. Por lo menos a la obligación que le hacía formar parte de la comunidad, que implica la imposibilidad de no dar (de no cumplir con tu obligación, con tu deber, con tu compromiso), pues la comunidad es el conjunto de personas que están unidas por una deuda, un deber, por la obligación de dar.

3. Rajoy se situa, pues, fuera de la comunidad. No actua como político, que es parte integrante de la comunidad, sino como soberano: el que puede decidir sobre la vigencia de los lazos (la reciprocidad) que unen a la comunidad, y puede decidir, por tanto, suspenderlos. Rajoy decide, no la comunidad, puesto que ha decidido suspender sus compromisos. Rajoy instaura un estado de excepción en el que decide que la reciprocidad no le afecta, que es inmune, y ésta queda en suspenso.

4. La inmunidad es la excepción del deber. Rajoy se dispensa a sí mismo de las obligaciones que tenemos el resto de miembros de la comunidad. Se separa de ella, se aísla de los otros, de nosotros. Su silencio, su inactividad, es signo de ello. Pero si Rajoy es inmune al deber que nos une, ¿cuál es el deber de Rajoy, “su deber”, en palabras de Núñez Feijoo, ése que sí cumple?

5. Uno de sus correligionarios puede que nos lo aclare. En la rueda de prensa en la que Juan José Güemes renunció a su puesto como miembro del consejo de la empresa suiza de análisis clínicos Unilabs, dijo: “voy a seguir defendiendo algo en lo que creo profundamente, que es en la alianza de los gobiernos y la sociedad para que la sociedad pueda satisfacer sus necesidades, y que esa alianza entre el gobierno y la sociedad es particularmente importante para garantizar la sostenibilidad de la sanidad pública”. Hay dos posibles interpretaciones a las palabras de Güemes, todas ellas delatoras. Una, que el gobierno y la sociedad son cosas diferentes: el gobierno no forma parte de la sociedad, es más, está fuera de la sociedad, de manera que las relaciones entre ellos sólo pueden establecerse mediante alianzas, como los estados entre sí. Esto es, quien nos gobierna no sólo se separa de nosotros (punto 4) sino que, de hecho, es tan ajeno a nosotros que las relaciones no se establecen mediante compromisos, sino mediante alianzas. El soberano es un extranjero.

6. La otra es que Güemes atribuye un significado diferente en cada ocasión a la palabra sociedad. La primera vez, quiere decir “empresa privada”. La segunda, la comunidad, y la tercera, otra vez “empresa privada”. Nada extraño, pues en su ideario neo-con ya se da esta confusión. Perdón, confusión implica inadvertencia. Esta sinonímia. La cual nos permite contestar a la pregunta anterior. El deber de Rajoy es para con su sociedad. Aplíquese el primer significado.

7. Pues nada, que, resumiendo un poco, nos gobierna un soberano extranjero que no cumple con sus compromisos pero sí cumple con su deber para con la empresa privada. Nada que no supiéramos ya, pero pensábamos que era Merkel.