He escrito poco sobre la crisis, es cierto. Después de años de escribirles a ustedes los augurios que se escondían en las tripas de las aves carroñeras que surcaban nuestros cielos económicos y sociales, tanto los nacionales como los valencianos, lo más honesto era callar, porque otros ya hablaban. No hay nada más molesto que un augur cuando se cumplen sus vaticinios, por no hablar de la tendencia universal a matar al mensajero. Hoy, con Valencia rescatada, España a un tris, y el euro en vías de extinción, es la preocupación de mi hija, como la de tantos niños y adolescentes españoles, lo que me impulsa a hacerlo. No quiero hacer un nuevo análisis de las causas que nos han llevado hasta aquí, ni vaticinar nuevas desgracias: solo un decálogo pensando en mi hija sobre como hay que vivir la vida para que el dolor sea soportable.

1. Asume tu vida. Toma tus propias decisiones. El error y el fracaso son necesarios para crecer, pero solo son útiles si previamente has tomado decisiones conscientes, y, sobre todo, si has decidido asumir el riesgo.

2. El dinero es un medio, no un fin. El dinero solo vale lo que puedes hacer con él, y hay muchas cosas para las que no es necesario. Huye de los nuevos ricos: un nuevo rico es alguien para quien el dinero es un fin en si mismo.

3. Sé austera. Incluso frugal. Posee lo necesario, y asegúrate de que es necesario. ¿para qué quieres un coche si hay transporte público? ¿Para qué comprar una casa si se puede vivir mejor y más barato de alquiler? Piensa siempre qué otras cosas podrías hacer con ese dinero.

4. Aprende de todo y con todo. No te garantizará nada, pero hará más improbable que un  fracaso puntual se convierta en una vida fracasada, te dará capacidad y posibilidades de sobrevivir.

5. Piensa también en lo que puedes no hacer. El mero hecho de poder no significa que tengas que hacerlo.

6. Sé una ciudadana comprometida y responsable. Lo cual incluye, por supuesto, la denuncia y la rebelión cuando sea necesario, como ahora.

7. El dolor es consustancial a la vida humana, así que no te quejes: no sirve de nada. Utiliza tus energías en cambiar las cosas en ti o en los demás.

8. No te quedes quieta: fluye. Modifica tus expectativas día a día. Lo que esperas de ti y del mundo debes negociarlo con la realidad. Lo cual no quiere decir que no aspires a lo máximo o a lo mejor, pero descubrirás que esos conceptos cambian de significado a medida que tú vayas cambiando.
 
9. Recuerda que el hombre no es bueno ni malo por naturaleza: sólo es un animal. El resto lo pone cada uno.

10. Ten memoria. Recuerda lo que has hecho y por qué, y lo que te han hecho y por qué. Aprende de la memoria de la humanidad: todo puede ser peor, y todo puede ser mejor.

Y como es tradicional, estos diez mandamientos se resumen en dos. Ámate a ti misma, pero recuerda que hay amores que matan.