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La guillotina-piano por Josep Izquierdo

La Factoría de Ultramarinos Imperiales ofrecerá a sus clientes, a través de la guillotina-piano —su dispositivo más acomodaticio—, un sinfín de discusiones vehementes sobre el arte y la cultura, y nada más. Josep Izquierdo es recargador de sentidos, contribuyente neto al imperio simbólico que define lo humano. Y si escribe, escritor.

¿Violencia de género estructural?

Gallardón tiene algo que demostrar. O actúa y habla como si lo tuviera. El hijo díscolo, que no pródigo, de la derecha española sabe que su gran problema es, precisamente, la derecha española sección nacionalcatólica. Y si quiere, algún dia, suceder al largo y ahora delgado Rajoy, o simplemente mantener su status ministerial durante los próximos ocho años, Dios y la crisis mediante, debía congraciarse lo más pronto posible con el Uno y con sus alegres comadres.


El negocio con el Uno lo apañó rapidito, porque en realidad era la condición sine qua non para progresar: Ana Botella alcaldesa de Madrid. Aunque eso fuese un regalo envenenado que pudiera convertirse en pócima infernal el día que la interfecta deba refrendar el nombramiento mediante unas elecciones. Aún así, como no tuvo más remedio que decir digo donde dijo digo en el caso del matrimonio homosexual, alguno de los cuales ofició como alcalde (ya saben, es su lado cool), puede que temiera acabar escondido en un barril de manzanas (¿o eran peras? ¿O manzanas y peras? Uy que lío…) cual infeliz Jim Hawkins que allí escondido descubre que en realidad, Long John Silver (barbudo lugarteniente antaño del Uno, digo del Capitán Flint), junto a su pizpireta “Capitán Flint” (el loro, digo la vicepresidenta), sólo le quieren por su tesoro, digo su imagen y sus votos.


Y Gallardón ha logrado probablemente el perdón mediante la mayor penitencia que le podía ser reclamada: convertirse en el paladín del antiabortismo. Y la penitencia ha sido cumplida concienzudamente, pues no bastaba con reformar la ley: además, debía rendir pleitesía utilizando la más infamante, absurda , ofensiva y falsa excusa que jamás salió de la Capitán Flint, fuente originaria del concepto y la expresión “violencia de género estructural” contra la maternidad. Porque la misma expresión es una manifestación de combate, calcada sobre la que les molesta, violencia de género, y construida con la única finalidad de servirle de contraste. A la violencia de género, a menudo causa y razón para el aborto de mujeres maltratadas, si no violadas, los antiabortistas oponen la “violencia de género estructural” contra las mujeres que, sin ella, no dudarían en traer criaturas al mundo independientemente de que su concepción fuese indeseada, violentamente indeseada, o criminalmente indeseada. No les bastaba con reducir los derechos de la mujer. Debían humillarla.


De momento, aquello que caracteriza el gobierno de Long John Silver es el animus injuriandi. Contra los estudiantes que protestan por los recortes en educación (recuerden, “el enemigo”), contra los profesores (que deben impartir más horas lectivas porque “pierden” cinco minutos entre clase y clase), contra las mujeres (a las que no se les puede conceder la responsabilidad exclusiva sobre su cuerpo y su vida)… y sigan ustedes mismos con la lista que yo me voy a convertir al judaísmo por un día, que hoy es Purim y quiero beber hasta olvidar la diferencia entre Dios y el diablo, si es que la hay.

Josep Izquierdo | 09 de marzo de 2012

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