La Factoría de Ultramarinos Imperiales ofrecerá a sus clientes, a través de la guillotina-piano —su dispositivo más acomodaticio—, un sinfín de discusiones vehementes sobre el arte y la cultura, y nada más. Josep Izquierdo es recargador de sentidos, contribuyente neto al imperio simbólico que define lo humano. Y si escribe, escritor.
La cultura occidental es un instrumento extraordinariamente refinado que ha servido, y sirve, para el mantenimiento y el progreso de la sociedad desde los orígenes. El mantenimiento (llamémosle también tradición), es lo que hace posible que la sociedad sea lo que hoy entendemos por sociedad, es decir, no sólo una agregación de individuos, no sólo la suma de “peras con peras y manzanas con manzanas” que decía alguna, sino la integración de éstas en una estructura que subsume las peras y las manzanas en un conjunto que trasciende a sus individuos, y que hace posible que éstos puedan hacer más, puedan saber más, y puedan llegar más lejos de lo que lo harían sin la ayuda, el estímulo y, por qué no decirlo, la libertad que otorga a sus miembros.
Pero hemos dicho también progreso. Llamémoslo renovación, llamémoslo interpretación, o comentario. La reelaboración de significados a partir de elementos comunes a todos (eso que llamamos tradición), es el mecanismo que ha permitido avanzar a la cultura occidental, paso a paso, desde la invención de la rueda a los viajes espaciales, y desde la sujeción a la naturaleza hasta su dominio. Y alguien dirá que también hasta su destrucción: es cierto, pero es necesario recordar que la vida eterna es una fantasía y que la muerte ya estaba prevista en el sistema: todo cambia, todo muere.
La interpretación y el comentario son los instrumentos que nos permiten averiguar cómo funciona ese instrumento extraordinariamente refinado: como ha funcionado a lo largo de la historia y como sigue funcionando ahora.
Fijémonos en que el mecanismo es sutil porque funciona gracias al vínculo entre permanencia y cambio: si sólo fuese permanencia, aún comeríamos los alimentos crudos, y si sólo fuese cambio, hace tiempo que nos habríamos extinguido, porque habríamos sido incapaces de transmitir los conocimientos necesarios para la supervivencia de una generación a otra. El mecanismo es sutil porque es el vínculo, ese vínculo, el que ha hecho posible la cultura occidental. Si alguien se lo pregunta, es evidente que la permanencia y la tradición tienen mucho que ver con la oralidad, y que el progreso, el cambio, tiene mucho que ver con la escritura: hay quien piensa que la oralidad, con lo que implica de cohesión social, es maravillosa, que en ella, en sus mecanismos y en sus formas se encuentra lo mejor del alma. Hay quien piensa que es en la escritura, en su invención y en la libertad y el conocimiento extenso que nos ha proporcionado, donde se halla. Pero hay que saber ver que una sin otra no son nada, y que si el alma colectiva de los humanos se encuentra en algún lado es en el vínculo entre ellas.
La interpretación y el comentario suponen, en el fondo, buscar el alma en el lugar correcto, en el lugar en que se encuentra.
2009-01-09 20:18
Vaya, Josep, ¿dices que vas a refutarlo? Aun así, es un precioso pequeño dicurso.
Aunque, claro, se podrían objetar tantas cosas: los no animistas dirían que el alma no existe; los optimistas dirían que el progreso no va hacia el fin; los pesimistas dirían que al menos algo funciona; los realistas, que ni en la oralidad ni en el texto escrito es capaz de transmitir el hombre nada que haga al hombre capaz de mejora ni de supervivencia, solo de disfrute intelectual…
Un beso.
2009-01-09 20:58
Y yo añadiría: y no encontrarla nunca.
Muy sugerente, Josep. Es curioso, porque históricamente sí se puede establecer esa dicotomía oralidad-escritura/tradición-renovación; sin embargo creo que hoy en día se piensa lo contrario, o se tiende al menos a fijar la escritura como el mejor modo de mantener la tradición.
Saludos
2009-01-10 15:03
¿Sólo la cultura occidental?
Yo estoy un poco con Marcos, es una dicotomía que tiende a diluirse. En el fondo el hombre utiliza todos los recursos que tiene a su disposición y ahora la escritura está tan generalizada como la oralidad.
Esperaré a la refutación.