La Factoría de Ultramarinos Imperiales ofrecerá a sus clientes, a través de la guillotina-piano —su dispositivo más acomodaticio—, un sinfín de discusiones vehementes sobre el arte y la cultura, y nada más. Josep Izquierdo es recargador de sentidos, contribuyente neto al imperio simbólico que define lo humano. Y si escribe, escritor.
Durante la Edad Media, y puede que antes y después, bondad y belleza eran indisociables, aunque dada la relevancia del sentido en aquella sociedad, el axioma proclamaba más bien que “si es malo, es feo”. Hoy en día salud ha ocupado el lugar de la bondad: lo saludable es bello, y la fealdad me enferma. La organización de los juegos olímpicos de Londres 2012 ha tenido que retirar el vídeo promocional de su nuevo logo porque la utilización del color a través de fogonazos en imágenes animadas podrían provocar ataques epilépticos. Incluso el alcalde de Londres, Ken Livingstone ha declarado que la agencia de publicidad debería haberlo tendido en cuenta. ¿Un problema de Salud Pública? Más bien un problema de fealdad pública: el nuevo logo parece no haber satisfecho a nadie, pero es muy posible que la mera aversión estética no hubiese justificado suficientemente una oposición tan feroz como la que se ha movido. Así pues, no sólo es feo, sino que enferma.
A mí la estética del nuevo logo me parece cuanto menos atrevida: proponer una imagen a medio camino entre el expresionismo abstracto y el graffiti con la que está cayendo ahí fuera a favor de la figuración como “arte políticamente correcto”, rompiendo así las expectativas del público y con ello las reglas sacrosantas del marketing es alentador. De esa ruptura nace el sentido en nuestros días.