El 14 de cada mes, una columna sobre fenómenos mediáticos, cultura convergente, sociedad de control y otros servicios inútiles servida a modo de notas orientativas y, a poder ser, con algo de humor. Aunque los enlaces y las citas serán el auténtico grumo de este potaje, el encargado del caldo es Guillermo Zapata. Un guionista de televisión que a veces hace cortos.
0.
No creo que porque pinche para el PP lo hago de una manera concreta. Me ha contratado también el PSOE. La música no tiene color político. También pinché para JMJ (Jornada Mundial de la Juventud ) en Cibeles, y ahora, como entonces, pongo la música que creo que la gente necesita.
(Entrevista a Dj Pulpo en 20 minutos tras animar varios eventos electorales del Partido Popular)
El único briefing que nos pasaron fue que pusiéramos la música que quisiéramos mientras fuera respetuosa. No querían que pusiéramos el ‘A por ellos, Oé’ y que tampoco pusiéramos cosas hirientes. Que fuera rollo 40 Principales.
(Declaraciones de la empresa La Fiebre Eventos —Djs en la fiesta electoral del Partido Popular el pasado 20N— a GQ.com )
1.
Primeros años del siglo XXI. Auditorio cercano a Malaga. Concierto post-evento antiglobalización (Foro Social Local de la ciudad de Málaga) En el escenario, Carlinhos Brown. Evento no vinculado directamente con la organización del Foro, pero poblado por los asistentes al mismo. Musicote. Fiestón. Carlinhos es no-global.
Primera Legislatura de Zapatero. Madrid. Pasacalles carnavalero, decenas de miles de personas bajan por la Castellana. En una carroza multicolor Carlinhos Brown dispara la fiesta… Organiza Movistar. ¿Fase económica? Lo estamos petando. ¿Recesión? ¿Que mierda es esa? Carlinhos es un artista más bien global.
20 de Noviembre de 2011, Calle Génova. El Partido Popular obtiene los mejores resultados electorales de su historia, el PSOE ha obtenido los peores. Simpatizantes del Partido van a celebrarlo a la sede nacional del PP. Por los altavoces suena musicote, fiesta, euforía y alegría desbordantes. Suena Carlinhos Brown. Los simpartizantes trasforman la canción de Carlinhos en su propio himno y gritan “Pe, pe, pe, pepe, pe, pe pe”. ¿Fase Económica? Waka-Waka (que también sonó esa noche bastante).
2.
Tengo algunos amigos con la curiosidad suficiente para acercarse a la C/Génova la noche del 20N. Todos ellos coinciden en tres datos. Dos de ellos rompen la imagen que los medios de comunicación dieron de la noche. El tercero no.
a.- No había mucha gente. Los planos de la televisión eran engañosos, como lo suele ser cualquier plano que muerte a la gente y no el espacio vacio que rodea a la gente.
b.- Era gente muy joven y… digamos… moderna: los medios (sobre todo una parte de la prensa) funcionan confirmando lo que su público espera. Así, Público, nos ofreció como muestra de la concentración a un joven con una bandera franquista y a una señora vieja. Consiguiendo, en vez de inquietarnos, dejarnos tranquilos.
c.- Aquello era un fiestón de mucho cuidado.
Tan fiestón era que la música que sonó en la celebración del PP ha sido objeto de diversos artículos en periódicos y análisis de todo tipo en blogs (amen de las inevitables alabanzas y mofas en redes sociales). Me permito recomendar uno de ellos que relaciona la fiesta, no con la alegría que suele acompañarlas, sino con el tedio que desprendía aquella, Santo Tedio de Noel Ceballos.
Esta recomendación es una suerte de autocita ya que Noel fue entrevistado por esta web hace unos meses. Me permito citarle de nuevo, esta vez directamente : «La percepción de que el futuro ya está aquí nos rompe los esquemas, porque el futuro era algo lejano y bueno. Esto no es ni lejano ni bueno, así que estamos en un estado mitad enfado, mitad desconcierto. Esto lleva a extremar las posturas y volvernos más intransigentes con todo o al contrario, a coger una distancia irónica con todo.»
Para mi, esta cita se relaciona directamente con ésta otra, también de una entrevista realizada por aquí. En este caso se trata del crítico de cine Jordi Costa: «El nuevo fascismo será un fascismo en perpetua fiesta. Una fiesta del yo en el que todos los yos estarán jodidos porque, en el fondo, no serán más que mercancías con el deber de venderse y promocionarse a sí mismas a cada minuto.»
¿Puede haber una fiesta en la que todo el mundo se lo esté pasando bien y que sea, a la vez, signo de un tedio? ¿Puede la fiesta ser la forma expresiva de un nuevo fascismo?
Jonathan Millan y Miguel Noguera tienen una posible respuesta en su tebeo Hervir un Oso, en el que proponen la idea de una persona que se materializa en medio de una fiesta como condensación de todo lo que esa fiesta es. Un ser-humano-fiesta-corporizado. La imagen producen a la vez hilaridad y espanto (mucho más que un imbécil con una bandera franquista).
Supongamos que la victoria de Mariano Rajoy es la condensación de un hype espectacular que diez millones de personas han creído y una parte importante de ellas les ha llevado hasta el delirio fiestero. Todos los que hemos ido acompañado los fenómenos de Hype en los últimos años sabemos que el hype provoca dos tipos de reacciones: apasionamientos irracionales y decepciones mayúsculas. Que Rajoy se dirigiera primero al conjunto del estado por la televisión con un lenguaje tecnócrata (signo de los tiempos también) y luego saliera, incluso con cierta angustia a acompañar a los suyos, es señal de que sabe lo que se le viene encima. Como el artista del disco de moda que sabe que, tarde o temprano… alguien se va a dar cuenta del truco y lo va a borrar de un plumazo. Quién sabe.
La fiesta, sin embargo, nunca dura mucho. Si se se extiende, se convierte en pesadilla. En la magnífica película Canino, la protagonista principal exterioriza su horrible trauma (que no voy a desvelar para evitar spoilers) bailando en una fiesta familiar al ritmo de una guitarra. La chica danza y danza cada vez más rápido hasta que sus convulsiones se vuelven angustiosas.
3.- Cierro el texto con la certeza de que da para mucho más.
¿Que características tiene el set list de canciones que se pincharon en esa noche? Todas eran tremendamente alegres, rápidas, bailables —claro—, intercambiables (podrían sonar en cualquier fiesta).
Muchas no tenían una letra definida, algo similar a las cacofonías pop de las bandas sonoras de esas películas del franquismo tardio (¿existio ésto?) En el que un coro femenino cantaba sobre imágenes del turismo español más turista y más español de todos los tiempos. Dadaísmo acerlerado incapaz de molestar a nada ni a nadie. Canciones preteritas, descontextualizadas, sin territorio emocional más que el la propia fiesta.
Apoliticas, claro.
Apoliticas, por supuesto que si
Apolíticas, no faltaba más.
Así es el hype.
Pd.- Hay quién ha definido el 15M como una gran fiesta. Se equivocan. No es una fiesta, sino un cárnaval. Y quizás sea ese el signo de los tiempos. La fiesta y el carnaval. Pero de eso hablaremos otro día.