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Crónicas del Hype por Guillermo Zapata

El 14 de cada mes, una columna sobre fenómenos mediáticos, cultura convergente, sociedad de control y otros servicios inútiles servida a modo de notas orientativas y, a poder ser, con algo de humor. Aunque los enlaces y las citas serán el auténtico grumo de este potaje, el encargado del caldo es Guillermo Zapata. Un guionista de televisión que a veces hace cortos.

Hype Heladero: Entrevistamos a Noel Ceballos.

Noel Ceballos es el creador y editor único (salvo puntuales colaboraciones externas) de El Emperador de los Helados , uno de los blogs de análisis de la cultura popular más interesante de eso que los medios de comunicación llaman “blogosfera hispánica” (que aún no sabemos bien que es). Además escribe en medio como Cine365 o, de un tiempo a esta parte, “Fotogramas”. Pasa sus días lanzando conceptos fundamentales para la supervivencia de la especie humana como petarlo

¿Qué es el Hype?

Se ha producido un cambio en ciclo de vida de los productos culturales. De un momento en el que el ciclo de vida se colocaba muy cerca de la aparición pública del producto y crecía a partir de ahí, ahora la vida empieza mucho antes del la aparición pública con pósters, teasers, rumores, etc. Y sin embargo, la vida posterior se acorta muchísimo y casi se puede reducir al funcionamiento del producto durante su primer (quizás último) fin de semana.

Además, esto genera un efecto en la crítica, que se siente en la obligación de “servir” de alguna manera a la expectativas que se han creado de forma artificial. Es algo que he percibido en varias revistas musicales británicas, por ejemplo. A veces tengo la sensación de que la crítica de un disco es un pulso entre el hype que ellas mismas generaron hace meses y la manera en que estas expectativas se ajustan al resultado final.

¿Qué efecto crees que tiene eso en el público?

Se genera una doble sensación. Por un lado, están los que se creen el hype y participan del evento, asumiendo su calidad antes de “consumirlo”; y luego están los que tienen una sensación constante de estafa, de venta de humo y, por tanto, de enfado. Quizá lo peor es que terminas por no disfrutar de las cosas en su justa medida.

Tú eres mayoritaria aunque no exclusivamente conocido por tu blog “Emperador de los helados”. ¿De dónde viene el nombre del blog?

Hay que aclarar que no es mi nombre, ni mi identidad secreta ni nada de eso: es solo el nombre del blog. Y viene de dos, quizá tres cosas. Es el título de un poema de Wallace Stevens que me encanta y que, además, aparece en una de mis novelas favoritas: El Misterio de Salem´s Lot, de Stephen King. También es el nombre de una banda de música que tuvo, en tiempos, Alan Moore.

¿Tú te consideras crítico?

Digamos que soy crítico en la medida en que he producido más crítica o comentario, sea en el blog, sea profesionalmente, que cualquier otra cosa que he hecho. Pero eso no me da para vivir, así que lo compagino con un trabajo de guionista (en realidad, algo parecido) de ficción televisiva.

Cada vez es más difícil encontrar a críticos que sean solo críticos y a autores que no se dediquen al comentario crítico y el análisis. Hasta Jordi Costa escribe tebeos.

Yo eso lo vivo con bastante alegría. Los tebeos de Jordi Costa, brillantemente dibujados por Darío Adanti, son una manera de convertir su pensamiento crítico en un espectáculo muy divertido. Nacho Vigalondo, por ejemplo, me interesa muchísimo como bloguero, pero esa no deja de ser la identidad secreta de alguien que tiene otro trabajo de día, el de cineasta.

Emperador de los Helados ha cumplido ya seis años de vida. ¿Has notado algún cambio fundamental desde que empezaste? ¿Te lo planteas de una forma diferente?

En realidad, las cosas no han ido tan pensadas ni tan coherentes como puede parecer. Es todo bastante improvisado. y eso está bien, porque lo más interesante de un blog es que te permite hacer un poco lo que te da la gana, sin demasiadas preocupaciones. De todas maneras, si es cierto que ahora estoy mucho menos preocupado por la noticia. Las redes sociales son las que se ocupan de “la novedad”, así que no tiene mucho sentido escribir un post sobre lo último: siempre se te ha adelantado alguien. Eso hace que las noticias como tales hayan ido desapareciendo del blog.

También he notado que hay un bajón progresivo en los comentarios, porque las conversaciones se han trasladado a otros lugares: a Twitter, Facebook o a los foros.

¿Cómo crees que un blog puede servir como herramienta para resistir las tentaciones del hype? ¿Desde dónde se construye un rigor propio en un contexto como éste, tan cambiante, etc.?

Lo ideal sería tener un olfato para identificar lo que es pura manufactura y lo que tiene algo de interés, pero es evidente que uno no es ajeno al hype. Por otro lado, tampoco es algo tan moderno, también pasaba antes. Quizás se trata de revisar la opinión y hacer “examen de conciencia”, aunque sea para uno mismo, para ir afinando.

¿Qué me dices de la crítica, en general? ¿Cómo ha afectado la sobredosis de estímulos que vivimos en este momento al ejercicio crítico? ¿Y las redes sociales?

Ahora parece que se ha hecho realidad esa frase de “todo el mundo es crítico”. Donde se ve más es en el cine: uno de cada tres blogs culturales son blogs de cine. Valoro el comentario de alguien que acaba de ir al cine y siente que tiene que comunicarle sus impresiones al mundo, pero hay algo peligroso en esta tendencia: la idea de que uno es crítico y, por tanto, tiene el deber de ponerlo todo verde. Esta tendencia a señalarlo todo y decir que es basura me preocupa.

En la crítica de videojuegos, por ejemplo, se han construido una vicios tremendos, que nacen de algo tan aparentemente bueno como la intención de que lo que escribas sea útil para lector. Al final, ser útil consiste en señalar si un juego es demasiado caro para lo que da a cambio o no, si tiene muchas horas de juego o no y si sus gráficos son bonitos o no. Pura economía.

¿Qué hay de los foros? Tú participas activamente en el Focoforo.

Si están bien organizados y hay criterio, creo que pueden ser muy interesantes. El Focoforo es un buen ejemplo. Pero me preocupa que se entiendan como identidades y no como herramientas. Esa cosa de “no, eso aquí no lo puedes decir” o “nosotros no somos de eso”. Pero, ¿quién es ese “nosotros”?

Supongo que eso tiene que ver con una doble sensación, por una lado de pertenencia a un grupo y por otro de exclusividad del mismo.

Si, pero a veces el resultado final es este: hilos con conversaciones interesantes que se acaban echando a perder por tonterías.

Una de las constantes de El Emperador de los Helados es una defensa de la comedia en un contexto cultural que suele sublimar el drama por encima de cualquier otra cosa.

A mi me interesan mucho los autores, el discurso autoral, y he descubierto que la comedia tiene enormes autores, gente con un discurso férreo e interesante, expresado con mecanismos diferentes a los autores más autocomplacientes. Pasa con Ben Stiller, Will Ferrer o Seth Rogen ahora con “The Green Hornet”: un tipo que protagoniza, co-escribe y co-produce una película que es más suya que de un talentazo como Michel Gondry. Los cómicos son un buen ejemplo de autoría que no se mide a partir de los patrones clásicos.

Aparte de la cuestión de la autoria, ¿qué te interesa de la comedia?

Es que me gusta mucho la chorrada, y me cae muy bien la gente que se toma en serio la patochada, que le da un valor a eso. Creo que conecta con una cosa muy adolescente, muy potente, que es el poder desmitificador de la chorrada. Mira lo que está haciendo la comedia más gamberra con un género aparentemente tan muerto como la comedia romántica.

O unos tíos como los Hermanos Farrelly, que son (o bueno, han sido) pura subversión. Películas como “Dos tontos muy tontos” o “Algo pasa con Mary” marcaron un punto de partida para entender muchas cosas que vivimos ahora. ¡Una película en la que el tonto se lleva a la chica!

Es uno de los primeros triunfos del nerd en el mainstream.

Una de las últimas secuelas de “American Pie”, que salen directamente en DVD, tiene más o menos este argumento: “Los capitanes del equipo de baloncesto están preocupados porque no ligan, las animadoras se van con los losers”. Se ha dado la vuelta a la tortilla y ahora hay una nueva clase de perdedores, que representan tan bien los dos gemelos de “La Red Social”. Son nuevos perdedores, tan acostumbrados a ganar que ahora no pueden entender por qué han perdido.

¿Te interesa algo de la comedia que se está haciendo aquí, en España?

Creo que se está viviendo un momento muy interesante. Lo que está haciendo Cobeaga o los chanantes, incluso películas tan poco interesantes a priori como “Que se mueran los feos”, pues tienen a un Julian López que las convierte en otra cosa.

A mi de la comedia española me llama la atención su discontinuidad histórica. Es muy dificil encontrar pautas, fenómenos que lleven a otros. La sensación que tengo son explosiones dispersas de talento. Aparece “Amanece que no es poco”, pero luego no puedes identificar una tendencia a partir de ella. “Faemino y Cansado”, tampoco. Ahora me entra la duda de si Los Chanantes no dejaran rastro para seguir y así hasta la siguiente generación.

Esperemos que no. En el mundo anglosajón existe una línea muy clara que te lleva a entender que exista un producto como “The Office”, hijo confeso de Christopher Guest y “Los Simpson”. Lo mejor a lo que podríamos aspirar ahora mismo es a construir una escena, antes que una industria.

¿Podrías explicar eso mejor?

Sí, quizás (es una teoría que digo ahora, improvisando) una clave es que hay lugares y momentos donde se producen escenas, cosas que suceden de forma espontánea, lenta, progresiva, invisible, sin tener muy en cuenta al público o a una idea de público, etc. Y que se van construyendo hasta eclosionar. La industria, de alguna manera, intenta prediseñar la escena, el mapa antes del territorio. Quizá la mejor forma de decirlo es que una escena se crea en los bares y una industria se crea en los despachos.

Cosas como “A tres Metros Sobre el Cielo”. Películas impecables desde el punto de vista de una industria, pero que no producen absolutamente nada ni vienen de nada.

El ejemplo que has puesto es el modelo del película diseñada exclusivamente para favorecer una industria. El problema es que en España no está muy desarrollada ni una cosa (las escenas) ni la otra (las industrias). Y quizás por eso se da esa discontinuidad, esa especie de política de tierra quemada constante. Un fenómeno como el Brit Pop, con todos sus problemas y límites, es perfecto: la escena generó la industria, y no al revés.

En “Emperador de los Helados” analizas mayoritariamente tres esferas de la producción cultural, aparte del cine y la televisión: Cómics, literatura de género y, curiosamente, juguetes. Podemos hablar un poco de cada una y de por qué nace ese interés.

Ya te digo que no es nada calculado. Son simplemente cosas que me gustan.

En el mundo del cómic, ¿Qué es lo que más te interesa?

Me reconozco muy dependiente del cómic de superhéroes. Lo digo como un problema, porque sé que me estoy perdiendo un montón de cosas interesantes. Un autor que me fascina es Alan Moore, que quizás sea uno de mis escritores favoritos. En concreto, creo que el trabajo que está haciendo con “The League of Extraordinary Gentleman” es muy estimulante: una reflexión sobre las relaciones entre la realidad y los mundos de ficción, entendidas como ese dibujo de Escher en el que una mano dibuja la otra.

También me he dado cuenta de que el mundo del cómic tiene unas virtudes propias que son muy difíciles de trasladar a otro medio de expresión. La serie basada en “Los muertos vivientes” me ha convencido de que hay cierto nivel de sutileza en los tebeos que los medios audiovisuales no pueden replicar.

¿Qué hay de la literatura? Ya has mencionado antes tu interés por Stephen King.

Últimamente, además, estoy encantado con su hijo, Joe Hill. Lo que me gusta de King es su condición de Gran Narrador Norteamericano en un terreno, el fantástico, que le gusta y que domina a la perfección. Además, ha conseguido pasar de la “garra punkie” de sus primeras novelas a un clasicismo muy interesante. Y sobre todo me gusta porque es un gran contador de historias, además de un gran constructor de personajes. Sabe que la única forma de que algo te de miedo es que te importe quién lo está viviendo.

Tú consumes una gran cantidad de contenidos de todo tipo y encima te dedicas a escribir sobre ellos, ¿te preocupa perder la mirada del espectador más inocente, más emocional si quieres?

Sí, es el problema de conocer los códigos. Pero eso no me pasa solo a mí, sino que lo vivimos todos. Por eso me llama mucho la atención cuando algo me sitúa en tierra de nadie, en una ficción cuyas reglas no conozco. Eso me pasó con “Perdidos” y me ha vuelto a pasar con una serie para Internet que se llama Marble Hornets.

La tengo pendiente.

Pues es muy inquietante, precisamente porque no conoces los códigos en los que se mueve. No hay reglas. Eso te hace estar siempre atento y con los cinco sentidos puestos en la historia. Además, es esa misma sensación que teníamos con Perdidos: cada nuevo giro amplía más el radio de acción y descubres que la casa en la que estás tiene más habitaciones de las que creías.

¿Y los juguetes?

Me gustan los juguetes.

Otra de las lineas que has ido desarrollando en el “Emperador de los Helados” es un análisis profundo de las adaptaciones de tebeos al cine. Algo que se ha vuelto bastante común con resultados desiguales y muchos lugares comunes que sueles poner en cuestión.

Hay dos procesos distintos: aquellos en los que se ha dado una copia y otros en los que lo que ha habido es una traducción. También hay adaptaciones en las que el creador del cómic participa en el proceso, como Frank Miller en “Sin City”, y otras en los que no, como Alan Moore en cualquiera de las suyas. Me suelen interesar más las películas que no pretenden hacer mera caligrafía, sino establecer un diálogo con la obra original. Algo que pasa por ejemplo con “Wanted” o con “Ghost World”, pero no con “Watchmen” (que, con todo, no me parece una mala película) o “Kick-Ass”.

También me preocupa la tendencia del cine a dar una especie de “resultado definitivo” que condense todas las facetas de un personaje. Me pasa con las películas de Christopher Nolan: es alucinante que el suyo se perciba como el Batman definitivo, cuando estamos hablando del personaje más mutante que se pueda imaginar. ¿Qué tiene que ver el Batman de Adam West con el de Paul Pope o con el del mismo Nolan?

En esa obsesión por la obra que condensa un personaje y por la caligrafía tiene una importancia también, me temo que para mal, las comunidades de fans. Una tendencia que yo creo que empezó con el Batman de Tim Burton y la polémica decisión (que ahora da un poco risa la polémica) de que Michael Keaton fuera Batman. Es la primera vez que yo vi que los fans podían ser muy poco abiertos con sus objetos de deseo.

Puede ser. No sé dónde empezó, quizás ha sido así desde siempre. ¡Nunca quieres que nadie toque las cosas que te gustan! Da un poco de pena que no seamos más abiertos.

Hablemos un momento de tu formación. Quizás para ti no sea muy claro o muy relevante, pero a mi me llama mucho la atención que pertenezcas a una generación para la que Internet ha sido el medio natural de desarrollo. La primera que, por ejemplo, ha escrito sobre cultura y se ha formado un criterio propio mientras iba a la universidad. O sea, mientras le enseñaban a tener criterio. Para mí, esos dos procesos siempre han estado separados en el tiempo: primero aprender, luego escribes. Para vosotros no.

La verdad es que nunca lo había pensado así. Es verdad que somos la primera generación con “fácil acceso” a la red y que hemos mamado un valor de la búsqueda, del enlace. En mi caso, por ejemplo, al mismo tiempo que tenía profesores excelentes en la universidad tenía también referentes clarísimos como el Focoblog de John Tones o “Un toque de azufre”, el blog de Antonio Trashorras , que durante esa época para mí era fundamental.

A mí el blog me ha aportado, sobre todo, tablas de escritura: es un proceso de autoaprendizaje que nunca valoraré lo suficiente. Hace tiempo que no tengo contador de visitas: no me interesa la parte cuantitativa de esto. Veo perfectamente bien que alguien se abra un blog para el mismo, un diario personal, cerrado incluso. Lo importante es que te permite escribir y escribir y escribir.

Por último, te quería preguntar por una tendencia que he tenido la sensación de percibir en el blog, no sé si es premeditada, pero digamos que si en un momento hacías “simplemente” crítica cultural, de pronto empezaste a usar los “objetos culturales” para hablar de la sociedad y de un tiempo a esta parte estás haciendo directamente “comentario cultural de lo social” y no precisamente optimista.

En este caso no es inconsciente, así que me alegro de que se note. Vivimos un momento de pánico global, un presente muy delicado en el que parece que solo tenemos la cultura popular para agarrar y enfrentarnos a la realidad. Es imposible ser predictivo. William Gibson y los maestros del cyberpunk de los ochenta ya no sitúan sus novelas tan lejos en el futuro porque, literalmente, el futuro ya está aquí, hay demasiadas variables y ya no es posible hacer una prognosis clara de hacia dónde vamos. Eso produce pánico. Creo que Warren Ellis dijo que el cyberpunk se adelantó a su tiempo, pero en sus novelas no se encuentra un solo teléfono móvil. O sea, que la ciencia-ficción ya no sirve para predecir las cosas que vendrán, sino para intentar comprender mejor las cosas que tenemos.

La percepción de que el futuro ya está aquí nos rompe los esquemas, porque el futuro era algo lejano y bueno. Esto no es ni lejano ni bueno, así que estamos en un estado mitad enfado, mitad desconcierto. Esto lleva a extremar las posturas y volvernos más intransigentes con todo o al contrario, a coger una distancia irónica con todo. Tenemos las herramientas para cambiar las cosas y las usamos para contar nuestras mierdas, para mirarnos el ombligo.

Estamos inmersos en un futuro a lo David Foster Wallace: lleno de adictos y solitarios que solo saben filtrar la realidad a partir de la cultura popular. ¡Espero haberos hecho sentir un poco más miserables con esta respuesta!

¿Alguna otra cosa que quieras comentar?

Yo estoy bastante favor de “petarlo” mientras podamos.

Guillermo Zapata | 30 de enero de 2011

Comentarios

  1. Dr Zito
    2011-01-30 12:59

    Enorme Noel. Como siempre.


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