Libro de notas

Edición LdN
Ánfora de Letras por Max Vergara Poeti

Apuntes de viaje, recorrido en bote o hidroavión por el Amazonas literario. Imágenes desde el Jardín de Corifeo, lecturas recomendadas por Zenódoto de Éfeso. Max Vergara Poeti es escritor y traductor. Ha colaborado para diferentes revistas culturales y literarias de Colombia e Italia, sus dos patrias, asimismo como de otros países Hispanoamericanos.

Una bitácora por la antártida

Fragmentos de mi diario antártico, en exclusiva para Libro de Notas

DÍA 1 – Tras recorrer durante dos semanas la extrema Patagonia (desde el Estrecho de Magallanes hasta el Cabo de Hornos), hemos partido de Ushuaia finalmente a bordo del “Megaptera” hacia la tierra de Graham, en la península antártica, entre el Pasaje Drake y el Mar de Weddell.

El océano es gris y el viento sopla endemoniadamente; las nubes son rápidas, los hombres que están expuestos se mueven lenta, pesadamente, agarrándose de cuanto es sólido. Del horizonte, bajo un filón de nubes densas, destella un cálido albor que presagia vientos más fuertes y lloviznas. De vez en cuando la marea golpea con más fuerza el Megaptera, y la estructura del barco cruje mientras se inclina en ángulo sobre las aguas, pero luego se estabiliza. Sobre el barco se arremolinan los chillidos de gaviotas y el coro desordenado, aunque lejano adentro, es incisivo. La mesa en la que escribo tiene grabados nombres y palabras a veces en lenguas inteligibles; acaso sea el lenguaje del mar, o de todos los que han dormido en este camarote. La tubería del cuarto de baño de vez en cuando borbolla. Desde la escotilla el mar es mercurio meciéndose: me quedo mirándolo pensando en toda la enfermedad que puede estar causando un clima así en los demás pasajeros.

DÍA 2 – Ayer el capitán nos permitió asomarnos en cubierta y ver el Estrecho de la Maire y una aterradora figura que, según nos dijo, era parte de las islas de los Estados. Navegamos por el Cabo de Hornos a buena velocidad, aunque el viento sigue soplando y el frío es intenso.

Por momentos, veo un reflejo de sol sobre las borrascosas nubes y, media hora después, el “Megaptera” apenas parece estancarse entre un océano negro devorado por la niebla. Hemos recorrido unas cien millas a lo sumo, ya que entre la tripulación hay siete investigadores que, como niños con sus consolas de juego de bolsillo, los veo de aquí para allá y de vuelta con sus artefactos eléctricos. Creo que si no estuvieran a bordo, hace mucho habríamos alcanzado la Bahía Esperanza, donde está la estación argentina […] El capitán esta tarde nos llamó a todos (a quienes interesara) por medio de su campana macabra a cubierta, para que viéramos el parqué del mar: cientos y cientos de láminas flotantes de hielo, como pedazos de una pared desconchada. Luego nos presentó un precioso espécimen del Thalassoica antartica, sorpresivamente contemplándonos sobre una de las cuerdas del barco. La atracción de la tarde sin duda fueron las dos ballenas jorobadas que paseaban a cierta distancia de nosotros, solitarias, y que cada vez que emergían parecían viejos submarinos soviéticos.

La luz es escasa en esta parte del mundo. Una vez dentro del camarote, cuando oscurece, nada se ve.


DÍA 3 – Aunque hubiera podido dormir en la estación, preferí permanecer en el barco (no me gustó la historia de que la estación fue construida sobre las ruinas de la expedición fallida de Nordenskjöld de 1903, no sé, quizá haya sido una “superstición marina”). La noche fue helada, al punto que al despertar, había carámbanos de hielo amenazándome desde arriba por doquier. Frente a mí estuvo la isla Joinville, con su historia de nombres y dedicatorias de conquista (muy aburrida). También, la isla Dundee, desde donde el magnate norteamericano Lincoln Ellsworth partió en el primer viaje trasatlántico el 22 de noviembre de 1935. La isla se ve cerca, con playas de arena oscura como todo lo que el ojo avista. Con un grupo de cuatro fui en “zodiac” a la isla Paulet, detrás de la Dundee, aprovechando por la mañana la calma del mar. Es bellísima, y sobresale donde está. Aunque tiene la forma de diamante (que no he podido ver a ras del suelo), nos divertimos observando la comunidad de pingüinos “Adélie” (pygoscelis adeliae) y el buen número de pájaros árticos que anidan allí. Los pingüinos, muy curiosos, se nos acercaban cautos y de repente, se alejaban de nosotros por algún motivo, para así repetir su exploración un par de veces […] Nuevamente el clima se emborrascó y tuvimos que retirarnos cada uno muy temprano a nuestros camarotes.

DÍA 5 – Dejamos Esperanza esta mañana. La estación, construida en 1952, puede acomodar a 42 personas en invierno y 50 en el verano. No es tan sofisticada como me han dicho que es la Amundsen-Scott y su Domo, por ejemplo, que tiene hasta salón de juegos, pero luce bastante apropiada. Esperanza fue construida por el gobierno argentino con el fin de introducir en la Antártida colonos que luego le permitieran reclamar territorio. Pese a las rivalidades con Chile y Gran Bretaña, en efecto es Argentina el país que se adjudicó el primer nacimiento humano en el Polo Sur: Emilio Marcos de Palma, cuya madre (con otras mujeres) residió en la estación. Vamos hacia la isla Anvers, donde está ubicada la estación estadounidense Palmer que, según me han dicho, es el equivalente aquí al puerto marítimo de Hamburgo.

[…]

Pasamos por una masa de hielo larguísima que una pintora, compañera de barco, ha descrito como “traumática”, quizá por lo que no logra transmitir (¿o será más bien ella?)…la masa de hielo parece una pared segmentada y muy filuda que da la impresión como si consistiera también de espejos. El mar parece a veces un jugo de uva muy líquido, como si fuera dulce pero muerto, y solo toma vida cuando desde los raíles de la borda logra uno ver el halo aguamarina que rodea algún témpano […] Las islas —Trinity, Low, Hoseason— quedan pronto atrás: el barco se mueve imperceptible, torpemente pese a todo, a través de este país sin turistas. Las playas negras de rocas que parecen talladas se interrumpen de vez en cuando por glaciales o acumulaciones de hielo. En un par de puntos alcanzamos a ver desde el puente líneas enteras de pingüinos, como tropas espartanas recortándose contra la tregua blanca. Mi visión está tan dura como el hielo.



DÍA 6 – No fue fácil llegar hasta aquí, la estación Palmer, por los permisos. Tres pasajeros no pudieron bajar del Megaptera. Estuve hablando con un esquimal de Texas quien me ilustró sobre los eventos del 28 de enero de1989. Una nave proveedora, de bandera argentina, el “Bahía Paraíso” chocó contra una roca inmersa causando la grieta de 10 metros en el casco que, aunque no lo hundió, derramó más de 645.000 litros de diesel y otros químicos: la mancha llegó a medir 27 kilómetros de área total. Según el científico esquimal, lo peor fueron los veinte años de investigaciones que se perdieron con la contaminación.

Quedo pensando en los pasajeros del “Bahía Paraíso” (234 personas, más de 50 eran turistas)… ¿Qué habrán pensado?” Según sigue la historia, hicieron al poco el transbordo a otras naves pero… ¿sentirían culpa? ¿Complicidad?

[…]

Después del almuerzo (otra vez todo de sabor muy enlatado) hicimos una excursión a isla Wiencke, llamada así en honor al joven marino ahogado (por alguna razón todas las islas llevan el nombre de algún héroe trágico). El puerto es el tal Port Lockroy, y allí atracaremos quienes tenemos el permiso en regla de diez horas previamente concedido por la British Antarctic Survey. Esto de los permisos es algo apremiante aquí. Realmente es poco lo que hay que ver en este hielo inglés, excepto los pingüinos ingleses (pygoscelis papua) y los “shags” de ojitos azules y mirada honda. Las playas alrededor del puerto y sus edificios escuálidos pero organizados están atiborradas de huesos de ballena (lo que recuerda la trágica época para estos animales que por humanidad no volverá a repetirse). En efecto, me ha parecido de lo más desagradable la caminata por la playa: cada cinco pasos hay un recuerdo de la masacre que recuerda “aquí estuvo la industria flotante ballenera.” La tripulación de otro barco que se abastece nos ofreció whisky y galletas con paté y cantaron canciones irlandesas con el acordeón del larguirucho a quien le faltaba un pie. Los fumadores se retiraron a la playa, a fumarse la vida rodeados de restos macabros de ballenas, ya que hay una prohibición de fumar hasta 10 metros cerca del puerto. La pintora trató de contrabandear un hueso abordo pero fue descubierta y reprendida. También está prohibido recoger artefactos o especímenes vivos o muertos.



DÍA 8 – Sintiéndome ya un ser hecho de hielo y sal, el “Megaptera” continúa su rumbo Sur, es decir, cada vez más hacia el corazón del Polo. El día ha estado pésimo, como una noche sonámbula. El rompehielos enorme nos abre adelante el camino; la bandera rusa que lleva va encogida. Hubo quejas de los pasajeros vegetarianos esta mañana, por la escasez de frutas y vegetales. Un representante de la cocina les ofreció varias latas de frutas enlatadas, que cayeron en la protesta como alivio.

Como las cosas afuera no han estado bien, he decidido permanecer dentro de mi camarote. Esta especie de cubículo en la que duermo aún me da trabajo en cuanto al olor que, una semana después de haber iniciado el viaje (pese a que en los Polos nunca hay calendarios ni relojes, hay que tenerlo por sentado) aún huele a vejete sin bañar o afeitar mezclado con calzoncillos viejos (insisto que hubo un pasajero anterior sospechoso). Ya comienzo apenas a acostumbrarme. La vida en un barco como este es parecida a la de los cruceros, aunque aquí, en estos viajes más reales, las comodidades son mínimas. Lo más peligroso, haciendo un balance, ha sido la claustrofobia. […] Por ejemplo, la pintora trató hoy de pintar desde un punto algo resguardado en la borda los icebergs azules… si alguien no se hubiera dado cuenta se hubiera congelado allí mismo frente a nuestras narices de puntas rojas, pues aunque ella trazaba y trazaba, ya el hielo se acumulaba sobre su cuerpo y no se daba cuenta. ¿Qué pensaba? ¿Iba a dar su vida por el arte? Ciertamente los témpanos azules son una de las pocas cosas milagrosas que en mi vida he visto.

[…]

El capitán me enseño a distinguir entre el “hielo azul” y el “hielo viejo”. En mis ratos libres prefiero hablar con los lobos de mar. Finalmente, en la biblioteca de abordo no hay más que un par de novelitas muy leídas y de tapas blandas de tanto dedo; y por supuesto, la copia casi nueva del Tratado Antártico y sus anexos y correlatos, en edición anotada.

[…]

Lo más bello, hasta ahora, ha sido la “Aurora Australis”, y ha sido una sorpresa exquisita que, cuando ocurre, el clima mejora y el espacio se vacía. La Aurora es la profusión caótica más misteriosa y sublime que alguien puede ver en su vida. No se compara al fenómeno “borealis” en los países nórdicos, como antes lo he visto. Las cintas de luz serpentean por el cielo como lanzadas por baterías celestiales en el cenit magnético, líneas como de fuegos de artificio que “danzan la música de las esferas celestiales”… Quince minutos de esto son suficientes para redimir los momentos estancos que indefinidamente seguirán marcados por el clima y el hielo, los vientos de más de 200 kilómetros por hora a veces y las temperaturas, ya sin vientos, por los -60°C.

[…]

Faltan cinco días más en este viaje casi introspectivo, cerebral. Despierto, el mundo alucina de colores; cuando duermo, la nieve me pacifica.

Max Vergara Poeti | 04 de septiembre de 2008

Comentarios

  1. Vanessa
    2008-09-04 17:49

    Excelente, todo un viaje es leer estos apartes de un auténico diario abordo de un barco por el mundo de hielo, como debe ser. Lo más que yo he visto del Polo Sur es su reflejo en Patagonia, por Cabo de Hornos, abordo de un crucero de lujo, pero nunca un viaje al estilo clásico de los exploradores. Gracias por esta entrega de este mes.

  2. Jf !
    2008-09-05 06:02

    Sencillamente espectacular! Para quienes no hayamos ido, si hemos leido este articulo, podremos tener un conocimiento mas amplio acerca de la Antártida, para luego visitar con mas objetivdad esta zona.
    Algo que realmente se puede temer, es el frio; pero las maravillas de el mundo en el que vivimos no pueden dejarse de lado, pues sabemos que siempre nos deleitaran, y cultivaran mas nuestra formacion cultural.
    Las imagenes que vemos,apoyan la idea que tenemos en mente acerca de este lugar mientras leemos, impulsandonos a volar directo a el polo!

  3. Ramonmo
    2008-09-06 00:19

    Vaya, esta mañana había hecho un comentario negativo sobre el diario éste y no ha sido publicado.
    ¿Fallo informático, quizás?

  4. Marcos
    2008-09-06 02:18

    No, nada de fallo informático, simplemente que tu comentario no era negativo, sino insultante, irrespetuoso y denigrante. Si lees la Nota que aparece bajo el formulario de los comentarios verás que no admitimos ese tipo de comentarios.

    Saludos

  5. Ramonmo
    2008-09-06 12:15

    Comprendo. Sí que había leído la nota. También entiendo que el comentario haya molestado, aunque desde luego no tanto como para ser merecedor de su eliminación.

    Mi comentario no era un ejercicio de chulería irreflexiva, sino el intento de expresar de la forma más concisa posible mi opinión.

    Podría detenerme a explicar detenidamente por qué no me gusta el diario, por qué arroja, a mi entender, una mala imagen tanto en lo personal como en cuanto escritor de su autor. Pero precisamente esos mismos defectos que percibo hubieran hecho que un esfuerzo así resultara inútil.

  6. Cecilia
    2008-09-07 04:06

    En Libro de Notas una nota gusta o no gusta, pero no deliberadamente sus editores buscan rellenar espacio web con cualquier cosa que cualquiera envíe. “Ramonmo” o “Ramón Menchen” o como se llame puede sin lugar a dudas dar su opinión libre sobre lo que se le antoje, pero básicamente se equivoca (y yerra doblemente con nosotros los lectores) al creerse de que aquí lo que se necesitan son críticos. Ramonmo: Libro de Notas no es un laboratorio para aficionados en el cual, como se acostumbra en otras webs, los lectores critican y corrigen. En efecto, es una concesión ya demasiado grande que se le permita aquí a los lectores comentar, y hace parte del propósito de Libro de Notas, pero dudo que esta herramienta haya sido puesta para la crítica de los lectores. Principalmente la “crítica”, que incluso muchos de los que honorablemente la practican no tienen idea, en el fondo, de lo que es. Ahora, ya me parece que su actitud no es otra sino de ofender cuando dice “arroja, a mi entender, una mala imagen tanto en lo personal como en cuanto escritor de su autor”... no lo creo, más suena a inquina que a una crítica sana. Además, el espacio para cada una de las “notas” de este portal no da para tanto; o si acaso lo esperaba, el diario completo. Finalmente, un lector no hace crítica, como tampoco una mosca hace verano. Doblemente inútil su comentario y esfuerzos de que quedara registrado. Lo verdaderamente valioso, permanece incólume, sobre las disgresiones exclusivamente personales de unos cuantos. Como lectora habitual de esta columna, la defiendo, aunque no conozco a su autor.

  7. Marcos
    2008-09-07 09:56

    Gracias, Cecilia, por tu amable nota, pero querría puntualizar que para Libro de notas la utilización de los “comentarios” por parte de los lectores es importantísima y enriquece tremendamente lo que nosotros podamos publicar. En ese sentido, las críticas son bienvenidas (y una rápida búsqueda encontrará decenas de ellas), con el único requisito del respeto, el buen gusto y la ausencia de ofensas o insultos personales.

    Saludos

  8. Ramonmo
    2008-09-08 00:09

    Cecilia, me parece curioso el que, según usted, aquí se permitan o se agradezcan “opiniones” pero no “críticas”. Es precisamente lo que me pareció en un primer momento: que los comentarios positivos a las notas eran bienvenidos, pero no así los negativos (entendiendo “crítica” en este último sentido).

    También se equivoca cuando evalúa mis intenciones (“ofender” según usted), lo que no es raro, ya que juzgar intenciones es de lo más difícil del mundo, casi tanto como hallar personas que se abstengan de hacerlo.

    Precediendo a mi comentario borrado había (y sigue habiendo) dos muy elogiosos con el diario. “Excelente” y “espectacular” son los términos que se utilizan para describirlo, sin más contenido. Mi “crítica” incluía términos que pueden, en una lectura superficial, considerarse ofensivos, pero que, a mi entender, tenían el potencial de ser bastante más sugerentes para el lector menos susceptible. Al menos, toda crítica negativa tiene, teóricamente, el potencial de promover a la reflexión sobre lo que se critica. Pero claro, hay que estar dispuesto a reflexionar.

    Asumo que corrí un riesgo al exponer mi opinión de esa manera, riesgo que se ha materializado. A veces me olvido de que vivo en un mundo de gentes prontas a ofenderse y de justicieros prestos a defender la urbanidad por encima del fondo de las cuestiones.

    Sigo pensando que mi opinión era ajustada, y que los términos que utilizo son adecuados y muy ilustrativos de la misma. Podemos tomarlos como insultos o pararnos un momento a intentar descubrir qué es lo que se quiere decir.

    A mí este diario me parece pésimo, por muchas razones, hasta el punto de considerarlo (fíjese usted) ofensivo. A mí me parece que este diario, a su manera, también insulta. Mi respuesta estuvo acorde con el estado mental que su lectura provocó en mí.

    En fin, no creo que este tema dé más de sí. Incluso no vería mal que este post no se publicara, porque, en primer lugar, es muy largo y, al fin y al cabo, no añade nada de especial interés, y lo que consigue es que esto ya dé la impresión de ser más una riña personal entre comentaristas que lo que debe ser: un espacio de (¿crítica? ¿opinión?) sobre los contenidos de Libro de Notas.

    He metido la pata, me habéis reñido. Yo ya no tengo más que decir.

    Un saludo.

    P.S.: ¿“como se llame”? Sí, me llamo Ramón Menchén Ongil. Yo, particularmente, no tengo ningún problema con su “como se llame”, pero ¿ignora usted que ese “como se llame” también puede considerarse ofensivo?

  9. Manuel Haj-Saleh
    2008-09-08 01:32

    Hola, Ramón. Me parece que ha habido una pequeña confusión en cuanto al motivo de borrar el comentario: no se te ha borrado porque fuese negativo, ni porque tu opinión fuera despreciativa (si lo fue) con el artículo. Se te ha borrado porque insultaste al autor, que es —casi— lo único que aquí no se permite. Puedes recorrer otros posts y otros comentarios para que compruebes que cualquier clase de crítica a los artículos, propios o reseñados, se acepta y se promueve. Eso sí, siempre respetando al autor o al anotador; educación ante todo.

    Saludos.


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