Apuntes de viaje, recorrido en bote o hidroavión por el Amazonas literario. Imágenes desde el Jardín de Corifeo, lecturas recomendadas por Zenódoto de Éfeso. Max Vergara Poeti es escritor y traductor. Ha colaborado para diferentes revistas culturales y literarias de Colombia e Italia, sus dos patrias, asimismo como de otros países Hispanoamericanos.
Fragmentos de mi diario antártico, en exclusiva para Libro de Notas
DÍA 1 – Tras recorrer durante dos semanas la extrema Patagonia (desde el Estrecho de Magallanes hasta el Cabo de Hornos), hemos partido de Ushuaia finalmente a bordo del “Megaptera” hacia la tierra de Graham, en la península antártica, entre el Pasaje Drake y el Mar de Weddell.
DÍA 2 – Ayer el capitán nos permitió asomarnos en cubierta y ver el Estrecho de la Maire y una aterradora figura que, según nos dijo, era parte de las islas de los Estados. Navegamos por el Cabo de Hornos a buena velocidad, aunque el viento sigue soplando y el frío es intenso.
La luz es escasa en esta parte del mundo. Una vez dentro del camarote, cuando oscurece, nada se ve.
DÍA 5 – Dejamos Esperanza esta mañana. La estación, construida en 1952, puede acomodar a 42 personas en invierno y 50 en el verano. No es tan sofisticada como me han dicho que es la Amundsen-Scott y su Domo, por ejemplo, que tiene hasta salón de juegos, pero luce bastante apropiada. Esperanza fue construida por el gobierno argentino con el fin de introducir en la Antártida colonos que luego le permitieran reclamar territorio. Pese a las rivalidades con Chile y Gran Bretaña, en efecto es Argentina el país que se adjudicó el primer nacimiento humano en el Polo Sur: Emilio Marcos de Palma, cuya madre (con otras mujeres) residió en la estación. Vamos hacia la isla Anvers, donde está ubicada la estación estadounidense Palmer que, según me han dicho, es el equivalente aquí al puerto marítimo de Hamburgo.
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Pasamos por una masa de hielo larguísima que una pintora, compañera de barco, ha descrito como “traumática”, quizá por lo que no logra transmitir (¿o será más bien ella?)…la masa de hielo parece una pared segmentada y muy filuda que da la impresión como si consistiera también de espejos. El mar parece a veces un jugo de uva muy líquido, como si fuera dulce pero muerto, y solo toma vida cuando desde los raíles de la borda logra uno ver el halo aguamarina que rodea algún témpano […] Las islas —Trinity, Low, Hoseason— quedan pronto atrás: el barco se mueve imperceptible, torpemente pese a todo, a través de este país sin turistas. Las playas negras de rocas que parecen talladas se interrumpen de vez en cuando por glaciales o acumulaciones de hielo. En un par de puntos alcanzamos a ver desde el puente líneas enteras de pingüinos, como tropas espartanas recortándose contra la tregua blanca. Mi visión está tan dura como el hielo.DÍA 6 – No fue fácil llegar hasta aquí, la estación Palmer, por los permisos. Tres pasajeros no pudieron bajar del Megaptera. Estuve hablando con un esquimal de Texas quien me ilustró sobre los eventos del 28 de enero de1989. Una nave proveedora, de bandera argentina, el “Bahía Paraíso” chocó contra una roca inmersa causando la grieta de 10 metros en el casco que, aunque no lo hundió, derramó más de 645.000 litros de diesel y otros químicos: la mancha llegó a medir 27 kilómetros de área total. Según el científico esquimal, lo peor fueron los veinte años de investigaciones que se perdieron con la contaminación.
Quedo pensando en los pasajeros del “Bahía Paraíso” (234 personas, más de 50 eran turistas)… ¿Qué habrán pensado?” Según sigue la historia, hicieron al poco el transbordo a otras naves pero… ¿sentirían culpa? ¿Complicidad?
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Después del almuerzo (otra vez todo de sabor muy enlatado) hicimos una excursión a isla Wiencke, llamada así en honor al joven marino ahogado (por alguna razón todas las islas llevan el nombre de algún héroe trágico). El puerto es el tal Port Lockroy, y allí atracaremos quienes tenemos el permiso en regla de diez horas previamente concedido por la British Antarctic Survey. Esto de los permisos es algo apremiante aquí. Realmente es poco lo que hay que ver en este hielo inglés, excepto los pingüinos ingleses (pygoscelis papua) y los “shags” de ojitos azules y mirada honda. Las playas alrededor del puerto y sus edificios escuálidos pero organizados están atiborradas de huesos de ballena (lo que recuerda la trágica época para estos animales que por humanidad no volverá a repetirse). En efecto, me ha parecido de lo más desagradable la caminata por la playa: cada cinco pasos hay un recuerdo de la masacre que recuerda “aquí estuvo la industria flotante ballenera.” La tripulación de otro barco que se abastece nos ofreció whisky y galletas con paté y cantaron canciones irlandesas con el acordeón del larguirucho a quien le faltaba un pie. Los fumadores se retiraron a la playa, a fumarse la vida rodeados de restos macabros de ballenas, ya que hay una prohibición de fumar hasta 10 metros cerca del puerto. La pintora trató de contrabandear un hueso abordo pero fue descubierta y reprendida. También está prohibido recoger artefactos o especímenes vivos o muertos.DÍA 8 – Sintiéndome ya un ser hecho de hielo y sal, el “Megaptera” continúa su rumbo Sur, es decir, cada vez más hacia el corazón del Polo. El día ha estado pésimo, como una noche sonámbula. El rompehielos enorme nos abre adelante el camino; la bandera rusa que lleva va encogida. Hubo quejas de los pasajeros vegetarianos esta mañana, por la escasez de frutas y vegetales. Un representante de la cocina les ofreció varias latas de frutas enlatadas, que cayeron en la protesta como alivio.
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El capitán me enseño a distinguir entre el “hielo azul” y el “hielo viejo”. En mis ratos libres prefiero hablar con los lobos de mar. Finalmente, en la biblioteca de abordo no hay más que un par de novelitas muy leídas y de tapas blandas de tanto dedo; y por supuesto, la copia casi nueva del Tratado Antártico y sus anexos y correlatos, en edición anotada.
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Lo más bello, hasta ahora, ha sido la “Aurora Australis”, y ha sido una sorpresa exquisita que, cuando ocurre, el clima mejora y el espacio se vacía. La Aurora es la profusión caótica más misteriosa y sublime que alguien puede ver en su vida. No se compara al fenómeno “borealis” en los países nórdicos, como antes lo he visto. Las cintas de luz serpentean por el cielo como lanzadas por baterías celestiales en el cenit magnético, líneas como de fuegos de artificio que “danzan la música de las esferas celestiales”… Quince minutos de esto son suficientes para redimir los momentos estancos que indefinidamente seguirán marcados por el clima y el hielo, los vientos de más de 200 kilómetros por hora a veces y las temperaturas, ya sin vientos, por los -60°C.
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Faltan cinco días más en este viaje casi introspectivo, cerebral. Despierto, el mundo alucina de colores; cuando duermo, la nieve me pacifica.
2008-09-04 17:49
Excelente, todo un viaje es leer estos apartes de un auténico diario abordo de un barco por el mundo de hielo, como debe ser. Lo más que yo he visto del Polo Sur es su reflejo en Patagonia, por Cabo de Hornos, abordo de un crucero de lujo, pero nunca un viaje al estilo clásico de los exploradores. Gracias por esta entrega de este mes.
2008-09-05 06:02
Sencillamente espectacular! Para quienes no hayamos ido, si hemos leido este articulo, podremos tener un conocimiento mas amplio acerca de la Antártida, para luego visitar con mas objetivdad esta zona.
Algo que realmente se puede temer, es el frio; pero las maravillas de el mundo en el que vivimos no pueden dejarse de lado, pues sabemos que siempre nos deleitaran, y cultivaran mas nuestra formacion cultural.
Las imagenes que vemos,apoyan la idea que tenemos en mente acerca de este lugar mientras leemos, impulsandonos a volar directo a el polo!
2008-09-06 00:19
Vaya, esta mañana había hecho un comentario negativo sobre el diario éste y no ha sido publicado.
¿Fallo informático, quizás?
2008-09-06 02:18
No, nada de fallo informático, simplemente que tu comentario no era negativo, sino insultante, irrespetuoso y denigrante. Si lees la Nota que aparece bajo el formulario de los comentarios verás que no admitimos ese tipo de comentarios.
Saludos
2008-09-06 12:15
Comprendo. Sí que había leído la nota. También entiendo que el comentario haya molestado, aunque desde luego no tanto como para ser merecedor de su eliminación.
Mi comentario no era un ejercicio de chulería irreflexiva, sino el intento de expresar de la forma más concisa posible mi opinión.
Podría detenerme a explicar detenidamente por qué no me gusta el diario, por qué arroja, a mi entender, una mala imagen tanto en lo personal como en cuanto escritor de su autor. Pero precisamente esos mismos defectos que percibo hubieran hecho que un esfuerzo así resultara inútil.
2008-09-07 04:06
En Libro de Notas una nota gusta o no gusta, pero no deliberadamente sus editores buscan rellenar espacio web con cualquier cosa que cualquiera envíe. “Ramonmo” o “Ramón Menchen” o como se llame puede sin lugar a dudas dar su opinión libre sobre lo que se le antoje, pero básicamente se equivoca (y yerra doblemente con nosotros los lectores) al creerse de que aquí lo que se necesitan son críticos. Ramonmo: Libro de Notas no es un laboratorio para aficionados en el cual, como se acostumbra en otras webs, los lectores critican y corrigen. En efecto, es una concesión ya demasiado grande que se le permita aquí a los lectores comentar, y hace parte del propósito de Libro de Notas, pero dudo que esta herramienta haya sido puesta para la crítica de los lectores. Principalmente la “crítica”, que incluso muchos de los que honorablemente la practican no tienen idea, en el fondo, de lo que es. Ahora, ya me parece que su actitud no es otra sino de ofender cuando dice “arroja, a mi entender, una mala imagen tanto en lo personal como en cuanto escritor de su autor”... no lo creo, más suena a inquina que a una crítica sana. Además, el espacio para cada una de las “notas” de este portal no da para tanto; o si acaso lo esperaba, el diario completo. Finalmente, un lector no hace crítica, como tampoco una mosca hace verano. Doblemente inútil su comentario y esfuerzos de que quedara registrado. Lo verdaderamente valioso, permanece incólume, sobre las disgresiones exclusivamente personales de unos cuantos. Como lectora habitual de esta columna, la defiendo, aunque no conozco a su autor.
2008-09-07 09:56
Gracias, Cecilia, por tu amable nota, pero querría puntualizar que para Libro de notas la utilización de los “comentarios” por parte de los lectores es importantísima y enriquece tremendamente lo que nosotros podamos publicar. En ese sentido, las críticas son bienvenidas (y una rápida búsqueda encontrará decenas de ellas), con el único requisito del respeto, el buen gusto y la ausencia de ofensas o insultos personales.
Saludos
2008-09-08 00:09
Cecilia, me parece curioso el que, según usted, aquí se permitan o se agradezcan “opiniones” pero no “críticas”. Es precisamente lo que me pareció en un primer momento: que los comentarios positivos a las notas eran bienvenidos, pero no así los negativos (entendiendo “crítica” en este último sentido).
También se equivoca cuando evalúa mis intenciones (“ofender” según usted), lo que no es raro, ya que juzgar intenciones es de lo más difícil del mundo, casi tanto como hallar personas que se abstengan de hacerlo.
Precediendo a mi comentario borrado había (y sigue habiendo) dos muy elogiosos con el diario. “Excelente” y “espectacular” son los términos que se utilizan para describirlo, sin más contenido. Mi “crítica” incluía términos que pueden, en una lectura superficial, considerarse ofensivos, pero que, a mi entender, tenían el potencial de ser bastante más sugerentes para el lector menos susceptible. Al menos, toda crítica negativa tiene, teóricamente, el potencial de promover a la reflexión sobre lo que se critica. Pero claro, hay que estar dispuesto a reflexionar.
Asumo que corrí un riesgo al exponer mi opinión de esa manera, riesgo que se ha materializado. A veces me olvido de que vivo en un mundo de gentes prontas a ofenderse y de justicieros prestos a defender la urbanidad por encima del fondo de las cuestiones.
Sigo pensando que mi opinión era ajustada, y que los términos que utilizo son adecuados y muy ilustrativos de la misma. Podemos tomarlos como insultos o pararnos un momento a intentar descubrir qué es lo que se quiere decir.
A mí este diario me parece pésimo, por muchas razones, hasta el punto de considerarlo (fíjese usted) ofensivo. A mí me parece que este diario, a su manera, también insulta. Mi respuesta estuvo acorde con el estado mental que su lectura provocó en mí.
En fin, no creo que este tema dé más de sí. Incluso no vería mal que este post no se publicara, porque, en primer lugar, es muy largo y, al fin y al cabo, no añade nada de especial interés, y lo que consigue es que esto ya dé la impresión de ser más una riña personal entre comentaristas que lo que debe ser: un espacio de (¿crítica? ¿opinión?) sobre los contenidos de Libro de Notas.
He metido la pata, me habéis reñido. Yo ya no tengo más que decir.
Un saludo.
P.S.: ¿“como se llame”? Sí, me llamo Ramón Menchén Ongil. Yo, particularmente, no tengo ningún problema con su “como se llame”, pero ¿ignora usted que ese “como se llame” también puede considerarse ofensivo?
2008-09-08 01:32
Hola, Ramón. Me parece que ha habido una pequeña confusión en cuanto al motivo de borrar el comentario: no se te ha borrado porque fuese negativo, ni porque tu opinión fuera despreciativa (si lo fue) con el artículo. Se te ha borrado porque insultaste al autor, que es —casi— lo único que aquí no se permite. Puedes recorrer otros posts y otros comentarios para que compruebes que cualquier clase de crítica a los artículos, propios o reseñados, se acepta y se promueve. Eso sí, siempre respetando al autor o al anotador; educación ante todo.
Saludos.