Libro de notas

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Ánfora de Letras por Max Vergara Poeti

Apuntes de viaje, recorrido en bote o hidroavión por el Amazonas literario. Imágenes desde el Jardín de Corifeo, lecturas recomendadas por Zenódoto de Éfeso. Max Vergara Poeti es escritor y traductor. Ha colaborado para diferentes revistas culturales y literarias de Colombia e Italia, sus dos patrias, asimismo como de otros países Hispanoamericanos.

Los 8 del souvenir

A la hora de viajar, a veces tan lejos y tras gastarnos una fortuna, ciertos artículos de algunas regiones del mundo son imprescindibles para nuestros hogares o para obsequiar a amigos, a veces a muy buenos precios…

Máscara Chambi, Papua Nueva Guinea
1. MÁSCARAS DE PAPUA NUEVA GUINEA: Máscaras hay en muchos países, pero las de Papua Nueva Guinea (y puedo decirlo) son la excepción. Se venden más para decoración que para usarse, ya que se trata de una mezcla de arte tribal y religioso. El viajero las encuentra a manos llenas a lo largo del río Sepik, esa serpenteante línea entre la espesura, aunque las del área de Chambi (cientos de villorrios al borde de los lagos) son las más modernas de todas, instantáneamente reconocibles por su alargado diseño lustroso, y los terminados particulares de color negro con patrones en canal marrones y blancos – los colores que identifican el arte de Chambi. En otras zonas costeras como las de Korogo y Sepik, las máscaras se decoran con arcilla en la que los locales incrustan hermosas conchas y hasta dientes de jabalí.

2. ARTESANÍAS BOLIVIANAS: A raíz de un bochornoso incidente, en el siglo XIX la reina Victoria declaró que Bolivia no existía, lo que hasta mucho después de su muerte en 1901 hizo que este país sudamericano, que perdió a favor de Chile su salida al océano Pacífico, no figurara en los mapas del continente dorado que se vendían en Europa. La Paz es la capital de las artesanías en Bolivia. Me habían hablado de Perú y Ecuador, en cuanto a calidad respecta, pero en Bolivia me llevé una auténtica sorpresa: la calidad es superior, especialmente por los colores, mucho más vivos, por ejemplo, en cuanto a los artículos de tela.
Lana y alpaca, Bolivia
Lo que hay que tener claro cuando se visita Bolivia son todas las artesanías kitsch que también se ofrecen, y esa, precisamente, es la inversión ante la que el viajero debe mantenerse alejado. Lo más horrendo, en este sentido, son ceniceros con diseños incas, figuras falsas tipo Tiahuanaco, joyería indígena, camisetas americanizadas con estampados ridículos y lanas malísimas en distintas presentaciones. Sin embargo, la belleza de algunas piezas talladas en madera provenientes de Oriente, asimismo como sus cerámicas, y la platería de Potosí (eternamente famosa) son imprescindibles. También, de excelente gusto, hay tapetes con fibras de lana, hermosos tapices andinos con paisajes detallados, como también las “chompas” (jerséis) y “chullos” (gorras de lana), todos de alpaca, que es costosa y muy suave (en Sudamérica se vende mucha alpaca, pero de pésima calidad, incomparable a la boliviana). También, otra opción es el charango, la famosa guitarra diminuta, para la que el viajero debe aprender la técnica para encontrar la mejor.

3. MUÑECAS Y ALFARERÍA JAPONESA: las muñecas japonesas Ningyõ tienen su propósito de ser vistas siempre como decoración y nunca para jugar con ellas. Con cabello tocado y vestidas de kimono, son artículos sumamente exquisitos. Uno de los juguetes más preciados de la cultura japonesa son los gogatsu-ningya, vestidos de samurái, que se regalan en el Día de los Niños, fiesta nacional. Las muñecas más famosas provienen de Kyoto y se les conoce como kyõ-ningyõ.

Los objetos de barro y la porcelana japonesa se diferencian en la temperatura con las que son cocidas. Los objetos de barro se caracterizan por su calidad terrosa e imperfecciones naturales. La porcelana, en cambio, se admira por su perfección. En Japón hay numerosos pueblos expertos en alfarería. No muy lejos de Tokio está Mashiko; en el Honshü Occidental está Imbe, cerca de Okoyama, famoso por sus vasos y platos bizenyaki; en la región de Kansai está Tumba Sasayama, cuna de la famosa porcelana Tumba; Kyushu, que es el templo de la alfarería japonesa, tiene a Koishiwara, Karatsu, Imari y Arita, centros verdaderos de cacharros de estilo.

4. ARTE DE KENIA: No sólo safaris y Obamamanía ofrece este país centroafricano; Kenia es famoso por sus telas y “batik”, entalladuras Makonde, canastas Sisal, esculturas de esteatita o galaxia, y los típicos brazaletes de “pelos de elefante”.

Arte Makonde, Kenia
Las Kangas y Kokis son los sarongs (faldoncillos ligeros) que sirven muchos propósitos y, por ejemplo, han encontrado en el mundo moderno el acompañamiento a las bañistas de figura perfecta. Las Kangas son telas con impresiones de algodón fino. Cada uno lleva un proverbio Swahili y se venden en pares – una supuestamente para atarla a la cintura y la otra para llevar al crío atado en la espalda. En Biashara Street, en Mombasa, que es el centro de Kangas de Kenia, se consiguen de todas las calidades. Los Kikois están hechos de algodón más grueso y tienen siempre rayas, y se venden a buen precio donde se hacen, en el pueblo de Lamu. Las telas Batik, dependiendo de sus figuras, varían de precio, ya que más que el tamaño (generalmente son cortes de un metro), se cotizan según el artista o diseñador local.

Las entalladuras Makonde, hechas de ébano, un tipo de madera muy negro y pesado, son las mejores piezas talladas que se puedan comprar, y también, un poco costosas a veces. Este arte tiene su origen en las montañas a ambos lados del río Ruvuma al sur de Tanzania, pero gracias a su calidad, se vende hoy por toda África Oriental. Antes de comprar Makonde, es recomendable pasearse por las lujosas tiendas de artesanías de Nairobi, solo para mirar y tener una idea de la calidad del trabajo, de modo que no habrá forma luego de comprar piezas de mediocre calidad o buenas falsificaciones (se acostumbra a vender madera que se hace pasar por ébano ennegrecida con betún). Hay dos formas de Makonde: la tradicional y la moderna. Para ser sinceros, la moderna parece muy Modigliani, sin duda, aunque nadie jamás en el país haya quizás visto las obras de este artista mundialmente reconocido.

Las canastas Sisal o Kiondos son el suvenir más reconocible de Kenia y ya se venden bastante en Europa y América. Llaman la atención por sus colores, tamaños y bordes en terminados de cuero. Los Kiondos más finos tienen acabados de corteza de árbol (el que localmente llaman “boabab”), cosida en ellos. Las esculturas de esteatita tienen su origen en Kisii, al occidente de Kenia. El suave y claro acabado se talla en múltiples formas, desde adornos para mesas hasta pequeños elefantes. Sin embargo, el centro de comercio de estas figuras está en Kisumu, cerca al Lago Victoria. Su único problema es el peso, que seguramente podría causar un flagrante exceso de equipaje.

Los brazaletes de pelos de elefante, pese a las protestas de algunos por jurar que en efecto son hechos con piel del animal, se venden por todas partes en Nairobi, cada hebra debidamente extraída de campos enteros de junquillo o aguinaldo teñido. También, con la globalización, las hacen de plástico o hebras de buey, quién sabe, pero eso sí, ¡jamás de elefante!

5. AUSTRALIANA: el eufemismo, usado para llamar suvenires hechos en Australia adquiere para mí pleno significado en cuanto se use para el arte aborigen. Primero, hay que resaltar la pintura sobre corteza, especialmente aquélla fibrosa del árbol Eucalyptus tetradonta, que se corta en la época lluviosa. Los pigmentos usados en la pintura sobre corteza son principalmente (ocres) rojos y amarillos, blanco (de caolín) y negro (de carbón vegetal). Otros agentes que se adhieren a las tonalidades son yemas de pájaros, cera y resinas, para mantener los pigmentos. Últimamente, cada vez más se extiende el uso de barniz o pegamento. Lo más bello son sus diseños, siempre en forma de espinas muy pegadas entre sí. Las pinturas, pues, también se categorizan por estilos regionales. En el occidente la tendencia es a las imágenes o estampas naturalistas, mientras que en el oriente de Australia los dibujos son geométricos.

Seda Utopia, Australia
Entre los artefactos, cabe primero destacar los “Dijeridus”, que se venden en todas partes y como se deseen, cañas largas que inicialmente se usaban como instrumentos musicales de los aborígenes de Amhem Land. El instrumento tradicional, pues, estaba hecho de ramas de eucaliptus que habían sido agujereadas por las termitas y eran recogidas del suelo. En un extremo del tubo se encaja una pieza de cera para llevar a la boca (hecha de auténtica cera de abeja) y se decora con llamativos diseños. Al comprar un Dijeridu, hay que tener en cuenta que la mayoría hoy se hacen mal, por lo que es imperativo comprobar si su acústica es buena (la mayoría de estas piezas las hacen inescrupulosos que no son aborígenes).

Los “Boomerangs”, famosos por las películas filmadas en Australia, eran usados para la caza y también como instrumentos de percusión en ceremonias. Contrario a lo que comúnmente se cree, no todos los boomerangs están hechos para regresar al punto desde donde fueron lanzados (los que retornan son hechos en el oriente y occidente del país, solamente). Los boomerangs vienen tallados, con patrones delicadamente dibujados y de todos los tamaños y tipos de madera, según el gusto. Una de las piezas más bellas de Australiana la constituye las bufandas o chalinas de seda, pintadas por las mujeres del pueblo de Utopia, a 260 kilómetros al norte de Alice Springs. Estas artesanas son producto de la recolonización del área tras la reconciliación en los años 70 por las gentes Anmatyerre y Alyawarre, en lo que solía ser una estación ganadera de “blancos”. Juntas, formaron lo que se conoce como Utopia Women’s Batik Group, para la fabricación de telas que se conocen como Sedas Utopia. Muchos de los diseños son femeninos, pintados con el cuerpo según la técnica “awely”, pero también los hay sobre seda verde o azul con figuras de plantas y animales. Además, entre otros artículos, sobresalen las telas pintadas a mano, los collares y anillos variopintos de nuez de goma y los jarrones vistosos de terracota.

Juguetes de madera, Alemania
6. MADE IN GERMANY: De Europa, es quizás Alemania el país de los suvenires. Comenzando por Munich, donde el viajero puede comprar (si su gusto es tal, a lo Lorelei) un auténtico vestido bávaro, aunque los de calidad, como el Dirndl, son difíciles de detectar. En toda la zona de las Montañas Harz, cualquier camino llevará a un comercio tradicional de muñecos, marionetas, figuras de madera talladas a mano (hay unos corchos decorativos estupendos para las botellas de vino), asimismo como manteles tejidos y faldas sacadas de una película de brujas. Sin embargo, para los más chicos, una buena marioneta de madera puede ser un obsequio representativo, y si éste es el caso específico, Nuremberg es la capital mundial de los juguetes. En objetos de vidrio, sobresalen las fábricas de familias en el Harz, por los bosques bávaros muy tupidos, especialmente hacia Meissen, hogar de la famosa porcelana. La versión más benevolente para algunos bolsillos de este lujo puede ser la porcelana Einschnitt, un buen sustituto. Otros productos típicos (y que con cada visita no dejan de sorprenderme) son los emblemas heráldicos, los relojes de cucú de la región de los bosques negros, los barcos en botellas de Hamburgo y las gorras Príncipe Heinrich, asimismo como las sandalias Birkenstock.

7. ORO Y ESMERALDAS: Colombia no solo es el principal exportador de esmeraldas, sino el lugar en el que la joyería con esta piedra preciosa toma tonalidades artísticas. Desde pendientes hasta pulseras, y pasando por figuras con hermosas incrustaciones del verde típico, las esmeraldas son indiscutiblemente una compra forzada en Bogotá.
Máscara dorada, Colombia
Entre la alfarería de alta calidad que emula las piezas precolombinas de los distintos museos del país, las jarras y vasijas son la mejor opción, aunque los precios por razones obvias nunca serán cómodos. Lo que si se recomienda es no comprar estos artículos en zonas arqueológicas o fuera de las ciudades, ya que se pierden del sello de autenticidad y la calidad, que no tiene precio. La filigrana dorada se aúna a las esmeraldas para producir auténticas piezas de colección, especialmente como reproducciones exactas de aquéllas exhibidas en el Museo del Oro de Bogotá, la galería más grande del mundo de arte precolombino en este metal, y solo en Colombia las sucursales de la Galería Cano tienen licencia estatal para venderlas. Entre otros objetos, hay miniaturas coloridas de cerámicas que siguen la línea del arte costumbrista, representando autobuses de madera (“chivas”) y escenas pintorescas tales como las de las “corralejas”, o corridas taurinas en plazas de madera. También están las “hamacas” o “chinchorros” de excelente calidad, algunas traídas de los llanos o las más livianas de la Guajira (la punta extrema al norte de Colombia, que sobresale al Golfo de Venezuela), hasta las más decoradas y mundialmente exportadas en las páginas de la obra de Gabriel García Márquez, de los indígenas de San Jacinto, al sur de Cartagena de Indias. También, en el altiplano central, se venden a buen precio ponchos de lana llamados “ruanas” que vienen en patrones coloridos o de lana sencilla.

8. MÁS ALLÁ DEL KITSCH EGIPCIO: Una de las cosas más sorprendentes de Egipto, es que es el paraíso de los suvenires, porque los hay baratos y, generalmente, son en su mayoría de mal gusto. Para las hordas de viajeros europeos que toman los cruceros por el Nilo o se refugian en Alejandría o la costa idílica del Sinaí, lo mejor de comprar en Egipto no es el suvenir perfecto por sí mismo, sino la misma expedición para conseguirlo, si se puede. Así, a primera vista, el turista podría llenar sus maletas con jeroglíficos de faraones y reinas, mesas de bronce grabadas o papiros, todos en oferta en el Khan al-Khalili, aquel laberinto medieval del mundo islámico en El Cairo. No obstante, si se está tras el rastro del alabastro, el destino será Luxor. No hay que comprar, de ningún modo, artículos inservibles como los fez, o pagar más por una medida fraudulenta de joyería, porque si Egipto sobresale en algo, al menos para mí, es por sus telas y tapetes. Comprar lino egipcio es toda una aventura, similar a la que se experimenta en los callejones apretujados y calurosos de Nueva Delhi con el paño, donde en 1 hora pueden además confeccionar en un diminuto taller chaqueta o traje (o ambas cosas) a la medida.

En cuanto a los tapetes y tapices, la mayoría de las “escuelas” que los fabrican y diseñan están sobre la Saqqara Road, siendo particularmente atractiva la Wissa Wassef School. Si se quieren estilos menos refinados, en Dahab un sinnúmero de tiendas ofrecen tapetes a buen precio, casi siempre de algodón, y con un plus adicional: están elaborados por los beduinos.

Max Vergara Poeti | 04 de marzo de 2009

Comentarios

  1. Cecilia
    2009-03-04 16:23

    Nuevamente una excelente nota, que invita a reflexionar sin duda sobre lo que traemos dentro de nuestras maletas de otras partes. Sin embargo, creo que el autor queda en deuda con sus lectores para otra entrega de los souvenires, otros 8, y quizás hay tanta tela que terminaríamos cortando a 24.

  2. Tomás
    2009-03-05 00:45

    Maravillosas sugerencias las de este mes. Especialmente por las imágenes. Siempre estoy a la espera de más.
    Saludos:)


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