Libro de notas

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Viaje al ajedrez por Pau Pascual

Aún siendo un jugador discreto, Pau Pascual es, desde niño, un amante apasionado del ajedrez. Un juego que nutre y es nutrido por la matemática, la lógica, la pintura, la literatura, el cine, la historia, la música, la psicología… Viaje al ajedrez  presenta, los días 10 de cada mes, gotas de ese universo, curiosidades e historias tan atractivas para legos como para quien conoce y disfruta ya de este mundo lleno de emociones.

Peón come a Duchamp (Primera parte)

«Hoy me conformo con jugar. Todavía soy una víctima del ajedrez. Tiene toda la belleza del arte y mucho más. No puede ser comercializado. El ajedrez es más puro que el arte en su posición social. Las piezas de ajedrez son los bloques del alfabeto que moldean los pensamientos; aunque formen un diseño visual en el tablero, expresan abstractamente su belleza como un poema… He llegado a la conclusión personal que, si bien no todos los artistas son jugadores de ajedrez, todos los jugadores de ajedrez son artistas»

Marcel Duchamp (1887-1968), conocido sobre todo como uno de los más influyentes artistas de vanguardia del siglo XX, fue también un caso excepcional en la historia del ajedrez. Nos encontramos ante un hombre que, además de un artista innovador, fue un gran pensador y apasionado del ajedrez. Durante su vida se fue reinventando a sí mismo una y otra vez, y el ajedrez siempre estuvo presente desde múltiples ángulos: como elemento en sus obras pictóricas, en sus diseños del juego, en el campo filosófico donde expresó muchas ideas nuevas, en la visión del ajedrez como arte en sí mismo, como teórico del juego y como jugador profesional. Así pues, la aportación de Duchamp al ajedrez fue muy rica en una amplia variedad de sentidos.

«Cuando juegas una partida es como si diseñaras algo o construyeras un mecanismo a través del cual ganas o pierdes. El juego en sí mismo es muy, muy plástico. Eso es probablemente lo que tanto me atrajo hacia él»

Este artículo no pretende ser una biografía exhaustiva ni un estudio riguroso sobre el arte de Duchamp, pero será inevitable citar algunas de sus obras para comprender la evolución de este hombre y el impacto que supuso sobre la concepción del ajedrez.

Nació en el seno de una familia de artistas, en una época muy rica en corrientes expresivas. Su abuelo fue un pintor que llegó a exhibir obras en la Exposición Universal de París de 1878. Su hermano mayor, Raymond, sería uno de los pocos escultores cubistas. Otro hermano, Gastón, alcanzó cierta fama como pintor de carteles en París en la misma época que Toulouse-Lautrec. Su hermana Suzanne también fue pintora y se casó con otro reconocido pintor, Jean Crotti.

Duchamp practicó el cubismo en su primera época, para convertirse después en uno de los precursores del dadaísmo y el surrealismo. Aunque su periodo creativo fue relativamente corto (dejó que fueran otros los que desarrollaran sus ideas), se le considera como un artista fundamental para la comprensión del arte posmoderno. Se dice que Duchamp fue un pintor que se hizo un lugar en el mundo del arte, tanto por lo que hizo como por lo que no hizo.

Marcel Duchamp pintó su primer cuadro, de estilo impresionista en 1902, el mismo año que aprendió a jugar al ajedrez. En 1904 se fue a vivir con sus hermanos a París, en Montmartre. Un grabado de ese año de Gaston, su hermano mayor, muestra a Marcel jugando al ajedrez con su hermana Suzanne.

Marcel y Suzanne jugando al ajedrez. Grabado de Gaston Duchamp, 1904.

En 1910, Duchamp pintó una escena familiar en Puteaux, barrio periférico de París donde su hermano Raymond tenía una casa. La pintura retrata a sus dos hermanos jugando al ajedrez en el jardín con sus respectivas esposas. El estilo de la pintura recuerda a la famosa obra de Cézanne Los jugadores de cartas.

A la izquierda, “El juego de ajedrez” de Duchamp (1910). A la derecha, “Los jugadores de cartas” de Cézanne (1895). Ampliar “El juego de ajedrez”

Con sus hermanos fundó el Grupo de Puteaux (del que formarían parte artistas como Calder, Delaunay o Picabia). De este grupo nació la iniciativa de llevar la expresión cubista mas allá del “arte retiniano” (lo que se percibe con los ojos), hacia una cuarta dimensión, que involucra las abstracciones de la mente.

En Retrato de jugadores de ajedrez, Duchamp intentó representar la actividad mental en una partida de ajedrez. En 1911, realizó 6 estudios al carbón en los que investigaba con ideas cubistas. Meses más tarde compuso la imagen final al óleo.

Comparemos el Retrato de jugadores de ajedrez con El juego de ajedrez, pintados solamente con un año de diferencia.

“Retrato de jugadores de ajedrez”. 1911. Ampliar imagen

fotografía estroboscópica experimentada por aquellos tiempos. Tanto la sensación de movimiento como el desnudo no se encuentran en la retina del espectador, sino en su cerebro.

“Nu descendant un escalier”. Marcel Duchamp, 1912 Ampliar imagen

Como curiosidad, en el mismo año 1912 se expuso en Barcelona el Desnudo bajando una escalera,en la galería Dalmau de la calle de la Portaferrissa, donde pasó, por cierto, sin pena ni gloria.

La pintura tenía que ser expuesta en el Salón de los Independientes de París (exposición de la Société des Artistes Indépendants), pero finalmente no fue aceptada porque se consideró que no se ajustaba a las nociones reconocidas del cubismo.

Dada la poca acogida de esta pintura por el grupo de los cubistas, Duchamp se sintió rechazado y empezó a buscar nuevas formas de expresión en el campo de la escultura. Fue pionero en dos de las principales rupturas del siglo XX: el Arte cinético y el Ready made.

Duchamp construyó entonces su primer Ready made (“Arte encontrado”, como el mismo lo bautizó). La obra, Roue de bicyclette acoplaba una rueda de bicicleta a un taburete de cocina. Dos objetos que, unidos, perdían el sentido y la funcionalidad para la que fueron construidos.

El Ready made “Roue de bicyclette”

Este concepto podrá convencer o no, pero no puede negarse que es genial. Duchamp inventó un arte nuevo y rompedor. Aunque durante años simplemente fue considerado como una ironía, esta modalidad expresiva ha terminado siendo seriamente reconocida en la historia del arte.

El Ready made transforma objetos cotidianos en obras de arte sin modificar su aspecto externo. Su objetivo es generar una sensación de absurdo y de sorpresa, tirando por la borda todo concepto artístico tradicional. El artista descontextualiza el objeto encontrado y lo sitúa en un nuevo espacio, donde adquiere un nuevo significado cuando le da un título, lo firma y lo introduce en una galería o museo. En palabras de Duchamp, «Un objeto elegido a través de la indiferencia visual y, al mismo tiempo, de la total ausencia de buen o mal gusto… Una obra creada por la elección del artista, no por su habilidad».

Huyendo de la guerra en Europa, en 1915 se trasladó a New York y fue acogido por el matrimonio Arensberg, que con el tiempo se convertirían en los principales protectores y primeros coleccionistas de la obra de Duchamp.

Dos años más tarde se reencontró con su amigo Francis Picabia y, junto a otros artistas del círculo de Arensberg, fundó la Sociedad de artistas independientes (un equivalente al grupo de París), destinada a la exhibición y difusión de la obras de la vanguardia artística de Nueva York. Duchamp fue el responsable de organizar la primera exposición. Se expusieron 2125 obras de 1200 artistas, lo que convirtió la exposición en la mayor de la historia de los Estados Unidos. Duchamp no presentó ninguna obra con su nombre, pero sí lo hizo con el seudónimo de R. MUTT. La obra consistía en un urinario vuelto del revés.

El Ready made “Fountain” de R. Mutt. Ampliar imagen

La organización, encargada de determinar qué obras serían presentadas, no vio con buenos ojos el urinario de Duchamp. Entendió que se trataba de una provocación inmoral, y optó por no exhibirla. Ante esto, Duchamp abandonó la Sociedad de artistas independientes que él mismo había contribuido a fundar.

Cincuenta años más tarde, Duchamp diría: «Les tiré el urinario en la cara y ahora lo admiran por su belleza estética».

En el mismo año creó otro Ready made que terminó formando parte del mobiliario de su estudio. Adquirió un tablón de madera con ganchos metálicos para colgar abrigos y lo dejó en el suelo una temporada, con lo cual solía tropezar. Finalmente terminó atornillándolo en el suelo. La obra despliega su ironía jugando, física y conceptualmente, con la idea de dar un traspiés a causa de un obstáculo. Llamó a su obra Trebuchet, inspirándose en una conocida posición de ajedrez llamada “trébucher” (el tropiezo).

A la izquierda el ready made “Trebuchet”. A la derecha, posición de ajedrez conocida como “trébucher” (tropiezo).

El “trébucher” consiste en una posición de final de peones muy particular donde se produce un zugzwang recíproco. El zugzwang, en ajedrez, consiste en una posición donde el hecho de tener el turno hace perder la partida, sea cual sea la pieza que mueva. En la posición “trébucher” se da el caso que de que pierde el jugador a quien toca jugar, ya sean blancas o negras. Por ejemplo, si el turno es de las blancas, éstas deberán mover su rey y alejarse de su peón, con lo cual las negras capturan el peón blanco y fácilmente promocionan el suyo apoyado por el rey. Sin embargo, si el turno fuera de las negras, éstas perderían por el mismo motivo.

Fotografía de 1917 del estudio de Duchamp en New York

En una fotografía tomada en 1917 en el estudio de Duchamp, puede apreciarse el Ready made “Trebuchet” (una realidad ajedrecística conceptual) conviviendo con un mural de ajedrez colgado en la pared. Según el crítico de arte David Joselit, el tablero de ajedrez de la pared es en sí una obra artística: «El tablero ha entrado o “colonizado” el paradigma del arte a través de la pintura».

En casa de los Arensberg (los protectores de Duchamp) tuvieron lugar muchas tertulias con la flor y nata de la cultura moderna norteamericana. Durante las veladas, Duchamp, habitualmente invitado de honor, solía buscar un rincón para jugar alguna partida con su anfitrión o con algún jugador fuerte que estuviera presente. Cada vez le interesaban menos los debates sobre pintura o literatura y empezaba a despertarse en él una loca pasión por el juego. Fue en esta época cuando se hizo socio del famoso Marshall Chess Club de New York.

Cuanto terminó una de sus grandes obras, “El gran espejo”, que le había tenido ocupado desde 1915 hasta 1923, dejó los pinceles para entregarse por entero al ajedrez: «Mi atención está completamente absorbida por el ajedrez. Juego día y noche. Cada vez me gusta menos pintar».

En 1918 los EE.UU. entraron en la Primera Guerra Mundial. Para evitar ser llamado al frente, Duchamp se trasladó a Argentina , un país neutral, donde estuvo seis meses jugando al ajedrez día tras día. Fue en Buenos Aires donde empezó a dedicarse al ajedrez en serio. Cansado de la pintura, vio en el ajedrez un campo diferente donde podía extender sus conceptos artísticos. Duchamp, un adelantado de su época, comprendió que las percepciones se conforman en el cerebro. Que el mundo que percibimos es una ilusión que se desmenuza en la retina y se recrea en el cerebro, en una experiencia personal. Y vio que la dinámica del ajedrez a partir de una posición, es capaz de producir una experiencia artística de forma íntima y directamente abstracta, sin pasar por las formas y colores que construye la retina del ojo al contemplar una obra plástica.

Duchamp retomó su labor artística en 1921 dando vida a su personificación femenina: “Rrose Sélavy” (juego de palabras “Eros c’est la vie”). Man Ray, pintor y fotógrafo amigo de Duchamp, nos dejó este magnífico retrato de Rrose Sélavy, un Duchamp transformado en mujer. Otra foto de Rrose Sélavy sería usada posteriormente un frasco de perfume con la etiqueta Belle Haleine-Eau de Violette.
Bajo este seudónimo femenino se conocen diversos trabajos posteriores de Duchamp.

A la izquierda, Rrose Sélavy, fotografiada por Man Ray. A la derecha, frasco de “Belle Haleine, Eau de Voilette”, 1921

En 1923 Duchamp viajó a París donde retomó el contacto con algunos dadaístas. Aquel año, André Breton elogió el trabajo de Duchamp en uno de sus ensayos incluyendo algún escrito de Duchamp o de Rrose Sélavy. Durante este período creó la Rotative demi-sphère, obra que construyó a pedido de un diseñador de moda, con la cual tres años más tarde el propio Duchamp realizaría una película: “Anémic cinéma”.

A la izquierda, “Rotative demi-sphère”, una escultura dinámica de Marcel Duchamp. A la derecha, los discos intercambiables que producían diferentes efectos ópticos cuando el mecanismo de la escultura empezaba a girar.

Ver la película Anémic cinéma realizada por Duchamp en 1925.

Es muy significativo que Duchamp entrara en el mundo del ajedrez como artista. Afirmó que en el ajedrez debía encontrarse el arte. Su interés por el ajedrez consistió en una actividad puramente artística. Aunque en una entrevista por la radio de la BBC, Duchamp afirmó que «el aspecto competitivo del ajedrez no tiene importancia», lo cierto es que terminó jugando ajedrez en la alta competición.

Duchamp describió tres niveles artísticos o estéticos sobre el ajedrez. En primer lugar, la estética de las piezas y el tablero. En segundo lugar, el movimiento abstracto de las piezas a través del “espacio intelectual”. Y por último, la expresión emocional que surge del ajedrez. Trataremos estos tres niveles artísticos del ajedrez según Duchamp a continuación.

El primer nivel de estética del ajedrez descrito por Duchamp consiste en la impresión visual inmediata de las piezas sobre el tablero. Esto incluye la matriz de escaques, la forma de las piezas, y la variedad de patrones visuales que pueden conformar las posiciones sobre el tablero.

En este sentido, Duchamp contribuyó con el diseño de un juego de ajedrez, el set de piezas “Buenos Aires”, creado en 1918 cuando residió en Argentina. Él mismo torneó las piezas de madera , exceptuando los caballos que fueron encargados a un artesano argentino.

Arriba, juego original diseñado y torneado por Marcel Duchamp en 1918. Abajo, detalle de las piezas en una reproducción del Set Buenos Aires.

También diseñó y mandó fabricar un juego de sellos de goma, que utilizó para dibujar los diagramas de sus partidas por correspondencia que habitualmente jugaba con el americano Walter Arensberg, coleccionista de arte, crítico y poeta.

Diseño de piezas para imprimir con sellos de goma sobre diagramas de ajedrez.


En este análisis manuscrito de 1919, donde utilizó sus propios sellos de goma, Duchamp, que jugaba con blancas, anota una secuencia en la columna izquierda. (Dado que la notación utilizada puede resultarnos confusa, la he traducido a notación algebraica).

«1.Cxf7 Rxf7 2.Dh5 Cde7 3.Ce2 Cf5 4.Cf4 Dg5 5.Dxg5 hxg5 6.Cxg6 Cxd4 7.Axg5, obteniendo un peón de más. Si 6…Rxg6 7.g4 y las blancas ganan pieza, Pero yo perdí la partida!»

Y comenta en la columna derecha:

«Posición de una partida contra un fuerte jugador de aquí. Esta partida la perdí a continuación, pero algunos golpes que di son una prueba de mi progreso y de mi placer de jugar en serio! La posición se dio después de …h6»

Veamos la secuencia descrita por Duchamp:

Años después, en 1943 diseñaría un ajedrez de bolsillo con piezas de plástico provistas de unos apéndices que las mantenían sujetas al tablero.

Pocket Chess Set diseñado por Marcel Duchamp en 1943.

Como veremos en la segunda entrega de este artículo, en 1944 organizaría la exposición “El imaginario del Ajedrez” donde, entre otras cosas, se presentaron diversos juegos de ajedrez creados por renombrados artistas de la época, como alternativa a los modelos de piezas estándares.

En una entrevista, Duchamp reflexiona sobre el segundo nivel artístico del ajedrez: el movimiento abstracto de las piezas en la mente:

«El juego de ajedrez es algo visual y plástico, y si no es geométrico en el sentido estático de la palabra, es mecánico, ya que se mueve, es un dibujo, es una realidad mecánica. Las piezas no son agradables en sí mismas, como tampoco lo es la forma del juego, pero lo que es hermoso es el movimiento. No se trata del movimiento mecánico de la forma, como podría ser por ejemplo, una obra de Calder. En el ajedrez, hay cosas muy hermosas en el dominio del movimiento, pero no en el dominio visual. Es la imaginación del movimiento lo que produce belleza»

Y más adelante continúa:

«El ajedrez es mecánico en el sentido de que las piezas se mueven, interactúan, se destruyen entre sí, y están en constante movimiento. Y eso es lo que me atrae. Figuras de ajedrez colocadas en una posición pasiva no tienen demasiado atractivo visual o estético. Son los posibles movimientos que se pueden jugar en esa posición que hace que sea más o menos bella»

Es decir, el arte o la belleza del ajedrez que Duchamp concibe, es el movimiento de las piezas dentro de su mente. Jugar una partida de ajedrez es como diseñar algo o construir un mecanismo por el cual se vive una experiencia personal.



En cuanto al tercer nivel artístico del ajedrez según Duchamp, la expresión emocional que surge ajedrez, la puso en práctica en su forma de jugar cuando se convirtió en ajedrecista profesional. El Maestro americano Edward Lasker afirmó que el interés de Duchamp en la belleza del ajedrez tuvo efectos profundos en su estilo de juego. Sus preocupaciones estéticas tuvieron consecuencias sobre los resultados, conduciéndole a muchas derrotas en torneos de élite en los que participó.

Duchamp reflexiona en torno a la contradicción que existe entre la libertad y la restricción de las reglas dentro del ajedrez:

«El ajedrez es un pedazo maravilloso del cartesianismo. Tal es su carácter imaginativo, que ni siquiera parece cartesiano al principio. Las hermosas combinaciones que los ajedrecistas inventan ─No se ve venir, pero después no hay ningún misterio─ terminan en una conclusión de lógica pura».

Fue a través de un enfoque cartesiano que Duchamp escribiría el libro L’opposition et les cases conjugées sont réconciliées junto con el teórico ajedrecista Halberstadt. (ver en la segunda entrega de este artículo) .

Veamos su tránsito como ajedrecista profesional durante más de una década. Su primer encuentro con un rival de alto nivel ocurrió 1922. José Raúl Capablanca, quien sería campeón del mundo cinco años más tarde, llegaba a New York. Durante su estancia, jugó unas simultáneas en el Marshall Chess Club. Uno de los veinticuatro oponentes fue Marcel Duchamp . Capablanca ganó veinte de las partidas, incluida la de Duchamp.

Un año más tarde, a los 36 años, empezó su carrera como ajedrecista en torneos profesionales. Por esta época, los críticos e historiadores de arte empezaron a perderle la pista. El hombre cuya obra artística ejercía una fuerte influencia en la evolución de los movimientos artísticos del siglo XX, estaba desaparecido. Un crítico de arte citó, en el “Time” de Londres, que el pintor había encontrado en el ajedrez una forma inmaterial de expresión artística, o dicho de otra manera, un medio para manifestar el pensamiento en toda su pureza. Durante doce años, Duchamp dejó de ser artista activo y se dedicó casi exclusivamente al ajedrez. Sin embargo, no renunció a sus contactos con amistades artísticas y literarias.

Aunque no llegaría a un nivel de ajedrez equivalente al resto de su arte, llegó a ser un muy buen ajedrecista y compitió en torneos al lado de los mejores jugadores del mundo. Se dedicó al ajedrez con un estilo muy influenciado por Aaron Nimzowitsch, el padre del ajedrez hipermoderno. Raymond Keene, uno de los principales estudiosos del ajedrez de Duchamp, en un largo ensayo titulado Marcel Duchamp: The Chess Mind, trata de establecer nexos entre el nacimiento del hipermodernismo en ajedrez y el movimiento artístico dadaísta (el ajedrez hipermoderno, a primera vista puede parecer absurdo e ilógico, muy en línea con la obra de Duchamp).

En 1923 Duchamp regresó a Europa y se instaló en Bruselas. Allí se inscribió en un club y pasó los cuatro meses siguientes jugando al ajedrez a diario. Este año se celebró el Torneo de Bruselas, en el cual Duchamp tuvo un brillante debut en la competición internacional. Ganó siete puntos y medio sobre diez frente a contrincantes con experiencia y terminó en tercer lugar.

En 1924 se consolidó como ajedrecista de élite. Jugó otra vez en el Torneo de Bruselas, acabó cuarto y fue invitado a incorporarse al equipo nacional de Francia, que participaría en la primera Olimpiada de ajedrez, un torneo organizado para coincidir con los Juegos Olímpicos que se iban a celebrar en París.

Al final del verano jugó el campeonato de Francia en Estrasburgo. El campeonato de Francia, que determina el mejor jugador francés, todavía se juega anualmente. Duchamp participaría también en las ediciones de los siguientes años de este campeonato.

En septiembre de 1924 resultó vencedor del torneo de Ruán, consiguiendo el título de campeón de la Alta Normandía. En el Bulletin de la fedération française des échecs, aparece un artículo donde se comentan los méritos de Duchamp, su solidez, la profundidad de su juego y las cualidades que hacían de él un contrincante formidable.

De este año se conserva una interesante partida contra C. Wreford Brown, un destacado futbolista de la época. Tras una apertura tan particular como su obra, Duchamp juega inspirado, acepta sin miedo el sacrificio de peón de su contrincante y consigue que su ataque llegue antes que el del rival.


… y Brown se rindió sin esperar la evidente respuesta 30.Dxf8+ Txf8 21.Txf8 mate.

En su nueva vida como como profesional del ajedrez, no perdió contacto con sus amistades artísticas. A finales de 1924 Duchamp participó en la película surrealista Entr’acte, una obra de Picabia y Rene Clair, con la música compuesta por Erik Satie. En una escena filmada en el tejado del Théâtre des Champs Eysées se muestra a Ray y Duchamp sentados al borde del tejado jugando al ajedrez hasta que, de pronto, un chorro de agua barre todas las piezas del tablero.

Duchamp diseñó el cartel del el campeonato de Francia de 1925, en el cual también participó. Acabó en sexto lugar, pero estuvo cerca de vencer al campeón, Robert Crepeaux en una partida que tenía ganada.

Póster del Campeonato de Francia en de 1925, diseñado por Marcel Duchamp

En 1927 se casó con Lydie Sarrazin, hija de un rico industrial. Durante la luna de miel en el sur de Francia, después de la cena solía escaparse a Niza en autobús para jugar en un club de ajedrez hasta altas horas. Tocaba más a las piezas que a su mujer. Una noche, cuando regresó, no fue a la cama de inmediato sino que se puso a analizar la posición de una partida que acababa de jugar. A primera hora de la mañana, Marcel se dirigió al tablero para hacer un movimiento que había pensado durante la noche, pero las piezas no se movían. Lydie se había levantado antes y había encolado las piezas sobre el tablero. A Duchamp no le hizo ninguna gracia y el matrimonio acabó en divorcio a los pocos meses. Este mismo año participó de nuevo en el Campeonato de ajedrez de Francia, en Chamonix, terminando séptimo en la clasificación.

Duchamp, el cuarto desde la izquierda, junto a los ajedrecistas del V Campeonato de ajedrez de Francia de 1927 en Chamonix.

En 1928 ganó varios torneos, entre ellos el torneo de Hyères, el el cual se le concedió el premio a la partida más brillante. Veámosla.


Y tras 23.De5! que amenaza 23.Dh8 mate, las negras abandonaron. Si: 23.Tg7 24.Dxg7! Dxg7 25.Axg7 Rxg7 26.d7 y el peón corona a la siguiente jugada.

La condesa Vassiliev junto a los participantes del VI Campeonato de ajedrez de Francia de 1928. A la izquierda de la condesa, Alexánder Alekhine, recién campeón del mundo. Detrás de la condesa, Marcel Duchamp.

En 1929, en el Tournoi International de París, culminó una de sus partidas más brillantes, frente a George Koltanowsky :

Koltanowsky abandonó tras 15…Ad4+ ya que si 16.Rh1 Axg2+! gana y si 16.Tf2 Cxd3! tambien gana.

En este torneo participaron los mejores jugadores del mundo, entre ellos Savielly Tartakower (ganador del torneo) con quien Duchamp consiguió unas tablas.

Duchamp participó en varios campeonatos internacionales como miembro del equipo de ajedrez de Francia, cuyo capitán, Alexánder Alekhine (exiliado en Francia), había conseguido arrebatar el título de campeón mundial a Capablanca en 1927.

Niza, 1930. Un torneo internacional organizado por el club de jugadores de ajedrez de Niza, en la estela del gran torneo en San Remo, aprovechando la presencia de los jugadores fuertes en la Costa Azul. Ganó Tartakower (sentado, el quinto desde la izquierda). Duchamp (de pie, elsegundo desde la izquierda) quedó noveno.

En el Torneo Internacional de París de 1930, jugó contra los mejores ajedrecistas del momento. Terminó último, pero logró tablas con Tartakower y con Koltanowski.

Este mismo año participó en las Olimpiadas de Ajedrez en Hamburgo. El día del encuentro Francia-EEUU, el campeón del mundo Alexánder Alekhine, se encontraba indispuesto, de modo que Duchamp tuvo que defender el primer tablero ante Frank Marshall, uno de los mejores jugadores de su época, con quien consiguió unas tablas.

A la izquierda, satisfacción reflejada en una postal que Duchamp envió a su amigo Pierre-Henri Roché tras terminar la partida: “He hecho tablas contra Marshall !! Estoy salvado”. A la derecha, Duchamp en 1930.

Veamos la partida.

Participantes del Torneo Internacional de Niza, 1931

Duckhamp llegaría a enfrentarse a otros grandes jugadores como Edgar Colle, Géza Maróczy, Jacques Mieses, o Andre Lilienthal.

Su último torneo importante lo jugó en 1933 con la selección francesa en las Olimpiadas de ajedrez en Folkestone.

Chessmetrics (sitio que evalúa la fuerza ajedrecista de jugadores en toda la historia del ajedrez en base a cálculos estadísticos y otras técnicas) calculó que Duchamp llegó a alcanzar los 2455 ELO en 1929.

Duchamp fue alejándose cada vez más del deporte de competición, haciendo del ajedrez una actividad más íntima y contemplativa. Sin embargo, todavía a mediados de los años treinta, se convertiría en el vencedor de la Primera Olimpiada Internacional de Ajedrez por Correspondencia. Su amigo Jules Roché lo recuerda «con la pipa, hundido en su sillón, enfrascado en cuatro partidas de ajedrez por correspondencia, resolviendo sus movimientos en cuatro grandes tableros de ajedrez verticales fijados a las paredes».

En la siguiente entrega veremos interesantes y sorprendentes incursiones de Marcel Duchamp en el ajedrez desde diversos ángulos, en el periodo que abarca desde que dejó el mundo de la competición hasta su muerte. No os lo perdáis.

Pau Pascual | 10 de noviembre de 2013

Comentarios

  1. Atahualpa Villadiego
    2013-11-10 08:13

    Me he deleitado con esta faceta de Duchamp. Espero ansioso la segunda entrega. Un saludo desde el Caribe Colombiano.

  2. Juan Antonio Vásquez
    2013-11-25 09:09

    Muy interesante. Algunas precisiones: Ready Mades no son “objetos encontrados” sino escogidos. Así lo señala el autor un par de párrafos mas adelante. Duchamp no deseaba que se traduzca el termino ya que este encierra (en ingles) un juego de palabras (made: hecho y maide: novia) Ver carta a Suzanne del 15 de enero de 1916. Anécdota de Lydie Sarrazin no cierta. Invento de Man Ray (ver sus memorias). Me permito sugerir la lectura de “Psicología del jugador de ajedrez” de Ruben Fine quer permite entender mejor la relación entre Duchamp jugador de ajedrez y su estilo y Duchamp artista y sus conceptos. Felicitaciones y espero ansioso segunda entrega.

  3. Pau Pascual
    2013-11-29 13:08

    Juan Antonio, tus precisiones son muy bienvenidas. En esta era donde podemos acceder a kilos de información con poco esfuerzo, es difícil constatar y contrastar lo que uno encuentra. Ello facilita la difusión de informaciones que no siempre son ciertas.

    Por eso creo que es muy importante que personas como tu corrijan estos detalles y mejoremos entre todos la calidad de la información.

    Agradezco tambien la referencia a Psicología del jugador de ajedrez de Ruben Fine, que voy a intentar conseguir tan pronto como sea posible.

  4. Pau Pascual
    2013-11-30 05:42

    Encontré el libro que nos recomienda Juan Antonio Vásquez, Psicología del jugador de ajedrez de Ruben Fine.
    Podéis descargar el PDF gratuito en esta página (hacia el final):
    http://www.ecdotica.com/libros-gratis/


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