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Textos del cuervo por Marcos Taracido

TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.

Dogma y ficción

Soy ateo como pertenecen a alguna religión la inmensa mayoría de sus fieles: por nacimiento. Quiero decir que no he llegado al descreimiento tras algún proceso más o menos reflexivo, sino que mis meditaciones al respecto partieron siempre de la no existencia de dios alguno, y casi siempre como respuesta razonada a quienes trataban argumentar a favor del teísmo. Jamás he añorado el amparo de una explicación sobrenatural del mundo ni de sus promesas del más allá, por más que su consuelo pudiera haber facilitado algunos trances: soy muy consciente de la –maravillosa– terrenalidad de la existencia.

Sin embargo, he sido un niño volcado en ese tipo de ficción que altera la realidad que nos rodea: he creído en hadas, monstruos, posesiones infernales, el destino, fantasmas o extraterrestres invasores. Y he creído –gracias papá y mamá– en los Reyes Magos, y recuerdo como un trauma iniciático el día en que a los siete años me revelaron su inexistencia. Creo que en ese momento en que se borra toda una máscara fastuosa y excitante de la realidad es que uno empieza a dejar de ser niño.

Entenderán que haya procurado con todas mis fuerzas inculcar ese mundo mágico a mis hijas, y no pocas veces me he (y me han) preguntado por qué yo, que considero la religión una ficción, no les acerco sin embargo las creencias divinas. (Me) Contesto como puedo:

Porque la religión es un dogma, una ficción reglada y encerrada en paredes de titanio, y la ficción que ansío para los míos es libre y abierta, metamorfosis constante.

Porque la religión son leyes sobre lo que no se ha de hacer, y la ficción procrea y difumina su esperma contagioso y germina en cada esquina.

Porque la religión son leyes sobre lo que has de hacer, y la ficción te muestra centenares de puertas para que las explores.

Porque la religión vive en el miedo y el temor, y la ficción se regocija en ellos.

Porque la religión intenta explicar el mundo simplificándolo, mientras que la ficción lo expande y multiplica.

Porque tener fe inmoviliza y creer impulsa al vuelo.

Marcos Taracido | 28 de marzo de 2013

Comentarios

  1. Paco
    2013-03-28 20:57

    Aun sintiéndome bastante identificado con el texto por mi “incapacidad” para creer en un ser transcendente, me abate también pensar en un universo sin objeto ni propósito más que la muerte térmica. La ciencia en el fondo también nos muestra un panorama desolador.

    Supongo que es lo que hay.

    O no.

  2. Miguel A. Román
    2013-03-28 22:16

    Hombre, yo soy creyente, y para mí mi fe no es en una ficción reglada sino en una realidad establecida, como tampoco me infunde miedo y temor sino sentimientos muy distintos.

    Creo que la ficción es entusiasmante precisamente porque sabemos que es “mentira” y eso nos permite observarla eligiendo el grado de experiencia que nos apetezca y acercarnos a tocar nuestros miedos y deseos de forma cómoda y controlada, mientras que la religión es un todo o nada que al que la acepta le exige compromiso y coherencia.

    Don Quijote cree en la ficción que lee y esa fe le atrapa y anula su distanciamiento, por eso cree su deber emprender su lucha como caballero armado.

  3. Marcos
    2013-03-28 22:51

    Paco: no sé, yo nunca he necesitado ese horizonte trascendente, me parece que la mera existencia es suficiente aliciente. Y en cualquier caso, la trascendencia, el objetivo, sería siempre insaciable, es decir, siempre habría que preguntarse cuál es el objetivo del objetivo hasta el infinito.

    Miguel: he procurado que quedase claro el carácter personal del texto: me explica a mí. Y para el que quiera (o no pueda no hacerlo) limitarse cualquier cosa sirve; pero fíjate que yo hablo de religión, no de creencias; no sé cuál es tu caso, pero la religión conlleva normas que han de cumplirse, y una explicación cerrada de las cosas: a eso me refiero.
    Y más: la ficción a la que me refiero fundamentalmente en el texto es la que no sabemos que es mentira, por eso digo que es aquella que más afecta a la realidad: mientras crees en los Reyes Magos existen y te afectan directamente y modifican tu vida, y lo mismo con las hadas o los monstruos: es su condición de verdad asumida la que los hace tan reales.

    Saludos

  4. Paco
    2013-03-29 01:58

    Me he explicado mal: No me refería a MI transcendencia, sino a la del universo. Me fascina y horroriza a partes iguales esa máquina descomunal sin finalidad ni sentido. Sería mucho más comprensible si fuera “el juguete” de alguien.

  5. Sebas
    2013-03-31 08:57

    Interesante tema….voy a escribir algunas cosas sin intención de modificar nada en tu forma de pensar, aunque parezca un absurdo, porque expresar mis diferencias quizás podrían hacerlo…
    Ateo= sin dios, lo que incluye reconocer algún dios, quizás mas acertado sería decir Agnóstico= otros tienen un dios o dioses , aunque yo no creo en ninguno.
    Religión= relación con dios. Puede existir un dios a quien no le hablo ni le contesto. No tengo relación con él.Coincido bastante con Miguel, creo que la Fe significa un acto positivo… Creo, Creo que mi madre y mi padre, son mi madre y mi padre sin tener que demostrármelo y al igual que tu ejemplo de los reyes magos, si un día me dijeran que no lo son, me sentiría muy desilusionado. Porque algo que creía muy firmemente deja de ser la verdad. Algo parecido me puede pasar con la ficción, pero como solo es ficción y ya lo se, la desilusión supongo sera menor. Y hablando de las leyes, en mi creencia y no solo me refiero a las “religiosas”, las leyes son para establecer un orden que nos permita (con)vivir mejor, pacto social que le llaman. Como escribió Miguel, hay un montón de leyes que exigen un compromiso que la ficción no.
    A modo de pensamiento práctico cuando pases cerca de un necesitado, no pienses, algún día cuando sea poderoso lo haré, dale ya ese poquito que tenés, o no tienes ese dios de la bondad en el fondo de tu corazón?. Ese YO que tanto te gusta de vos mismo. Creo que todos tenemos un dios en el cual creemos por sobre todas las cosas. La mayoría de las veces es uno mismo.

  6. Cristina
    2013-04-01 01:56

    Es curioso. A mi no me cuesta nada la no finalidad y el sinsentido, en cambio sí mucho más que detrás hubiera “alguien”. Eso sí que no lo comprendo. Comprendo, eso sí, la necesidad de la ficción. Acaso no es la creencia en un ser trascendente ficción “necesitada”?


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