TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
La Insignia ya no sigue. Han pasado diez años desde su nacimiento, cuando la internet que ahora conocemos era sólo una promesa. Entonces La Insignia fue un diario pionero en muchos sentidos. Apostó por la elaboración de un medio en red que aunase cultura y política, o más exactamente, un medio que llegase a lo político a través de la poesía y la literatura. Creyó, además, en una identidad latinoamericana, y por ello portugués y español convivían sin fricción alguna, y por ello nacionalidades y culturas se mezclaban con fruición ni jerarquías. Más: partió desde la izquierda, pero desde una izquierda sin dogmas ni partidos, una izquierda crítica con la vieja izquierda de consignas y anteojeras. Y creyó en la independencia: de criterio, de ideología, del poder. Una independencia radical que generó, desde el principio, la calidad de sus textos y la adhesión de muchos, y provocó el vacío y el silencio de los otros. Y esa voluntad de autonomía y libertad, la fidelidad al afán de construírse sin lodos ajenos, determinó su fin: habrá que plantearse si es también el fin anunciado de todo medio que quiera transitar por esos mismos caminos.
Es, también, una derrota de sus lectores. La Insignia llevaba tiempo despidiéndose, pero el cierre llega, como otros muchos simbolismos del diario, coincidiendo con el aniversario de la caída de la Segunda República, 31 de marzo, ahora de 2009. Es un grito menos, entonado además y persistente. Gracias a Jesús Gómez y a todos los colaboradores que desinteresadamente fueron poniendo sus letras. Al menos los navegantes podrán encontrarse el atolón y visitar sus costas. Escuchad todavía.
Coda en forma de tres preguntas a Jesús Gómez:
- Apuntas en la despedida a una posible vuelta, aunque de otro modo y otra forma muy distintas: ¿qué condiciones tendrían que darse?
- En primer lugar, que el mantenimiento del medio no supusiera una carga económica inadmisible para sus miembros; una publicación no es un blog: exige una dedicación mucho mayor y más constante, que no se puede afrontar con las manos vacías.
- Hay una incertidumbre que sólo atañe a los medios digitales: ¿lo publicado seguirá estando en red para consulta de cualquiera?
- La mitad de nuestros materiales se tuvo que borrar a lo largo de los últimos años, y el resto —esencialmente las secciones de Cultura y Ciencia— se mantendrá hasta nuevo aviso.
- ¿Eres consciente de las influencias que LI ha tenido en otros medios y personas? A lo largo de estos años, ¿hubo alguien al otro lado?
- La Insignia nunca habría estado no ya diez años, sino diez días en la red, si no hubiéramos sido conscientes de su papel; sobre todo en América Latina. Sinceramente, no teníamos corazón para cerrar un medio cuyas reproducciones de textos literarios o económicos eran las primeras versiones que llegaban a las escuelas de cierto país, o que establecía puentes y relaciones, normalmente invisibles para el lector medio, donde antes no había nada. Sé que en España se entendió poco y mal, pero fue un proyecto útil para la gente; útil en términos reales, no desde las típicas elucubraciones periodísticas que todos conocemos.
En cuanto las influencias que LI pudo tener en otros medios, son ellos quienes deberían responder a la pregunta.
2009-04-02 13:30
Lo lamento profundamente. Y sobre todo lamento el poso de amargura que se lee en ese texto de despedida, ese subtexto de “no vale la pena” que se adivina. Una malísima noticia.
2009-04-02 14:57
Una auténtica pena.
2009-04-03 13:38
Acabo de hacerle una visita al link de La Insignia que has puesto al principio. ¡Qué grande el artículo sobre Gelman!
Ese “infancia que pone un dedo sobre el tiempo” me levanta carne de gallina, porque el poema en sí envuelto en el envoltorio del magnífico artículo es todo un regalo. Lástima de revista que cierra. ¿Por qué las cosas buenas han de ser tan efímeras?
2009-04-03 16:13
A mí el poema me parece de echar la pota.
Y creía que a estas alturas de la película, ya nadie podía volver a contarnos la historia del abuelito apesadumbrado que busca a su nieta con tesón y dignidad. Hasta Heidi se me hizo más llevadero.
Sólo hay algo peor que un tío pelma: un tío pelma de izquierdas.
2009-04-03 21:39
Tú lo harías mejor. Pero de momento no lo has demostrado; solamente abres la boca para echar malhumorina sobre la grandeza de algo que no te alcanza, tío superior. Aj, igual me explicas eso de “echar la pota”, que no está en diccionario alguno, ni de derechas. La única pota buena es la de comer; con miel y nabos, mmmmmmmmm, buenísima (y de cerdo, x supues). Agur y profundiza en la Heidi por mí.
2009-04-03 23:35
Yo no se que decir en los entierros. Me quedo callado y saludo. Pero Jesús Gómez ya hace tiempo que venía anunciando su posible cierre y sus dificultades para continuar con el proyecto. Con todo, vivimos un periodo de cambios y es muy posible que pasado el tiempo Jesús Gómez se embarque en otro proyecto. Esperemos que sea solo eso: un nuevo cambio de piel.
2009-04-03 23:40
Olvide insertar este enlace donde ya anunciaban sus dificultades. No pudo ser.
2009-04-04 02:07
Trivializar sobre un caso tan flagrante como el de Gelman es motivo de estupor, si no de escándalo. Por suerte, me queda algo de memoria y con palabras más certeras que las mías, Manolo Vázquez Montalbán, no duda en llamarle poeta de los grandes. No le doy bien aún a eso de los links, que estoy aprendiendo sobre la marcha, pero id a la hemeroteca de El País, fecha 18/08/03 y leed “Gelman”, por Vázquez Montalbán. Ni a “estas alturas de la película”, ni dentro de veinticinco siglos se podrá hablar del caso con esa ligereza que se ha hecho aquí. De cualquier modo, me habré equivocado y mucho si la intención de La Insignia era divertir a la gente faltona y aburrida de sus mayores.
Marisol Brunet
2009-04-04 14:52
Escandalízate todo lo que consideres oportuno. A mi juicio, lo verdaderamente escandaloso es que se encumbre a un poeta absolutamente mediocre (pueril, muchas veces) por motivos extraliterarios. Me da igual que su historia personal sea dramática. Historias dramáticas las hay a miles. Pero cuando juzgamos literariamente, juzgamos literariamente y no de otra forma. Gelman es un poeta reconocido no por el valor de su obra poética, sino porque resume en su vivencia personal un momento y una situación sociopolítica.
Me da igual que Gelman sea una víctima de una dictadura horrible. Tengo mi opinión personal al respecto, pero cuando se me pone un poema delante, veo sólo el poema. En ese instante, como si Gelman es del Ku Klux Klan. Me la suda. ¿O es que acaso ahora la calidad de una obra literaria tiene que ver con la calidad personal de quien la produce? Porque si nos ponemos en ese plan, te digo desde ya que casi todo es una mierda.
Y su poema es de echar la pota. Ese y otros muchos.
2009-04-04 14:56
En fin. Que qué pena que cierre La Insignia.
2009-04-05 14:01
Hay un adagio muy antiguo: Vale más abortar a tiempo que criar mal torcido. Estoy segura de que la energía no muere, solamente se transforma. Por otro lado, siempre habrá gente que no sabe lo que es un hombre, que sólo sabe su precio. Aún están por ver los olmos que den peras y hay cosas que son intrínsecas a la condición del ser y son habas contadas: se tienen o no se tienen, independientemente de los que quieran llamar blanco a lo negro; a lo maduro, verde.
2009-04-05 15:50
Y también hay un cuento del escritor peruano Ribeyro que se llama “La insignia”. Lo tengo completo entre mis instrucciones de literatura para principiantes y es una pasada de bueno, buenísimo. Lo mássssss
2009-04-06 03:25
Y como última perla encontrada: “El poeta es una bailarina atada a una piedra” (es de Nietzsche).
¡Oeh!, con la salida de Alber. Me quivocao de si, tío; nadie va a cantarle la cartí porque está arropado por la camarilla. Fasha, fasha como lacopaunpí, ¿no? Pos con su pan selocó, man. Y una que se abre. Ni felices vacas, ni felices iones, que mush anegativina.
Ostras, qué curiosho, las perlas hayan de originarse gracias a la mala baba de las ostras. No hay mal que por bien no B.
Hasta nu
2009-04-06 19:04
No conocía el cuento de Ribeyro, magnífico; aunque no creo que Jesús lo tuviese en cuenta para el nombre de la revista, quizás ahora cobre un perveso significado. Puede leerse aquí.
Saludos
2009-04-06 20:20
Sí, la verdad es que el cuento es muy bueno. Aunque no parece muy relacionado, yo creo que en La Insignia sí lo tenían muy claro.