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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

Cinco joyas-hombres

Sólo he aprendido dos cosas en los últimos años: una es que realmente no sabemos nada de nada. Y dos, que en cuestión de hombres una jamás deja de aprender: desde el primero, hasta el último.

Pero si existen cinco especímenes atesorables y los encontramos en la vida, aunque sea nada más conociéndolos de refilón, ya nos damos por vencedoras.

El primer atesorable es el que te hace el mejor sexo oral. Esos hombres adelantan su lengua como carta de presentación y entonces entiendes todos esos lugares comunes de la gente cuando dice: ver estrellitas, irse al cielo, casi me muero…Podría estar hablando de las buenas chupadas en todas y cada una de mis próximas reencarnaciones: me conozco.

Sólo diré como gran verdad universal que los hombres no deberían empezar su vida sexual entrenando el cipote para el coito.

Su misión de aprendizaje debería iniciar con la lengua sí señor. A lamer, morder, succionar, acariciar y todas esas gracias que supongo deben tener su truco.

Lo malo es que, en ciertos casos y por la sobrevaloración del coito, se dan cuenta de que poseen ese músculo mirífico cuando sus erecciones empiezan a decaer, cuando engordan o cuando por alguna razón ya les da flojerita ayuntarse.

La labor de la lengua en el cunnilingus es un azote violento y el pégame pero no me dejes del acto sexual.

El segundo hombre atesorable es el que te mantiene, te mantuvo o te ha mantenido económicamente.

Ahora, queridas mías lo lamento mucho, todas debemos de trabajar. A talonear que la casa pierde. Si una no chambea prácticamente está mandando el apellido a la quiebra porque se necesitan los dos sueldos o más para ir con decoro por este valle de lágrimas.

Pero un hombre que ve por ti en lo económico es un hallazgo, y por encima de cualquiera, una persona que debe de quererte mucho para, además de comprarte la calzoneras y tus vicios, aguantarte las histerias.

El tercer hombre tesoro de la nación es quien pese a todo sabe ser un caballero. Y no hablo de la ridiculez de que se pare y te ceda el asiento, porque hay señores que necesitan más que una les ceda el lugar, porque están malitos o imposibilitados.
Hablo del tipo que te aguanta cuando estás borracha cantando “Viva mi desgracia” sin brassiere arriba de una rocola.

El que te puede ayudar a vomitar sin meterte mano cuando andas amanecida. Aquel que no habla mal de ti pese a que cuenta con horas-información de lo nefanda que eres.

El que aguanta a tus padres con paciencia, a tus hijos con ternura y a tus amigotas con resignación.

Todo aquel ser masculino que haya remontado con estoicismo tus ataques hormonales y no te haya asesinado, es digno de reconocerse.

El cuarto hombre es aquel que puede administrar sabiamente su “femeneidad”, su “machismo” y no teme, mas no adopta, la metrosexualidad. Esas ambiguedades en los hombres de que se pueden poner mascarillas humectadoras pero no aceptan que les hagan besos negros o que les besen la boca después de un fellatio porque menoscaba su hombría, aún no los comprendo.

El quinto hombre es el amasio. Hay varones que sólo nacieron para eso: para el brinco sexual.

Ni se amachinan, ni se casan, ni duran en las relaciones y sólo están para el colchonazo eventual. Ese número telefónico, tampoco hay que extraviarlo.

Post Scríptum: gracias a las aportaciones de debate en Facebook para éste y otros textos…

Elia Martínez-Rodarte | 22 de septiembre de 2009

Comentarios

  1. pau
    2009-09-22 13:12

    Anonadado me has dejado.
    Supongo que muchas mujeres aún no han abandonado su lado: sexo débil. Tú parece que si, pero en parte, porque para ser “caballero” no hace falta ser hombre; y para ser mantenida tampoco mujer.
    Por el primero… tienes toda la razón, aunque también podría ser compartido.

    Un sincero abrazo

  2. Cayetano
    2009-09-22 13:22

    Lo primero gracias por alegrarme el día con un texto tan redondo. Nada que decir salvo que, tras más de 30 años de relación con la misma amiga, el secreto (si me lo preguntan) consiste en “hacer” más que hablar y en darle a la lengua todo el rato (salvo para ciertas habilidades que señalas). Saludotes, ya que los abrazos y besos virtuales no me saben a nada ;-)


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