Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Me parece que fue Lewis Carroll, el famoso pediatra, el que escribió todo un libro de pequeños problemas matemáticos que había resuelto durante el sueño. Soy consciente que la mayoría de las personas son incapaces de resolver hasta el más sencillo problema de triángulos. Una estadística reciente mostraba que la mitad de los congresistas americanos no sabían qué cantidad sumaba un medio más un cuarto. No soy el culpable de esta deficiencia, y no me importa si es debida a los malos profesores o a taras insalvables. No es a ese tipo de personas a las que me dirijo. Me dirijo a las personas no analfabetas. Las demás pueden, por lo que a mí respecta, acelerar su muerte si eso les ayuda.
Respecto al tema de la resolución de problemas durante el sueño, lo que suele pasar es que a veces se agravan y a veces se revelan. La simple inercia hace que el cerebro siga trabajando sin inhibiciones en la búsqueda de una solución. Seguramente este método constituye una ventaja evolutiva notable. Los hombres del neolítico seguramente descubrieron el vehículo lanzapuentes de una forma parecida.
Otra cosa que había pensado es en si, dado que durante el sueño no hay inhibiciones, no serán algunas de esas personas tullidas para la matemática auténticos gimnastas de la geometría y forzudos del análisis. El sentido común me dice que no, y la experiencia muestra las habilidades de la mayoría de personas como un yermo desolado en el cual ni las ratas encontrarían alimento. Pero se trata de eso: compartir con Lewis Carroll y con Lex Luthor el sueño de un mundo en el cual no tengamos que vivir rodeados de imbéciles.