Con frecuencia nos despertamos con el mal sabor de boca de haber llevado a cabo acciones heroicas durante el sueño. Es muy cansado salvar a la humanidad, aunque sólo sea por aquello de cortar el cable rojo o el cable azul. Siempre hay, por cierto, un cable rojo y trenzado con él hay un cable azul. Y hay un reloj con una cuenta atrás que se parece sospechosamente a tu despertador y que, como él, sólo predice la tragedia.

Al contrario que en otras ocasiones, todo se reduce a cortar el cable con unos alicates estupendos.

Durante el día cometemos a veces el error de atarnos a otro reloj. No es verdad que nos sujetemos el reloj a la muñeca. Nos sujetamos nosotros a él. Es toda una declaración de intenciones el sujetarse un reloj a la muñeca. Si es un reloj de esos deportivos con cronómetro y nautico para regatas lo único que quiere decir es que tenemos una perspectiva poco realista acerca de nuestras expectativas acerca de lo que puede dar de sí el día. Y que no tenemos barco. Probablemente no lleguemos a usar nunca el reloj para calcular el tiempo que tardamos en recorrer el mar de una a otra boya, si es que es en eso en lo que consiste una regata, que tampoco lo sé muy bien. Eso está reservado para holgazanes a sueldo. Lo nuestro es mirar el reloj y en función de él trabajar comer y dormir, y no quejarnos nunca.

También al respecto hay un despertador que delicadamente y en función de los datos (?) que obtiene de una muñequera así en plan macenrou que nos ponemos para dormir, trata de no despertarnos en lo mejor del sueño, de no impedir el feliz desenlace de nuestros sueños húmedos, típicamente con animales del Seaworld o del Disneyworld, o de algún world.

No sé muy bien cómo va, pero me parece una idea estupenda. Se podría mejorar haciendo que sólo te puedas despertar si es la mañana de reyes y te han traido los Action Man Garrapata Challenge, o bien si es el día de tu primera comunión, ese en el que por primera vez vas a recibir a Cristo en tu corazón (aunque resulte que luego cambian al cristo por pan y al pan por una especie de papel, y el corazón tampoco es el corazón sino el tubo digestivo), o bien si eres mujer y es el día más importante de tu vida, ése en el que por fin te casas con tu Príncipe Azul (creo que no hace falta que moleste a nadie aquí). En definitiva: que sólo te puedas despertar si tienes que comulgar o casarte o tienes que ir a defender la patria con litros y litros de sangre, o algo parecido.

Purranki