Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Hay muchísimo debate en los medios públicos acerca de cuál debe ser la cantidad exacta de sueño que es necesaria para el sostenimiento de la vida humana. Es tan encenddo el debate que es difícil oir algo acerca del bombardeo de naciones de inferior calidad o acerca del inicio liguero, lo que sea que quiera decir eso.
Como buenos defensores de los razonamientos erróneos, usaremos la técnica conocida como “en el término medio está la virtud”. Esta técnica explica que no es bueno que te den mil ostias y tampoco es bueno que no te den ninguna. Lo óptimo es que te den quinientas. Esa es la gran técnica. Afirmar que el valor medio de lo que sea es siempre más acertado que el máximo o el mínimo.
Es evidente que ni estar en coma ni estar en vigilia permanente permite disfrutar de la vida adecuadamente. Lo más adecuado sería un intermedio entre ambos estilos.
Es más: lo ideal no es estar completamente despierto o dormido, como se hace habitualmente. Lo ideal es hacer como con la ingesta calórica y tratar de extender los beneficios o perjuicios a lo largo de todo el día, de forma uniforme.
Es decir, en vez de comerse un jamón y después dormir catorce horas, lo ideal es ir haciendo microsueños de 30 segundos dando cabezaditas de abuelete y comiendo chimos, o tonterías así para mantener el nivel de azúcar. Dormirse en medio de las conversaciones y aprovechar la somniloquia para realizar nuestras mejores aportaciones. Ya verán qué buen cuerpo se les queda, luego vienen y me lo agradecen.