Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
No soy nada partidario de los sueños de volar. He descubierto que me dan dentera. Volar en sueños proporciona todos los inconvenientes de volar y ninguna de sus ventajas. Es decir: consigues todo el vértigo y ninguno de los extras.
Extras de la aviación comercial:
1.- Asientos reclinables.
2.- La cálida sensación que consiste en alargar la mano en busca de un chaleco salvavidas debajo del asiento y, por una vez, encontrarlo.
3.- La comida avionil. Soñando no consigues comida avionil. Y la comida a bordo de los aviones es superfabulosa sin ningún género de dudas. Todo aquel que quiera discutir conmigo sobre este asunto, perderá. El ridículo resultante de esa derrota será lo suficientemente grande como para obligar a la persona derrotada por mí a recluirse en un monasterio, o quizás en una sucesión transfinita de monasterios concéntricos, para mayor seguridad en la ocultación de la verguyenza.
4.- En los aviones no se puede fumar, a tope. Es de los pocos ámbitos en que no fumar pasa de ser algo pasivo a ser algo activo. En esto se parece, sin embargo, a soñar, porque durante el sueño se puede soñar que se fuma pero no se puede fumar de forma efectiva. Se trata de un problema más amplio y abierto a matices, y que quizá deba ser abordado en otra ocasión, pero baste adelantar que fumar no se puede tampoco en los aviones y a la vez tampoco mientras se duerme. Es curiosísimo.
5.- Oir las conversaciones de otras personas lamentables a nuestro alrededor. Durante los vuelos avioniles se pueden oir conversaciones de personas lamentables, y podemos aprender más acerca de sus costumbres, de su hábitat, de su etcétera. El joven naturalista debe llevar siempre su cuaderno de campo a los aviones, y dibujar el perfil de su vecino en actitud de, por ejemplo, disfrutar de la deliciosa comida avionil.
Por todo lo arriba mencionado, no estoy nada a favor de volar por los aires sin todos los extras correspondientes. Los extras forman parte de la cosa principal. Es uno de los principios contradictorios en los que baso mi existencia.