Hay por ahí un grupo que se llama la Oreja de Van Gogh, y otro que se llama el Sueño de Morfeo. A mí me gustaría proponer entre mis humildes lectores el juego de los clichés. Cuánto tardará en aparecer el brazo de Cervantes y la polla de Rouco? Lo que sea.

Lo que venía de pensar es lo que tiene de recursivo ser Morfeo y ponerse a soñar. Si encarnamos cada una de las virtudes o aitems culturales, siempre acabamos en lo mismo: que llega un momento en el que la metáfora revienta.

Puede la Muerte morir? puede Morfeo soñar? ciertamente, Baco puede estar borracho, pero, puede Eolo ser arrastrado por el viento y a Pluvio sorprenderle la lluvia justo cuando había puesto la ropa a tender? Sin embargo, dado que cuando soñamos estamos soñando que estamos despiertos, resulta técnicamente posible irse a dormir dentro del sueño y, por qué no, soñar que se duerme y se resueña etc. Porque para dormirse sólo hace falta estar despierto y para morir estar vivo. En principio, que siempre hay alumnos aventajados en esto.

A mí, francamente, me importa un bledine, si no fuera por lo interesante que tiene irse a dormir y soñar que se va uno a dormir y sueña que se va uno a dormir y etc. Como todas las recursiones, esta debe acabar en algún mínimo insuperable. Este mínimo supongo debe ser (sorprendentemente) un huevo o una gallina, o Dios, o quizás el mismísimo Alfred Hitchcock, que suele andar cerca cuando hay un giro de estos.

Purranki