Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Sin deseos no puede haber pulsiones y sin pulsiones volición y sin volición no hay coflicto y sin éste no hay tironeo de la sustansia humana en tres direcciones incompatibles y exclusas.
Es por ello que si nos vamos a dormir colmados nuestros apetitos carnales gulares pictóricos y de los del tipo de la danza, es probable que no despertemos.
Que nos fagociten los almohadones de una vez y por siempre. Pues no se encuentre nada en la cabeza nada más pesado que el plumón de la almohada, sino al contrario.
Y que nadie ni nada pueda volicionarnos hacia afuera de tan contentos que estamos.
Es por eso que incluso en las noches sin sueño el riñón destila calladamente como una clepsidra que tuviera como finalidad poner fin a la quietud. Generar el primer deseo del nuevo día. El de levantarse pa echar un meo.
No es trivial. Podemos ver el mito fundacional de nuestra historia en Prometeo o en Orestes. Pero el motivo por el que nos levantamos por la mañana es a mear. Después ya viene hacer otras cosas. Pero lo primero es mear.